Los sindicatos brit¨¢nicos, dispuestos a un acuerdo con el Gobierno

Los sindicalistas brit¨¢nicos que comenzaron ayer a negociar la tercera fase del ?contrato social? con el Gobierno laborista se mostraron m¨¢s enigm¨¢ticos que nunca sobre sus condiciones, pero est¨¢n dispuestos de todos modos a lograr un acuerdo que salve a la administraci¨®n de cualquier posibilidad de elecciones generales inmediatas y de graves problemas econ¨®micos.
James Callaghan, el primer ministro, ha dicho que si la tercera fase de controles salariales consigue la aprobaci¨®n sindical ?Gran Breta?a podr¨ªa vivir una d¨¦cada dorada a partir de 1980?.La mayor dificultad que le plantean los sindicalistas al Gobierno para aprobar una nueva etapa de control de aumentos de sueldos se basa en las reivindicaciones sobre los l¨ªmites a la importaci¨®n, que las Trade Unions consideran esencial para rebajar el ¨ªndice de inflaci¨®n y aumentar el nivel de empleo.
Una decisi¨®n que favorezca esas aspiraciones sindicales es dif¨ªcil de tomar porque los compromisos europeos e internacionales del Reino Unido obligan a este pa¨ªs a mantener importaciones de art¨ªculos que tambi¨¦n se producen en el pa¨ªs.
Espa?a puede verse afectada
Cada vez que este tipo de temas sale a la luz se renueva en Gran Breta?a la oposici¨®n de los sindicatos a la permanencia del Reino Unido en el Mercado Com¨²n Europeo, aprobada en 1973 y refrendada en junio de 1975.Entre los pa¨ªses que resultar¨ªan afectados por un control en ese sentido ser¨ªa Espa?a, que entre otros productos exporta acero al Reino Unido.
Con Jap¨®n ha logrado Londres una serie de acuerdos que limitan la exportaci¨®n de autom¨®viles y art¨ªculos electrodom¨¦sticos. Con pa¨ªses como Espa?a se ha llegado a la adopci¨®n de medidas antidumping, que hacen dif¨ªcil las ventas, y que en, cierto modo satisfacen a los sindicatos.
Una pol¨ªtica general de control de las importaciones es imposible en las actuales circunstancias. A cambio, los sindicatos quieren ?una vuelta ordenada a la negociaci¨®n colectiva de salarios?, aunque est¨¢n de acuerdo con la apreciaci¨®n del Gobierno sobre el desastre que significar¨ªa para el pa¨ªs ?una explosi¨®n? de los sueldos.
Lo que el Gobierno laborista ofrece como compensacion a la renovaci¨®n de los controles salariales es una reducci¨®n generosa del nivel de impuestos y un control de precios que limitar¨ªan la inflaci¨®n, situada ahora a un nivel, ligeramente superior al 20% anual.
Diferencias salariales
Las negociaciones que se iniciaron ayer tambi¨¦n intentan restaurar diferencias en las escalas salariales, que son la causa de los principales problemas que en las ¨²ltimas semanas han afectado a la British Airways y a la British Leyland.Estas conversaciones tambi¨¦n pueden significar el principio del fin del ?contrato social?. Ninguno de los l¨ªderes sindicales que ayer participaron de la negociaci¨®n de la ?tercera fase? est¨¢n dispuestos a permitir que las restricciones salariales sigan imponi¨¦ndose indefinidamente mientras esta administraci¨®n permanezca en el poder.
Los sindicalistas consideran que ?el Gobierno ha de crear el clima adecuado para que las negociaciones resulten aceptables para ambas partes?. El ultim¨¢tum sindical debi¨® estar presente en la reuni¨®n de ayer porque el ministro de Hacienda, Denis Healey, defini¨® la primera ronda de conversaciones con palabras distintas a las habituales: ?M¨¢s que confiado -dijo- estoy firmemente dispuesto a hacer que estas negociaciones conduzcan a una renovaci¨®n de los actuales l¨ªmites salariales?. En a?os anteriores la palabra ?confiado? aparec¨ªa en todas partes.
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