Hermann Hesse, el ¨²ltimo romantico
En toda su obra Hermann Hesse escinde y perfora a sus protagonistas para que lleguen a conocer su identidad personal. Autognosis, que dec¨ªa Dilthey. Su t¨¦cnica narrativa, como la de Unamuno, desentra?a lo esencial del hombre, sin describir paisajes ni celajes. Esta exploraci¨®n en las oscuridades del ser es una haza?a t¨ªpicamente rom¨¢ntica. Porque no es romanticismo la pasi¨®n tumultuosa ni el arrebato informe, sino que Bewustwerden oder romantisieren nennen (1), dice Ricarda Huch, para definir el esp¨ªritu rom¨¢ntico.
El protagonista de El lobo estepario es un neur¨®tico que se odia a s¨ª mismo y no puede comunicarse con los otros. ?Sin el amor a la propia persona es tambi¨¦n imposible el amor al pr¨®jimo?. Harry, el independiente absoluto, tan libre lleg¨® a hacerse, que termin¨® por no importarle nada. No obstante, se considera un extra-burgu¨¦s, uno de los raros. El burgu¨¦s es el hombre del compromiso y de la beata prudencia. Entre el santo, que se abandona al esp¨ªritu, y el libertino, entregado al instinto, el burgu¨¦s teje una alianza para salvaguardar suyo. Y, aunque el protagonista no tiene voluntad de dominio, la burgues¨ªa prospera por los lobos esteparios de dientes afilados y codiciosos. El hombre es dual porque, al estar dividido entre el instinto salvaje y el alma sentimental, vive un conjunto de m¨²ltiples yos. Hip¨®tesis neur¨®tica, metaf¨ªsica que Hesse trata de verificar en esta obra, para hacer salir al yo de su aislamiento. As¨ª, Harry se lanza al mar proceloso de la existencia, vive la pasi¨®n en un cuerpo de mujer y llega a sentir, con otra, hasta el amor personal. El lobo instintivo, o sea la pasi¨®n, se,ha unido al esp¨ªritu y conquista, finalmente, su identidad. En los delirios de la droga y de la libertad, se entrega al ¨¦xtasis amoroso de la multiplicidad sexual, necesidad revanchista del anacoreta ¨ªntimo que ha vivido como un fantasma. El equilibrio entre necesidad y libertad cree encontrarlo Harry viendo un teatro m¨¢gico que le revela su fracaso existencial. Entonces mata a la mujer que ama, quebrando as¨ª la magia de los espejos, el escenario de su vida. Y tiene que volver a empezar, pero no conoce las reglas del juego de la vida ?C¨®mo salvarse, s¨ª vivimos entre dos polos? Sobre todo, cuando se oye a Mozart, sin ser un asceta del esp¨ªritu, ni tampoco se siente instintivo aut¨¦ntico, un verdadero hippie, un liberado. As¨ª Harry Haller, semi intelectual consciente y b¨¢rbaro equilibrado, vive en la tensa cuerda de la ambig¨¹edad.El novelista no se interroga sobre el origen de esta biescisi¨®n de los hombres, que es su dial¨¦ctica negativa. ?Cada hombre est¨¢ escindido en principio, en se?or-siervo o en siervo-se?or (2), o, como dir¨ªa Hesse, en esp¨ªritu-instinto. Oposici¨®n no definitiva, porque es una etapa de la historia humana, resultado de la lucha de clases y el antagonismo espiritual. Hegel y Marx nos dan una cabal explicaci¨®n de esta situaci¨®n dual, f¨¢tistica, del hombre. Si lleg¨¢ramos a ser aut¨¦nticamente unos, no nos desquiciar¨ªa la multiplicidad de los yos. Y Hesse es consciente de esta problem¨¢tica cuando afirma que el hombre es el futuro del hombre, unidad a la que se puede llegar en el porvenir.
La dram¨¢tica existencial de Hesse adquiere proyecci¨®n universal en su obra cumbre, Juego de abalorios. El protagonista es un idiota integral o un espiritual innato. Es una historia pavorosa en la que no hay ni un soplo de vida real. El esp¨ªritu recorre todas las etapas en su camino de perfecci¨®n, desde el solfeo humilde a la maestr¨ªa l¨®gico-formal, y de aqu¨ª, a la ciencia, el magister ludi, la meditaci¨®n suprema. Klages hab¨ªa advertido que el espritu es hostil al alma y Max Scheller se?al¨® que la vida y el esp¨ªritu son principios originariamente opuestos. Sin embargo, Hesse obliga a su personaje a renunciar a vivir del esp¨ªritu y se integre en el mundo: ?Tambi¨¦n nosotros, los apol¨ªticos, pertenecemos a la historia universal y colaboramos para hacerla.? Hermosa lecci¨®n de un compromiso con la historia y conla vida.
Otra deliciosa novela, Narciso y Coldmund, representan la fantas¨ªa sensible y la abstracci¨®n solitaria. La historia comienza en un convento de la edad media, donde ambos son novicios. Al principio, sus naturalezas se rechazan y hasta repugnan, pero en la profundizaci¨®n de sus contrastes se reconocen como un ser id¨¦ntico que necesita complementarse. Esta par¨¢bola me dieval simboliza la oposici¨®n diferenciada entre esp¨ªritu y alma, raz¨®n y sentimientos, pero la amistad rec¨ªproca de estos personajes antag¨®nicos restablece su unidad problem¨¢tica.
Por ¨²ltimo, debernos hacer referencia a Das M?rchen, una colecci¨®n de cuentos, bien significativos de su romanticismo esencial, metaf¨ªsico, que nos describen el mundo en otras estrellas, el viaje por el espacio infinito, el s¨ªmbolo de un destino amoroso, la sucesi¨®n de los sue?os terrestres, los prodigios de la memoria. ?Todo es alegor¨ªa?, dice uno de los protagonistas. Si el cuento es un misterio que lo esclarece un rayo de luz, estos cuentos de Hesse son, por el contrario, adivinaciones fugaces de lo desconocido. Sobre el sentido ¨²ltirno de su obra podemos afirmar que se empe?¨® en superar las discrepancias lacerantes entre esp¨ªritu y alma, inteligencia y sentimiento, buscando la totalidad armoniosa del ser humano.
1. ?Romantizando se hace uno consciente.? 2. J. David Garc¨ªa Bacca
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