Huelga general de los protestantes en el Ulster
A pesar de los esfuerzos de Roy Mason, secretario brit¨¢nico para asuntos de Irlanda del Norte, en el momento de transmitir esta cr¨®nica siguen adelante los planes, para iniciar, hoy, en el Ulster una huelga general.
Ante la gravedad de la situaci¨®n, el Gobierno brit¨¢nico envi¨® ayer a la provincia un batall¨®n de fusileros y una nueva unidad de los c¨¦lebres ?chaquetas verdes?, soldados especialistas en lucha de guerrillas y golpes de mano. Estas tropas se unen a los diez mil hombres de la guarnici¨®n inglesa en el Ulster, ante el temor de que la huelga, decretada por las organizaciones probrit¨¢nicas protestantes, se convierta en una batalla campal entre los grupos paramilitares de la izquierda republicana -el IRA- y la derecha ?legal? (loyalist).Ha sido, fundamentalmente, el l¨ªder protestante lan Paisley, el cl¨¦rigo prebisteriano extremista y diputado independiente en Westminster, el gran organizador de esta aventura que bien puede convertir la jornada en un nuevo d¨ªa de sangre en el Ulster.
La huelga tiene. la finalidad, netamente pol¨ªtica de presionar a Londres para conseguir un retorno al viejo, sistema de Gobierno aut¨®nomo de la provincia, bajo el que fueron posibles toda clase de tropel¨ªas contra la minor¨ªa cat¨®lica y republicana a manos de la mayor¨ªa protestante angl¨®fila.
Aquel Gobierno -el Gobierno ?Stormont?, por el nombre del castillo en el que se hospedaba el parlamento ulsteriano-, paso a mejor vida entre explosiones y r¨¢fagas de ametralladota, pero los unionistas, en especial los de la tendencia ?ultra?, como Paisley, no han cesado de so?ar con los buenos tiempos.
Temores
Por su parte, el l¨ªder obrero protestante Jim Smyth, que hace tres a?os organiz¨® y dirigi¨® una huelga similar, ha pedido a sus gentes que no pisen la calle a partir de las doce de la noche, al tiempo que solicitaba a las tropas brit¨¢nicas que se mantuviesen lejos y, no intentaran operar los servicios p¨²blicos esenciales de la provincia, que los propios huelguistas se declaran dispuestos a mantener en-funcionamiento.Pero el IRA no va a permanecer de brazos cruzados. Lo mismo puede ocurrir con la polic¨ªa irlandesa, los pistoleros de la derecha protestante, y los soldados ingleses, entrenados en el arte de tirar sin hacer preguntas.
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