La abstenci¨®n liberal impide la ca¨ªda de los laboristas brit¨¢nicos
Los liberales se abstuvieron en la votaci¨®n sobre el incremento en el precio del petr¨®leo y salvaron en la noche del lunes al Gobierno laborista de una derrota segura. El Gobierno gan¨® la votaci¨®n por nueve votos de margen. Para conseguir la abstenci¨®n, el l¨ªder liberal David Steel tuvo que enfrentarse a sus colegas de partido. Una derrota laborista hubiera significado el final del pacto que une a la Administraci¨®n con los liberales, y la probable convocatoria de unas elecciones que en este momento s¨®lo quieren los conservadores en este pa¨ªs.
Una derrota gubernamental hubiera supuesto, adem¨¢s, una locura administrativa considerable, porque la subida de lo precios de los carburantes estaba en vigor desde hac¨ªa una semana. Revocar ese aumento hubiera significado la devoluci¨®n de m¨¢s de seis millones de libras a los usuarios.Debilidad liberal
Detr¨¢s de la abstenci¨®n liberal est¨¢ tambi¨¦n la conciencia del partido de que su ¨²ltimo fracaso electoral, el de Stechford, la semana pasada, no s¨®lo fue producto de su pacto con e Gobierno, sino de su aparente indecisi¨®n para mantenerlo. E 28 de abril hay otra elecci¨®n parlamentaria, y hasta entonces los liberales tratar¨¢n de mejorar una imagen que nunca hab¨ªa parecido tan deteriorada como ahora. Si en Grinisby los liberales pierden tambi¨¦n el respaldo electoral, David Steel, de cuyo liderazgo se cumplen ahora nueve meses, podr¨ªa ver en peligro su propia posici¨®n.
La debilidad del partido de Steel, que con s¨®lo trece diputados no fue capaz de tomar una decisi¨®n en bloque sobre el voto de la noche del lunes hasta ¨²ltima hora, favorece a Callaghan. Cuando el primer ministro firm¨® el pacto sab¨ªa que la posici¨®n de Steel no era lo suficientemente, poderosa como para influir de verdad en la pol¨ªtica del Gobierno.
En realidad, los laboristas han ganado los votos o al menos la abstenci¨®n de los diputados de Steel mientras que ¨¦ste ha perdido la independencia de que antes hac¨ªa gala su partido.
En este contexto, la pretensi¨®n liberal de hacer o¨ªr su voz en el discurso program¨¢tico que la reina debe leer en la apertura del Parlamento el pr¨®ximo oto?o, aparece como una consecuencia pasajera del exceso de confianza que Steel ten¨ªa todav¨ªa hace una semana.
A pesar de que el portavoz econ¨®mico del Partido Liberal, John Pardoe, insiste en que se opondr¨¢ al Gobierno en el debate final de la ley financiera, de la que forma parte el documento de precios de carburantes, no parece que en estas circunstancias Steel permita una rebeli¨®n que pondr¨ªa a los liberales en la recta final de unas elecciones generales con las que ya los ha amenazado Callaghan. Una consulta de esa clase har¨ªa que el liberal dejara de ser el ?partido del microb¨²s?, para convertirse en el ?partido del taxi?, porque el n¨²mero de sus diputados podr¨ªa reducirse considerablemente, hasta caber todos juntos en un taxi.
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