M¨²sica religiosa de Bach y Verdi
Ya ha sido comentada m¨²ltiples veces la versi¨®n de la Pasi¨®n de Rafael Fr¨¹hbeck y la Nacional. Digamos, dejando a un lado la agitaci¨®n de la primera parte del viernes, y lo que inevitablemente tuvo que influir en los int¨¦rpretes, que la obra fue expuesta con seguridad y ponderaci¨®n. Los m¨²ltiples problemas que ofrece el aspecto-sonoro de la partitura fueron bien resueltos. Los dos coros y las dos orquestas, nutridos, pero no en exceso, lograron un buen equilibrio. La configuraci¨®n de la orquesta en obras como ¨¦sta es problem¨¢tica, ya que es inevitable, fuera de conjuntos especializados, la contradicci¨®n entre la orquesta que toca con instrumentos y t¨¦cnica moderna, y la presencia de instrumentos barrocos (como la gamba, los oboes d'amore y da caccia), que representan la irrupci¨®n de otra t¨¦cnica, sonido y afinaci¨®n, es decir, de otra est¨¦tica. Respecto de la cantidad, y dado que una orquesta moderna no se puede convertir en siete d¨ªas en una barroca, es absurdo el purismo de las agrupaciones reducidas (purismo, adem¨¢s, discutible hist¨®ricamente); por ello hay que aceptar un conjunto mayor (siempre que no est¨¦ desequilibrado), del mismo modo que no se puede pedir un vibrato, afinaci¨®n, t¨¦cnica vocal o instrumental historicistas (siempre y cuando el resultado no anule la obra). La orquesta son¨® bien en general (no tanto el continuo), como el Orfe¨®n Donostiarra, que tuvo una muy buena actuaci¨®n por afinaci¨®n y sonoridad. Entre los solistas destac¨® Louis Devos, evangelista cl¨¢sico, expresivo, musical, siempre fiel al texto. Notables Aldo Baldin, Franz Grundheber y Elisabeth Speiser, inferiores Kurt Widmar y Helja Angervo, dentro de un lirismo que no es el de la obra. Destaquemos la espl¨¦ndida participaci¨®n de nuestro viola de gamba Jordi Savall, cuya actuaci¨®n fue una irrupci¨®n de belleza y frescura netamente barrocas. Fr¨²hbeck dirigi¨® la obra con gran seguridad, dentro de una l¨ªnea germ¨¢nica en el ritmo y fraseo. Acaso se podr¨ªa echar en falta cierto italianismo, ya que no por ser esta obra una de las cumbres de la m¨²sica alemana deja de ser deudora de la secular tradici¨®n cat¨®lica italiana y de los ecos de las tribunas de San Marcos, no s¨®lo en su forma, sino tambi¨¦n en lo m¨¢s hondo de su humanismo. Todos los citados, con los solistas de la orquesta y la Escolan¨ªa del Recuerdo, fueron muy aplaudidos.La orquesta de RTVE ofreci¨® el Requiem de Verdi. Podemos decir a grandes rasgos que la concepci¨®n de Markevitch es racional, ligera, sobria, basada en la fuerza antes que en la tensi¨®n. Creo que merece la pena analizar de qu¨¦ modo afecta esto a la obra: el Requiem es evidentemente dram¨¢tico, pero que es dram¨¢tico no quiere decir sino secundariamente que sea oper¨ªstico: el dramatismo es interno, esencial en su estructura, su ritmo, su lirismo y hasta en su sentimiento religioso, no por ello menos sincero ni menos hondo que en Bach o Mahler. Es necesario tener esto presente para comprender la consecuencia aparentemente parad¨®jica de la versi¨®n que comentamos, y es que la sobriedad y ligereza afecta a un elemento esencial: el dramatismo, y por contrapartida se acent¨²a lo que la obra tiene de meramente oper¨ªstico (en sentido formal), por la raz¨®n, puramente l¨®gica de que al afectar a la materia la forma queda m¨¢s al descubierto. T¨¦ngase presente que estamos hablando siempre de la versi¨®n de uno de los no muy numerosos directores que consideramos verdaderamente inteligentes, musicalmente hablando., de nuestro tiempo.
J
S. Bach: Pasi¨®n seg¨²n San Mateo. Orquesta Nacional. Orfe¨®n Donostiarra. Director: Rafael Fr¨¹hbeck. Verdi- Requiem. Orquesta y Coro de R TVE. Director: Igor Markevitch.
Dentro del cuarteto solista hemos de destacar la actuaci¨®n de Manuel Cid: enormemente musical, emotivo, tenso, sabiendo adaptar la versi¨®n personal a la del maestro. Bien Carol Wyatt y Peter Lagger, de voz atractiva, aunque no totalmente adecuada a la obra. Muy inferior la soprano Neyde Thornaz.
La labor de coro y orquesta fue notable, aunque la cantidad sonora cayera en excesos desgracidamente tradicionales en la obra. Posiblemente hay grandes orquestas que suenan m¨¢s que la de la RTVE el d¨ªa que comentamos, pero el umbral de intensidad de esta orquesta es limitado (lo cual no es nada malo), y si se fuerza se pierde la personalidad sonora que indudablemente posee.
Podemos destacar entre los mejores momentos de la noche el Lacrymosa del Dies irae: flexible, de emotividad contenida pero sincera.
Coro, orquesta, director y solistas fueron muy largamente aplaudidos.
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