Alemania y Guernica
EL PROXIMO 26 de abril, a media tarde, se cumplir¨¢n cuarenta a?os de la destrucci¨®n de Guernica por un ataque masivo y deliberado de la llamada ?Legi¨®n Condor? contra la hist¨®rica villa foral. El episodio es demasiado conocido: durante el avance franquista hacia Bilbao Guernica fue asolada desde el aire y a la luz del d¨ªa por unas escuadrillas de la aviaci¨®n alemana. La agresi¨®n a¨¦rea no fue una pasada epis¨®dica de bombardeo que formase parte de una batalla disputada en tierra. Fue un acto deliberado, que dur¨® varias horas, en el que tomaron parte aviones que se relevaban tras agotar las municiones de los otros; se bombardeaban todos los edificios; luego se derramaron bombas incendiarias para lograr que el fuego aniquilase lo que quedaba en pie. Finalmente, se ametrallaron males de habitantes y de transe¨²ntes que por ser d¨ªa de feria hab¨ªan acudido a la villa. Fue un acto consciente contra una ciudad que representaba simb¨®licamente la vieja tradici¨®n foral de los vascos dentro de la Espa?a antigua.Se quiso montar en torno al escandoloso suceso una farsa hist¨®rica que sirviera para paliar la repercusi¨®n de la noticia en los medios de comunicaci¨®n internacionales: ?Guernica -se dijo- no ha sido bombardeada, sino destruida por sus propios habitantes rojo separatistas.? Tomaron parte en esa versi¨®n todos los servicio! de la propaganda y algunos -pocos- corresponsales extranjeros que se prestaron al enga?o. Los supervivientes del bombardeo y los testigos que lo presenciaron desde sus caser¨ªos o pueblos circundantes hubieron de guardar silencio durante muchos a?os, hasta que t¨ªmidamente algunos investigadores empezaron en Espa?a a corregir la versi¨®n oficial.
La destrucci¨®n de Guernica fue un prop¨®sito calculado. La acci¨®n fue un ensay¨® de destrucci¨®n masiva desde el aire y tambi¨¦n una advertencia al pueblo vasco que la Historia ha explicado m¨¢s tarde por qu¨¦ se hac¨ªa.
Hay que reconocerlo as¨ª para contribuir a la reconciliaci¨®n de los pueblos de Espa?a bajo la Monarqu¨ªa constitucional. Si las mentiras no se esclarecen, se pueden convertir en traumas s¨ªquicos de los que nacen luego las enfermedades colectivas. En las guerras civiles se producen siempre injerencias extranjeras; pero eso no excusa la presencia de una unidad entera de los ej¨¦rcitos de Alemania en el hecho que evocamos. La Rep¨²blica Federal de Alemania, admirable en tantas cosas, no ha dejado de reparar en cuanto estuvo en su mano las atrocidades que el r¨¦gimen hitleriano cometi¨® a lo largo de su paso por la Historia. Lo ha hecho con Israel; lo hizo con Polonia; lo ha llevado a cabo una y otra vez con sus amigos y aliados los franceses. Las primeras autoridades germanas se han inclinado ante las ruinas de Auschwitz, de Dachau y de Buchenwald. ?Por qu¨¦ no con el pueblo vasco? ?Por qu¨¦ no un gesto simb¨®lico, una estela memorial, un homenaje silencioso, una reparaci¨®n moral de Alemania? ?Por qu¨¦ no ahora, antes del 26 de abril, cuando es hu¨¦sped de Bonn el Rey de Espa?a, Juan Carlos I, heredero del se?or¨ªo de Vizcaya?
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