Las Vallas, una soluci¨®n inaplazable
La Federaci¨®n Espa?ola de F¨²tbol, por contemplativa, y algunos presidentes de club, por obtusos, son los aut¨¦nticamente responsables de la cadena de hechos violentos que se est¨¢n produciendo en la presente temporada en los campos de f¨²tbol. El haber negado la validez de las vallas durante a?os nos ha llevado a los desafueros actuales. Tiempo atr¨¢s era m¨¢s que previsible lo que est¨¢ sucediendo. Todo empez¨® con el esc¨¢ndalo del Bernab¨¦u en una final de Copa con el Barcelona. Aquel estallido se solvent¨® con la prohibici¨®n de la venta de cascos en los campos. Las posteriores invasiones de terrenos de juego se intentaron resolver por simples amenazas. El reciente acuerdo federativo se ha demostrado que es blandengue; las vallas no admiten aplazamiento.En este pa¨ªs tan anecd¨®tico resulta que el Comit¨¦ de Competici¨®n va a tener esta semana su calle de la amargura. Porque el problema es de ¨®rdago. El campo del Calvo Sotelo ya hab¨ªa dado que hablar alguna vez, y lo ocurrido el domingo ante el Gij¨®n es algo m¨¢s serio que lo acontecido con anterioridad en Barcelona y Burgos, pongamos por caso. En Puertollano ni siquiera pudo terminar el partido.
Como es natural, una vez m¨¢s, se har¨¢ responsable del desaguisado al ¨¢rbitro e incluso se argumentar¨¢ que el parte m¨¦dico se?ala que las lesiones no eran lo suficientemente graves como para que no pudiera continuar dirigiendo el partido. El argumento del parte m¨¦dico no debe servir para nada, porque para dirigir un encuentro conflictivo no basta tener el cuerpo en buenas condiciones; lo que importa es la serenidad y la frialdad suficientes para actuar con la mayor rectitud posible. Un hombre agredido tumultuariamente no est¨¢ en condiciones s¨ªquicas de. ejercer como juez.
El presidente del Calvo Sotelo ha amenazado con retirar al equipo de la competici¨®n, caso de ser sancionado. Esta s¨ª es una prueba que puede ser usada en su contra por el Comit¨¦ de Competici¨®n. Los presidentes amenazadores y los presidentes agresivos deben tener un correctivo superior al que hasta ahora se les ha aplicado.
La Federaci¨®n no puede aplazar a la pr¨®xima temporada la instalaci¨®n de las vallas. La Federaci¨®n, adem¨¢s, no debe aprobar a partir de este momento ning¨²n proyecto de nueva instalaci¨®n importante que no tenga prevista una alta valla e incluso un buen foso. Ya no vale el argumento de que unos pocos no deben avergonzar a una mayor¨ªa. Los hechos ocurridos en la presente temporada y los amplios antecedentes que existen demuestran, bien a las claras, que no se trata de hechos espor¨¢dicos y producto de alg¨²n loco. La violencia ha tomado carta de naturaleza en los campos de f¨²tbol y ya no caben las excepciones ni las contemplaciones.
La Federaci¨®n ya no puede conceder dilaciones a un tema que ella misma ha tomado en serio. En Sevilla, con motivo del encuentro internacional frente a Yugoslavia, hubo vallas en la mayor parte de los grader¨ªos del S¨¢nchez Pizju¨¢n. Lo denigrante fue que se quedaron sin ellas, lo que se considera una afrenta, los espectadores de la tribuna. Seguramente porque consider¨¦ que los m¨¢s pudientes no lanzan almohadillas al terreno de juego.
La Liga a estas alturas escuece. Todo hace pensar que a partir del presente momento los nervios estar¨¢n a flor de piel. Los t¨ªtulos, descensos se juegan en los partidos finales y sobre la tensi¨®n habitual recaen las primas de terceros, los intentos de soborno y los tejemanejes entre bastidores a bas¨¦ de sugerir o prometer traspasos.
El equipo de la semana, en la parte agradable, ha vuelto a ser el Atl¨¦tico de Madrid. La victoria al Sevilla ha sido fundamental. Para el Atl¨¦tico se vislumbra un final feliz. Esta semana tiene otro lance importante a costa de la Recopa. Un Atl¨¦tico campe¨®n de Liga y finalista europeo colmar¨ªa de felicidad a esos entusiastas socios, capaces de sufrir con resignaci¨®n otras batallas menos gloriosas.
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