La zaga del Atl¨¦tico de Madrid no aguant¨® el vendaval germano
El Hamburgo, en un magn¨ªfico partido, venci¨® por 3-0 a un desconocido Atl¨¦tico de Madrid y ser¨¢ uno de los finalistas de la Recopa europea. El conjunto alem¨¢n fue superior, salvo en los momentos finales, tanto en su planteamiento t¨¢ctico, como en entrega y hasta en suerte. A Kluno Klutzer le funcion¨® su planteamiento con dos delanteros centros, pues Reimann no rompi¨® el esquema de juego, pero Eusebio, su marcador, s¨ª dej¨® notar la ausencia ?le Alberto en el Atl¨¦tico. El partido, por ello, se resolvi¨® ya en la primera parte con los tres goles conseguidos en el plazo de diez minutos. En efecto, los comienzos no pudieron ser peores para el Atl¨¦tico. Por fin se confirm¨® la alineaci¨®n de dos delanteros centros en el Hamburgo: Reimann, que arrancaba desde atr¨¢s como media punta, y Keller. Luis se decidi¨® tambi¨¦n por sacar a Eusebio en lugar de Alberto. El partido estaba planteado en cuanto a marcajes con una claridad, meridiana, y lo ¨²nico que deb¨ªa hacer el Atl¨¦tico era sujetar de cerca a sus rivales para aprovechar cualquier fallo con su Contraataque. No hab¨ªa sorpresas previas, pues en el f¨²tbol de hoy ya es dif¨ªcil sorprender a nadie. Sin embargo, lo que permiti¨® al Hamburgo marcar tres_goles en los primeros 45 minutos y no conseguir otro por pura casualidad se debi¨® simplemente a que el Atl¨¦tico rompi¨® su esquema cl¨¢sifico de centro de campo y, adem¨¢s, no jug¨® con la misma garra que los alemanes. Benegas se peg¨® a Keller, y Eusebio a Reimann, como era l¨®gico, pero el problema fue que Leal descuid¨® completamente a Memering, por ejemplo (de ¨¦l parti¨® el segundo gol), y sobre todo ning¨²n delantero rojiblanco se retras¨® para evitar las oleadas atacantes de los defensas alemanes. S¨®lo tras unos minutos iniciales en que el p¨²blico enmudeci¨® por el peligro del contraataque rojiblanco (un tiro de Ayala fue a c¨®rner rozando un poste, y Rub¨¦n Cano a punto estuvo de llevarse un bal¨®n al borde del ¨¢rea) se impuso la enorme fuerza local. El centro del campo era de dominio absoluto suyo, pues Reimann s¨ª enlazaba con Memering y Magath, mientras Eusebio dejaba perdidos a Leal y Robi.
Las cosas empezaron a ponerse mal despu¨¦s de una retenci¨®n absurda de bal¨®n a cargo de Reinaante Keller. No hubo peligro entonces, pero fue el primer s¨ªntoma de la serie de fallos, a parte ya de la falta de mordiente y orden que iba a prodigar el Atl¨¦tico. A los quince, minutos, Cap¨®n centr¨® mal a Nogly, que se hab¨ªa ido una vez m¨¢s al ataque, y luego de tocar Keller y salvar Reina no marc¨® Steffenhagen de casualidad. Pero dio lo mismo. En el siguiente cuarto de hora se iban a producir los tres goles; fueron con suerte, de acuerdo, pero estamos en lo de siempre: la suerte s¨®lo se da a quien la busca con ah¨ªnco, y el Atl¨¦tico, que no puso orden verdaderamente hasta que entr¨® Alberto en el equipo, tampoco ech¨® el coraje que en el segundo tiempo del partido de ida, sin ir m¨¢s lejos. Adem¨¢s, el coste Impidi¨® que Hidien marcara el cuarto gol a los 42 minutos, y en el Hamburgo todo funcionaba a la perfecci¨®n y con enorme movilidad para desdoblarse sus hombres.
La vuelta de Alberto en la segunda parte era, por todo ello, imprescindible. El equipo quiz¨¢ no pon¨ªa ardor porque les faltaba el mismo orden para no luchar en balde. De cualquier forma, Rub¨¦n Cano y Ayala, sobre todo el primero, estuvieron desastrosos. La ¨²nica ocasi¨®n rojiblanca en la primera parte fue un centro de Eusebio y subsiguiente remate de cabeza de Pereira, ya con el 3-0 en el marcador. Sintom¨¢tico. Antes, nada de nada.
En los, ¨²ltimos 45 minutos, pues fueron totalmente contra corriente, y el que debi¨® cargar con el peligro de un gol al contraataque fue entonces el Atl¨¦tico. Primeramente casi marca de cabeza Pereira en propia meta, pero despu¨¦s el Hamburgo tuvo cinco ocasiones de gol a cargo de Memering, Reimann y tres de Magath. Fue una l¨¢stima, eso s¨ª, el toque de cabeza de Pereira, que por llevar demasiado efecto no entr¨® tras dar en un poste y sacarlo r¨¢pidamente la defensa. Tambi¨¦n un remate de Alberto alto a dos minutos del final, que result¨® el ¨²ltimo cartucho. ?l Atl¨¦tico domin¨® en los minutos postreros, y Luis sustituy¨® a Ayala por Aguilar. Era ya el canto del cisne. La suerte (nunca mejor dicho) estaba echada desde el principio, pues Klutzer le gan¨® la partida a Luis claramente en el conjunto del partido. La aplicaci¨®n con que los alemanes se dedicaron a la Iabor hizo el resto. Amsterdam, efectivamente, estaba y est¨¢ m¨¢s cerca de Hamburgo que de Madrid. El Atl¨¦tico se puede centrar ya del todo en la Liga mientras el Hamburgo puede celebrar desde ayer su condici¨®n de finalista. El pr¨®ximo fin de semana lo har¨¢ conjuntamente con el Borussia al visitarle en Moenchengladhack dentro de la Bundesliga. El f¨²tbol alem¨¢n est¨¢ de enhorabuena una vez m¨¢s. El espa?ol ha vuelto a demostrar su impotencia cuando se necesita forzar la m¨¢quina. Hamburgo, desde luego, no fue Split para el Atl¨¦tico.
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