La guerra desconocida en la ciudad desconocida
La guerra desconocida es la ¨²ltima guerra civil espa?ola vista -?por un ni?o que la padeci¨®?- desde una ciudad que era a la vez remanso y reflujo de esa guerra: la ciudad de Murcia, desconocida en s¨ª dentro de nuestra historia reciente por su notorio fen¨®meno de retraimiento e incomunicaci¨®n; pero especialmente desconocida dentro de la historia regional de la guerra civil espa?ola. En primer lugar porque no se ha emprendido a¨²n -fuera de unos atisbos de la famosa Historia de la cruzada espa?ola la historia regional de la guerra civil; en segundo lugar, porque esa carencia, murciana es mucho menos explicable, dado el singular papel que la regi¨®n jug¨® como gran reserva de toda la zona republicana en varios aspectos log¨ªsticos de primordial inter¨¦s.Desde el ¨¢ngulo de la reconstrucci¨®n hist¨®rica este libro-testimonio ofrece rasgos no s¨®lo in¨¦ditos, sino francamente valiosos. El truco de las votaciones para la confrontaci¨®n electoral en febrero de 1936; la descripci¨®n de las disensiones entre las clases obreras conservadoras y las liberales, con la sorda protesta proletaria y huertana a punto de estallar en uno de sus sangrientos desahogos peri¨®dicos; el entusiasmo de los derechistas desenga?ados por la Falange; diversos detalles de la inhibici¨®n militar en las guarniciones de la comarca -Murcia y Cartagena- con la inmediata toma del poder por los extremistas y el destrozo de las iglesias como primera medida; la liquidaci¨®n del episodio de Albacete, con la ejecuci¨®n de los oficiales de asalto que se pasaron de la columna murciana a los rebeldes de la ciudad manchega; el proceso a los veinticinco notables, el indulto conseguido por el ministro murciano Ruiz-Funes y la implacable venganza huertana al son de las caracolas -¨¦ste es uno de los momentos m¨¢s dram¨¢ticos y m¨¢s hondamente expresivos del libro-; la corrida mitinesca que sigui¨® a la hec¨¢tombe; y otros mil datos.
Jos¨¦ Fern¨¢ndez-Cormenzana,
Dame el fusil, peque?o. Barcelona, Plaza y Jan¨¦s 1977.
Sin embargo, lo m¨¢s interesante del libro es su progresivo calenta miento narrativo al impulso de esa evocaci¨®n de infancia; que integra en una sola corriente de expresi¨®n los rasgos documentales incorporados en las d¨¦cadas siguientes. Aqu¨ª es donde se ensamblan, con maestr¨ªa, el testimonio y la reconstrucci¨®n. El m¨¦rito principal de esta novela est¨¢ en el equilibrio entre la evocaci¨®n y el reportaje; es decir, en la lograda s¨ªntesis que refleja, admirablemente, la ambientaci¨®n de la ciudad en guerra y en tensi¨®n revolucionaria. Tal vez ni el propio autor se haya podido dar cuenta de la hondura con que nos va mostrando su progresiva penetraci¨®n -a trav¨¦s de un enamoramiento infantil- por la propaganda idealista de las JSU; la captaci¨®n de su esp¨ªritu-dividido entre el fervor derechista tradicional de su madre, y el escepticismo marginado de su padre- por los ejemplos pr¨®ximos de un vecino y una joven viuda de guerra madrile?a, tan convencidos de su ideal revolucionario; mientras la defensa de las actitudes conservadoras se despliega, ante ¨¦l, en pretextos reaccionarios, desgraciadarnente abundantes en la preguerra y en la guerra murciana.
Este libro puede ya figurar al lado del importante testimonio de Llord¨¦s, Al dejar el fusil, rescatado por el profesor Seco Serrano; y ,equivalente, entre ingenuo y profundo, desde la otra zona. Hay mucha historia de la guerra de Espa?a, en bruto y en, destilaci¨®n, en las p¨¢ginas de Jos¨¦ Fern¨¢ndez Cormenzana, para la comprensi¨®n de la guerra civil, para la adivinaci¨®n de Murcia, recluida otra vez en el pudor que sigui¨® al estallido para el an¨¢lisis de las influencias de la propaganda en la generaci¨®n que pech¨® luego con las consecuencias del suicidio colectivo, este es un verdadero manual de meditaci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.