Los periodistas no se ponen de acuerdo sobre el "segundo Helsinki"
Alrededor de cien periodistas de los 31 pa¨ªses signatarios de los convenios de Helsinki no han conseguido ponerse de acuerdo, al cabo de dos d¨ªas de discusiones, a veces agrias, sobre cu¨¢l debe ser el papel de la prensa en el desarrollo de los principios b¨¢sicos contenidos en los documentos sobre la cooperaci¨®n y la seguridad europeas, firmados en la capital de Finlandia, en 1975, por las principales potencias industriales y militares del Este y del Oeste, excepto China.
El debate, organizado por la Asociaci¨®n de Periodistas de Yugoslavia, se realiz¨® en Belgrado entre el 25 y el 27 de abril. La mayor parte de los participantes permanecen a¨²n en la ciudad. Para muchos se trata de compensar este relativo fracaso con la adquisici¨®n de informaci¨®n m¨¢s actual sobre la propia Yugoslavia y su socialismo autogestionario, ambos obligados hoy, de nuevo, a un dif¨ªcil equilibrio entre las tensiones de los bloques.Mientras los periodistas pon¨ªan de manifiesto sus diferencias, el mariscal Tito, presidente de Yugoslavia, conclu¨ªa aqu¨ª unas conversaciones, que sin duda no han sido f¨¢ciles, con el presidente de Angola, Agostinho Neto. Igual que la anodina declaraci¨®n final de la reuni¨®n de los periodistas en la que s¨®lo se expresa el deseo de seguir discutiendo, las charlas de Tito con Neto tampoco parecen anunciar progresos demasiado espectaculares para el campo de los pa¨ªses no alineados.
La falta de entendimiento entre los periodistas, que representaron, no a todos, pero s¨ª a muchos de los m¨¢s influyentes ¨®rganos informativos, de Estados Unidos, Canad¨¢ y Europa oriental y occidental, resulta doblemente significativa porque se ha registrado, precisamente, en v¨ªsperas de la cumbre o ?segundo Helsinki? a efectuarse en Belgrado a mediados del pr¨®ximo junio.
Dos han sido los factores que han conducido a hombres acostumbrados a sacar conclusiones a no llegar, en este caso, a ninguna clase de conclusi¨®n. En primer lugar, se ha querido obtener una ?coincidencia? sobre puntos de Helsinki, cuya aplicaci¨®n sigue siendo motivo de discordia no ya entre los periodistas, sino entre los m¨¢ximos dirigentes del Este y del Oeste.
En segundo lugar, varios de los participantes han venido a Belgrado no tanto como periodistas, sino como representantes de pa¨ªses o portavoces de focos de tensi¨®n. As¨ª, se han o¨ªdo acusaciones de griegos contra turcos, y viceversa, mientras checoslovacos, b¨²lgaros y sovi¨¦ticos suger¨ªan a sus colegas occidentales que su insistencia en materia de derechos humanos, o de circulaci¨®n de personas e informaci¨®n, es decir, todo lo referente al famoso tercer cap¨ªtulo o paquete de los acuerdos de Helsinki, puede destruir el camino de la ?detente?.
Ambos factores coaligados, unidos a la intransigencia de los norteamericanos y alemanes occidentales, terminaron por arrastrar a los periodistas a un callej¨®n sin salida, cuya ¨²nica ventaja ha sido la de la mutua aproximaci¨®n, lo que ya es bastante, dadas las circunstancias. Pero queda en pie la gran muralla conceptuada entre unos y otros: ?debe la prensa esforzarse, como sostienen los sovi¨¦ticos y sus amigos, en proporcionar una informaci¨®n ?sana? que ?contribuya a la paz mundial?, o simplemente trabajar para satisfacer el derecho del individuo y la sociedad a una informaci¨®n ver¨ªdica y libre?
En la pr¨®xima conferencia, o ?segundo Helsinki?, de Belgrado, las naciones signatarias de los convenios sobre seguridad y cooperaci¨®n europeas deber¨¢n examinar los resultados de dieciocho meses de presuntas buenas intenciones y, tal como me explic¨® ayer el embajador yugoslavo, Milorad Pesic, coordinador de la asamblea de junio, ?preparar la recta final de Helsinki?, que se iniciar¨¢ en septiembre. Si los interlocutores de Helsinki acuden a esa ?recta? -para la que no se ha previsto ning¨²n l¨ªmite cronol¨®gico- con los mismos planteamientos y f¨®rmulas de trabajo empleados estos d¨ªas por los periodistas, es muy probable que se vean obligados a seguir corriendo por la ?recta? a¨²n durante muchos a?os. Y sin saber a d¨®nde conduce.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.