Un nuevo error
LA DIFERENCIA entre una sociedad democr¨¢tica y otra que no lo es reside en el hecho de que en la primera los derechos de los ciudadanos est¨¢n garantizados jur¨ªdicamente, y en la segunda administrados arbitrariamente. La caracter¨ªstica de la actual gobernaci¨®n espa?ola es su absurda discrecionalidad y su permanente man¨ªa de administrar el pa¨ªs como un profesor de p¨¢rvulos su clase: castigando, premiando, prometiendo, examinando... Sin ninguna legitimaci¨®n verdaderamente popular que le avale, por supuesto.Lo sucedido con Ia prohibici¨®n del Aberri Eguna es buena muestra de cuanto decimos y advertencia bastante para el futuro. La nota del Ministerio de la Gobernaci¨®n desautorizando la celebraci¨®n del D¨ªa de la Patria Vasca es por dem¨¢s casi risue?a. Resulta que el Gobierno, acosado por un invisible sentimiento de culpabilidad, se siente en la necesidad de explicar su acto reebridando lo bien que se est¨¢ portando con los vascos, en la concesi¨®n de la amnist¨ªa. Pues esto, caballeros, es m¨¢s que irritante. Y es desconocer de plano una vez m¨¢s cu¨¢les son las motivaciones y coordenadas por las que se mueve el problema pol¨ªtico vasco. Es nuevamente franquismo y torpeza unidos en la agresi¨®n a los derechos de una comunidad, que no son reconocidos, sino s¨®lo a veces concedidos de acuerdo con los gustos o disgustos del Poder.
Dice el Gobierno que no permite la celebraci¨®n del Aberri Eguna, porque ?no quedaba garantizado el orden p¨²blico ni la seguridad de los ciudadanos?. Pero ni el orden ni la seguridad est¨¢n siendo garantizados desde hace a?os en el Pa¨ªs Vasco por culpa, entre otras cosas, de una pol¨ªtica gubernamental absurda y muchas veces denunciada como discriminatoria. No merece la pena hacer recuento de muertos para demostrar esta aseveraci¨®n.
La prohibici¨®n del Aberri Eguna es un error pol¨ªtico m¨¢s a a?adir a la lista de errores cometidos en el Pa¨ªs Vasco, desdice de las promesas de democracia y contrasta con el anuncio de unas elecciones verdaderamente libres. Por lo dem¨¢s, hacemos votos para que la paz, el orden y la seguridad en aquellas tierras sea un hecho real a corto plazo. Pero debe saber el Gobierno que si con su actitud radicaliza las posturas, tambi¨¦n ¨¦l ser¨¢ responsable de cuanto suceda. Y debe asumir tambi¨¦n el hecho simple de que un orden instaurado sobre la fuerza no es nunca verdadero orden ni verdadera paz.
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