El fracaso de las asociaciones
La aprobaci¨®n de la ley de Asociaci¨®n Sindical plantea el tema de cu¨¢l va a ser el futuro sindical de qui¨¦nes, funcionarios o trabajadores, prestan sus servicios al Estado, las corporaciones locales y los organismos aut¨®nomos.Para los funcionarios del Estado, el Gobierno Su¨¢rez, en julio de 1976, cre¨® las asociaciones profesionales, reguladas por un decreto que ya lleva nueve meses de vida, tiempo m¨¢s que suficiente para que nos preguntemos por el eco que dicho decreto ha tenido entre los funcionarios.
Hasta ahora, diez asociaciones
La pregunta tiene dos posibles respuestas, una de car¨¢cter cuantitativo y otra cualitativa. Cuantitativamente el balance no puede ser m¨¢s triste para el Gobierno Su¨¢rez, pues actualmente son s¨®lo diez las asociaciones reconocidas. No obstante tal vez arroje mayor informaci¨®n el que diga que en un ministerio como el de Educaci¨®n y Ciencia, con m¨¢s de 158.000 funcionarios, s¨®lo tres cuerpos, el de Catedr¨¢ticos de Escuelas Universitarias del Profesorado (755 funcionario de plantilla) y el de Profesores de Formaci¨®n Profesional (699 funcionarios) y el de Profesores adjuntos de Escuelas de Formaci¨®n Profesional (235 funcionarios), se han hecho eco del decreto de asociaciones profesionales de funcionarios. En el Ministerio de Gobernaci¨®n, con m¨¢s de 83.000 funcionarios civiles, s¨®lo est¨¢ constituida actualmente la Asociaci¨®n de T¨¦cnicos de Comunicaciones (201 funcionarios) y, en constituci¨®n, la del Cuerpo Ejecutivo de Telecomunicaci¨®n (2.856 funcionarios).
El an¨¢lisis cualitativo del proceso de creaci¨®n de asociaciones profesionales de funcionarios arroja datos que permiten desentra?ar el aut¨¦ntico eco del decreto del Gobierno Su¨¢rez.
La primera nota que ha presidido el proceso de creaci¨®n de asociaciones es el amarillismo, o dicho en pocas palabras, la descarada intervenci¨®n del Gobierno para propiciar la creaci¨®n de asociaciones.
Amarillismo
Tal vez el caso m¨¢s claro de amarillismo asociativo sea el de la Asociaci¨®n Independiente de "ncionarios de la Administraci¨®n institucional de Servicios Socioprofesionales, donde hombres de la Federaci¨®n Social Independiente han alentado y favorecido su creaci¨®n desde los altos cuerpos que ocupan en la Organizaci¨®n Sindical.
Otro caso ejemplar de amarillismo es el de la Asociaci¨®n de Fu?cionarios de los Cuerpos Generales de la Presidencia del Gobierno, creada por altos funcionarios de Presidencia, y domiciliada, para colmo, en una oficina de la propia Presidencia del Gobierno.
El Gobierno ha jugado su.carta con las asociaciones profesionales y ha fracasado en el empe?o. Se ha llegado en alg¨²n caso (Servicio Nacional de Productos Agrarios, del Ministerio de Agricultura) a convocar oficialmente a los funcionarios para asistir a reuniones de creaci¨®n de asociaciones, pagando dietas de desplazamiento, advirti¨¦ndose a los funcionarios que, de no asistir a semejante convocatoria, deber¨ªan justificar debidamente su ausencia..
Digo que el Gobierno Su¨¢rez ha fracasado porque los funcionarios se han dado cuenta que el asociacionismo funcional les divide. Valgan dos ejemplos para comprenderlo. Con el Soivre (Ministerio de Comercio), se han creado dos asociaciones profesionales, una para los ?35! funcionarios del Cuerpo de Inspectores, y otra para los 79 funcionarios del Cuerpo de Ayudantes de Inspecci¨®n.
Algo mejor fue la cosa entre los funcionarios del Instituto Geogr¨¢fico y Catastral que, para 582 de ellos, han constituido nada menos que tres asociaciones, la de Ingenieros Geogr¨¢ficos (cien funcionarios), la de Ingenieros T¨¦cnicos (445) y la de Delineantes Cartogr¨¢ficois (37 funcionarios).
El plebiscito de la indiferencia
Pero si adem¨¢s tenemos en cuenta que varias de las asociaciones constituidas ya exist¨ªan anteriormente bajo la disciplina azul de la Secretar¨ªa General del Movimiento (profesores de escuelas universillarias, profesores de universidades laborales y profesores de formaci¨®n profesional), que otras se han creado alentadas desde viejos esquemas de mutualidades de funcionarios (Asociaci¨®n del Cuerpo de Intervenci¨®n y Contabilidad y Asociaci¨®n del Cuerpo T¨¦cnico de Aduanas), y que hay alguna (como la Asociaci¨®n de Fancionarios de los Cuerpos Generales de Obras P¨²blicas), que ya exist¨ªa al amparo de la legislaci¨®n de asociaciones civiles, creo que con justicia podemos afirmar, que los funcionarios no han hecho uso relevante de las asociaciones profesionales reconocidas en julio de 1976 y que, tras el plebiscito que supone el desuso de esta posibilidad legal, se puede afirmar que los funcionarios no est¨¢n per las asociaciones. Tome buena nota de ello el Gobierno Su¨¢rez y muy especialmente Alfonso Osorio, ministro responsable de la funci¨®n p¨²blica.
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