El premio Ja¨¦n
No abundan los concursos de piano de categor¨ªa internacional. Las dificultades de organizaci¨®n son m¨²ltiples.
En Espa?a, la actividad musical precaria e improvisadora, y los concursos de piano, con participaci¨®n de int¨¦rpretes extranjeros, raros. Los que existen salvan obst¨¢culos de toda ¨ªndole, el mayor la poca ayuda cuando no la indiferencia oficial.
Entre todos ellos, el Premio Ja¨¦n ha ganado un s¨®lido prestigio en el ramificado, extenso mundo del pianismo mundial.
Es el piano el instrumento rey. Su valiosa literatura le avala. Su pr¨¢ctica nunca ha deca¨ªdo; por el contrario, hoy se toca m¨¢s y mejor que nunca. En todos los pa¨ªses, sin excepci¨®n. La exigencia de los p¨²blicos es, por tanto, cada vez m¨¢s alta. Y hay que aquilatar mucho, mirar bien qui¨¦n tiene o no posibilidades de hacer carrera en ese in trincado mundo del concertismo de piano.
Los concursos, verdaderas oposiciones por su tensi¨®n y dureza, siguen siendo, por ahora, y creo lo ser¨¢n por mucho tiempo, el ¨²nico procedimiento apto para clarificar el panorama multitudinario del piano y extraer, lanzando un poco de fama sobre ellos, los artistas sobresalientes de las nuevas generaciones.
La calidad de estos artistas necesita del refrendo de un concurso serio, con prestigio para poder iniciarse en el complicado mundo del concertismo. All¨ª podr¨¢n navegar o hundirse, pero el concurso que ganaron les dio confianza en si mismos y una oportunidad para abrir se camino.
En este aspecto, el Premio Ja¨¦n cumple todas las misiones de un buen concurso. M¨¢s de veinte ediciones le dan, adem¨¢s, la necesaria solera.
El Instituto de Estudios Jiennenses, que dirige don Jos¨¦ Antonio de Bonilla y Mir, y, que tan importante labor cient¨ªfica y literaria ha realizado en los ¨²ltimos tiempos, organiza este concurso, cuyas pruebas se celebran en el Instituto Nacional de Ense?anza Media Virgen del Carmen, de Ja¨¦n. Detr¨¢s de todo ello est¨¢, como ocurre tantas veces en Espa?a, el hombre que lo da todo por una causa. Me refiero al arquitecto Pablo Castillo, personificaci¨®n de la generosidad. Castillo es el alma del Premio Ja¨¦n. Animoso, lleno de empuje, es capaz de mantener con su sola presencia, durante a?os y a?os, este concurso.
De ¨¦l han salido, en ¨¦l se han confirmado artistas que hoy disfrutan de un lugar envidiable en el panorama musical. Recordemos a Rafael Orozco y Joaqu¨ªn Soriano, entre los espa?oles, y Valentina Diaz de Frenot y Boris Blokh, entre los extranjeros. En los ¨²ltimos a?os los japoneses han dado la batalla a pianistas europeos y americanos. El a?o pasado triunf¨® Michiko Tsuda. Este a?o otra japonesa, Joshimi Fujimura, alcanz¨® el segundo premio gracias a su limpio y brillante sonido. Fujimura frasea sin problemas, con buena t¨¦cnica y grata musicalidad. El Scarbo raveliano fue objetivado por ella con claridad y exactitud poco frecuentes, aunque se mostrase un poco fr¨ªa en todo momento.
El vencedor absoluto del Premio Ja¨¦n, como es sabido, fue el espa?ol Josep Colom. El pianista catal¨¢n ha dejado de ser una promesa. Hoy es un artista maduro, con amplios recursos t¨¦cnicos. Colom ha ganado otros premios antes de obtener ¨¦ste. Su interpretaci¨®n puede pecar, a veces, de atormentada, pero siempre es segura, honda, personal. Se le pod¨ªan pedir m¨¢s contrastes unas veces, menos precauciones otras, pero todo esto se lo ir¨¢ dando el futuro, que prevemos halag¨¹e?o para ¨¦l.
Ser¨ªa injusto que olvid¨¢semos la actuaci¨®n del franc¨¦s Marc Ponthus, ganador del premio especial Hazen al mejor int¨¦rprete de m¨²sica espa?ola. Ponthus concibe e interpreta las obras como un verdadero artista. Su Navarra fue muy convincente, y result¨® una l¨¢stima que, en la fase final, un error en el Preludio, coral y fuga, de C¨¦sar Franck, le trastornase, impidi¨¦ndole tocar al m¨¢ximo de sus posibilidades.
El jurado del Premio Ja¨¦n presidido por el compositor y pianista Javier Alfonso, lo integraban profesores de los conservatorios de Par¨ªs, Berna, C¨®rdoba, Friburgo y Madrid, adem¨¢s de algunos concertistas ganadores de anteriores ediciones.
Ellos, como todos los que hemos asistido al Premio Ja¨¦n, guardar¨¢n de seguro el m¨¢s grato recuerdo de unas fruct¨ªferas jornadas de arte y m¨²sica.
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