Incongruente Fraga

Aqu¨ª, en provincias, cuando se anuncia la llegada de un l¨ªder para presentar su partido, la gente acude con mayor o menor prestancia, seg¨²n sea la aureola del personaje. Ya han desfilado por C¨®rdoba Camu?as, Gil Roblel (Jr.), Garrigues, Rojas Marco, Tierno... Quien quiso o¨ªrlos no tuvo dificultad. La entrada era libre y la publicidad escasa. Sin embargo, con plana en ¨¦l diario local, se anunci¨® el 25 de febrero la actuaci¨®n de Fraga en un c¨¦ntrico cine con el siguiente slogan: ?Con tu presencia, afirma el deseo un¨¢nime del pueblo espa?ol: seguridad, justicia y progreso en la paz.? Parec¨ªa que cualquier cordob¨¦s amante de estos tres postulados pod¨ªa escuchar al se?or Fraga, pero cu¨¢l no ser¨ªa nuestra. sorpresa al intentar penetrar en el local y exig¨ªrsenos la correspondiente invitaci¨®n. O sea, que el acto era solamente para los verdaderos amigos de la, Alianza Popular. ?Popular? Afortunadamente, un joven del servicio de orden me invit¨®, a pasar... Pocas localidades quedaron sin cubrir. Y digo afortunadamente, porque escuchar a Manuel Fraga es interesante si se va sin partidismo y sin fanatismo. Siempre que se refer¨ªa al pasado era m¨¢s aplaudid¨® que cuando hablaba del futuro. Una de las diecisiete interrupciones que tuvo fue cuando dijo: ? Se ha de luchar contra la corrupci¨®n. Yo mismo he visto frenada mi carrera pol¨ªtica por oponerme a la corrupci¨®n.??Cu¨¢ndo ocurrri¨® tal corrupci¨®n que le oblig¨® a dejar su cartera ministerial impidi¨¦ndole llegara la Jefatura del Estado? Porque suponemos que frenar a un pol¨ªtico es impedirle un grado m¨¢s en su status. Luego, alguna parte de esos cuarenta a?os, hay que volar. Los Ribadelagos, las viviendas del San Blas o Virgen de los Reyes, etc¨¦tera, eso no hay que volarlo, se caen s¨®lo por su propio peso. En fin, in congruencias de la pol¨ªtica que necesita de caras nuevas porque las viejas ya hemos visto lo que han dado de s¨ª.