La historia y el miedo en las elecciones
Entre las ventajas de orden real que ha, tenido la operaci¨®n de reconoc¨ªmiento del Partido Comunista, ha ofrecido una que probablemente no se pensaba: el desenmascaramiento de un grupo que se present¨® como centrista, en una operaci¨®n de gran robo de posiciones reales de otros, y que se ha manifestado como de una extrema derecha ?enrag¨¦? y cavern¨ªcola. Esta familia de la operaci¨®n democr¨¢tica, los de Alianza Popular por mal nombre, ha rasgado enteramente el tejido.de la gran, derecha. Ha hecha parecer m¨¢s n¨ªtido el contraste con la otra familia, la que encabezar¨ªa el actual presidente, Su¨¢rez, y su extenso grupo. ( ... )El entramado franquista est¨¢ dividido en su manera de actuar. Los m¨¢s antiguos, los m¨¢s enquistados en la historia, favorecer¨¢n a Alianza Popular (dejando aparte los que todav¨ªa,se sit¨²an m¨¢s al extremo y lo llevan a todas clases de terrorismo, desde el verbal hasta el de las pistolas: su fuerza de ?desestabilizaci¨®n? es, como se ha visto muy grande, aunque no haya llega¨¢o a ser decisiva).
Aun sin necesidad de fiarse demasiado de las acffialles encuestas de opini¨®n p¨²blica, que se realizan en condiciones que pueden hacer sospechar de falta de metodolog¨ªa cient¨ªfica y de alguna inspiraci¨®n de la naturaleza de los encuestadores, se advierte seriamente en el pa¨ªs una gran tendencia a la moderaci¨®n, a la instalaci¨®n de una democracia formal y sin sobresaltos, con unos objetivos que parece cumplir muy bien else?or Su¨¢rez para esa ¨®ptica no demasiado profunda. Desde el cierto respaldo internacional que parece que se le est¨¢ concediendo -y el viaje a Esm. tados Unidos tiene importancia decisiva, despu¨¦s del aspecto simb¨®lico de legalizaci¨®n democr¨¢tica obtenida en el viaje a M¨¦xico-, hasla la misinra lucha que conducen contra ¨¦l losde la extrema dcre cha, y la fuerza de credibilidad que ha ido ganando con sus sucesivas ?reformas? hasta llegar a la ley Electoral (?reformas? que un d¨ªa fueron seriamente combatidaspor su imprecisi¨®n, por sus posibles trampas, por lo que sospechaba en ellas de falseamiento democr¨¢tico, y que hoy se aceptan con cierta desgana, pero sin combate ya: como si representasen un mal menor), pasando por el trascendental¨ªsimo episodio de la ?legalizaci¨®n? -que ya no ha sido continuado por la de los otros partidos que con justicia y con la m¨¢s comprensible de las indignaciones reclaman la suya, sin que apenas se levanten voces en la misma oposici¨®n para defenderla-, Su¨¢rez tiene hoy las mejores. posibilidades.
, 7 mayo 1977
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