"El ¨²nico compromiso del arte es el est¨¦tico"
Entrevista con el compositor argentino Alberto Ginastera
EL PAIS: El hecho de vivir actualmente en Suiza, ?no puede llevar aparejado un cierto desarraigo del mundo latinoamericano, de las ra¨ªces argentinas que tanto han nutrido su m¨²sica?Alberto Ginastera: Esto, del desarraigo es m¨¢s grave para los j¨®venes. De mi, que ya estoy formado, le puedo asegurar que viviendo en Europa veo los problemas de Sudam¨¦rica con m¨¢s calma, de forma m¨¢s realista. Todav¨ªa m¨¢s. Algunas de mis obras recientes vuelven a nutrirse de esa savia americana. Por ejemplo, una Pune?a n.? 2, que acabo de escribir para cello s¨®lo por sugerencia de Rostropovich el Popol Vuh para orquesta (es el libro sagrado de los mayas) y una sonata: reciente para guitarra, la primera obra que he escrito para este instrumento. Es una pieza en la cual los ritmos argentinos y sudamericanos est¨¢n de nuevo en la superficie.
EL PAIS: ?Cu¨¢l puede ser en este momento el mayor problema que tiene Alberto Ginastera como compositor?
A. G.: No es un problema inmediato. Yo creo que hay dos cuestiones graves en la vida de un creador. Primero, poder crear, escribir obras, desarrollarse en ese camino. El artista depende mucho de la sociedad que le rodea y, en ¨²ltima instancia, del Estado, que debe protegerle. El otro problema es el de la supervivencia en el tiempo, pero esto est¨¢ ya fuera de? creador. El artista lo ¨²nico que tiene frente a s¨ª es la eternidad. La cuesti¨®n est¨¢, en si somos vencidos por ella o podemos vencerla.
EL PAIS: ?Se considera un compositor comprometido con el mundo que le rodea o prefiere aislarse, permanecer al margen de los acontecimientos?
A. G.: No creo en el arte comprometido ni en el arte did¨¢ctico o ideol¨®gico. El ¨²nico compromiso que debe tener el arte es un compromiso est¨¦tico. La filosof¨ªa busca la raz¨®n de las cosas y la esencia del pensamiento humano, la sociolog¨ªa explica las condiciones de la existencia en la sociedad humana. La est¨¦tica se ocupa de la percepci¨®n humana de la belleza. S¨®lo la ¨²ltima de estas tres ciencias tiene relaci¨®n con el arte. Yo nunca me encerrar¨ªa en una torre de marfil. Eso ser¨ªa para mi una actitud suicida. Pero tampoco me comprometo con la realidad pol¨ªtica ni con las modas est¨¦ticas. Creo que un compositor debe ser absolutamente libre. Como es sabido, yo he sido exonerado en dos ocasiones por el primer Gobierno de Per¨®n. Sin embargo, en ninguna de mis obras ni en mis biograf¨ªas figura ese dato porque -me parece un accidente de la persona y, por tanto no corresponde para nada al artista. No s¨¦ con qu¨¦ finalidad otros colegas m¨ªos alardean de compromisos pol¨ªticos.
Burgues¨ªa musical
EL PAIS: ?Est¨¢ el horizonte despejado para la m¨²sica actual y la del porvenir?A. G.: En este momento hay un grave peligro y es que nos encontramos en una crisis mundial. Cuando me hablan de la crisis de mi pa¨ªs yo pienso tambi¨¦n, en la europea, en la norteamericana. Hoy d¨ªa el mundo se ha achicado. Todos los m¨²sicos sufrimos la presi¨®n de las grandes casas discogr¨¢ficas. Estas exigen a los artistas que, en sus conciertos, se toquen las obras que han grabado. Pero, claro, las obras que se graban son las admitidas por la burgues¨ªa musical, las de ¨¦xito popular, las que se pueden vender. En el terreno de la m¨²sica contempor¨¢nea pasamos por un mal momento, del cual se salvan algunos directores o compositores que dirigen sus propias composiciones, como el caso de Boulez. Si no se toman medidas, esta crisis puede llegar a ser grave para el desarrollo de la m¨²sica contempor¨¢nea.
EL PAIS: ?C¨®mo podr¨ªa usted describir brevemente su evoluci¨®n est¨¦tica?
A. G.: Cuando aparec¨ª, muy joven, entre los dieciocho y veinte a?os, en Argentina, mi pa¨ªs estaba dividido en dos grupos: la Sociedad Nacional de M¨²sica, en la cual estaban algunos de mis maestros, que trataba la m¨²sica con un criterio tonal, europeo, casi rom¨¢ntico, y el grupo Renovaci¨®n, m¨¢s tarde escindido, que en aquel momento representaba el neoclasicismo imperante entre, los a?os treinta y 35. Yo aparezco con otra influencia, por ejemplo en Panambi, influencia stravinskiana de La Consagraci¨®n o, como en Estancias o las Danzas argentinas, con cierta influencia del ¨²ltimo Falla, incluso de Bartok, en el tratamiento del piano y la politon¨ªa. As¨ª que, desde aquella etapa, donde cultivaba un folklore imaginario, he seguido una carrera muy l¨®gica que pasa, como es sabido, por las Canciones argentinas, luego por la Sonata de piano, despu¨¦s los cuartetos y el primer concierto de piano. Una evoluci¨®n muy lenta. Pero en un momento determinado, por una profundidad necesaria espiritual, no por seguir una moda, comienzo a trabajar dentro del sistema serial o, digamos, del sistema atonal de origen serial. Por suerte, y lo digo porque he visto lo que les ha pasado a otros colegas, nunca trabaj¨¦ en el serialismo ortodoxo porque eso result¨® nefasto. Ahora, vemos c¨®mo se parecen entre s¨ª muchas obras escritas despu¨¦s de la ¨²ltima guerra. Cada uno de esos compositores necesit¨® emprender un rumbo diferente porque no les val¨ªa aquel en que hab¨ªan comenzado.
Aportaci¨®n a la ¨®pera
EL PAIS: La ¨®pera constituye uno de los campos donde su aportaci¨®n es m¨¢s personal y significativa. Usted ha devuelto el sentido del canto a la ¨®pera. Ha sabido aprovechar todas las caracter¨ªsticas de este g¨¦nero tradicional y, a la vez, ha creado dentro de ¨¦l con un lenguaje de nuestra ¨¦poca. H¨¢bleme de la ¨®pera en la que ahora se ocupa.A. G.: Trabajo en un Barrab¨¢s, inspirado en Michel de Chelderode, dramaturgo belga, cuyo libreto est¨¢ haciendo Camilo Jos¨¦ Cela. Es un papel para bar¨ªtono. Barrab¨¢s siempre me ha apasionado. Este hombre, solo una palabra en la Biblia, desde mediados del siglo pasado ha perturbado a bastantes fil¨®sofos y escritores. Barrab¨¢s es un ejemplo candente de la angustia del individuo. Perseguido por la sombra de una muerte que ¨¦l no cometi¨®, es el s¨ªmbolo de la angustia existencial del hombre, no del hombre antiguo o contempor¨¢neo, sino del hombre eterno.
EL PAIS: ?Qu¨¦ significa para usted la m¨²sica? ?Es un modo de expresi¨®n m¨¢s o le da un valor m¨¢s profundo?
A. G.: Yo dir¨ªa que la m¨²sica es el aire que respiro. Claro, tambi¨¦n es una profesi¨®n y, por ello, he sido exigente conmigo mismo y con mis disc¨ªpulos. Creo que debemos tomarnos la m¨²sica como algo muy serio. Por otra parte es algo po¨¦tico. Recuerdo el final de un texto de Juan Ram¨®n Jim¨¦nez, utilizado para mi Tercer Cuarteto, con voz de soprano: La m¨²sica, mujer desnuda, corriendo loca por la noche pura. Esa es la m¨²sica.
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