Los problemas de la campa?a electoral
de la Federaci¨®n Dem¨®crata CristianaEn plena campa?a preelectoral, quiz¨¢ muchos no se dan cuenta de los enormes problemas que se plantean a los cuadros directivos de la gran mayor¨ªa de los partidos democr¨¢ticos. Salidos muy recientemente de la clandestinidad, hasta ahora no han tenido oportunidad de tomar conciencia de que un partido pol¨ªtico, adem¨¢s de ideolog¨ªa, es en gran parte, organizaci¨®n, y que si no se organizan al estilo empresarial moderno, no estar¨¢n en condiciones de hacer frente a la tremenda responsabilidad con la que tienen que enfrentarse.
La preparaci¨®n y adiestramiento de los cuadros organizativos, de los militantes y el progresivo acercamiento a los simpatizantes y futuros electores, es todo un proceso delicado y complejo, que exige competencias especializadas y fuerte e intensa dedicaci¨®n. La implantaci¨®n y crecimiento de una infraestructura organizativa, a nivel de todo el territorio del pa¨ªs, de cada una de las circunscripciones electorales y de las zonas o comarcas, as¨ª corno de las diversas localidades, es fundamental y b¨¢sico. Sin una infraestructura organizativa aceptable, con un grado de militancia correcto -cuya proporci¨®n respecto al n¨²mero de afiliados puede ser muy diversa, seg¨²n las caracter¨ªsticas de cada partido, e incluso, de la zona en que act¨²a- es inviable montar una campa?a electoral eficaz.
Durante la campa?a electoral, todo el aparato del partido se ha de volcar en la realizaci¨®n de aqu¨¦lla, utilizando todos los recursos t¨¦cnicos y la base de militantes m¨¢s definidos y entusiastas. Pero si el montaje de la infraestructura organizativa del partido es muy escasa, resultar¨¢ pr¨¢cticamente muy dif¨ªcil que pueda llegarse a los ambientes en que est¨¢ el electorado.
Panorama preocupante
En la situaci¨®n actual, a unas semanas de la fecha de las elecciones, el panorama organizativo y de militancia de la casi totalidad de los partidos, es realmente preocupante en orden a llevar adelante una buena campa?a electoral durante los escas¨ªsimos veinti¨²n d¨ªas establecidos por las normas electorales.
Aunque la campa?a de publicidad t¨¦cnica haya sido bien concebida y se haya contratado a tiempo, no puede pensarse que s¨®lo con exteriores anuncios de prensa o ?cu?as? radiof¨®nicas puede llevarse a cabo la operaci¨®n de movilizaci¨®n del electorado. S¨®lo una buena organizaci¨®n y un cuidadoso aprovechamiento de los recursos disponibles puede suplir, en parte, ese papel que la infraestructura y militancia del partido deber¨ªan desempe?ar.
Con estos condicionamientos b¨¢sicos resultar¨ªa interesante observar tanto la estrategia como la t¨¢ctica que las diversas coaliciones o partidos utilizan para tratar de hacer impacto en un electorado desinformado, desorientado y propenso a la indecisi¨®n y quiz¨¢ a la abstenci¨®n.
El proceso de identificaci¨®n del electorado con cada uno de los partidos pol¨ªticos es siempre lento y complejo. En los pa¨ªses en que el grado de madurez pol¨ªtica es elevado, se llega a alcanzar la proporci¨®n de dos tercios del electorado que se identifica con un partido pol¨ªtico. En algunos pa¨ªses, tal proceso de identificaci¨®n ha tardado incluso varios quinquenios en producirse. Es un proceso lento el de la identificaci¨®n, en el que concurren m¨²ltiples factores: procedencia regional, de clase, familiar, etc¨¦tera. Aunque, a partir de cierta edad, se pueden originar cambios de partido, no se produce tal cambio sin que las personas sufran hasta cierto trauma, que puede afectar en ocasiones hasta el equilibrio s¨ªquico.
Ciertamente que el medio ambiental y de trabajo influye de manera muy marcada en la elecci¨®n de partido, pero tambi¨¦n hay que tener muy en cuenta la edad en que se haya podido originar la primera opci¨®n. Por ello, los partidos pol¨ªticos de diversos pa¨ªses adoptan una actitud de gran interesamiento por los ambientes escolares para iniciar la identificaci¨®n lo antes posible, ya que se considera que el per¨ªodo m¨¢s apto es el comprendido entre los catorce y los dieciocho a?os, en cuya etapa se pueden producir opciones que tiendan a permanecer. Sin embargo, existe el riesgo de que se d¨¦ lugar a una manipulaci¨®n o influencia inadmisible al actuar pol¨ªticamente en edades prematuras.
Problemas insolubles
Tambi¨¦n se van a enfrentar los partidos con notables problemas para afrontar la identificaci¨®n con los l¨ªderes o con los candidatos. No va a existir casi posibilidad alguna de lograr cambios de imagen de un determinado l¨ªder, sino que se ver¨¢n forzados a operar con la que tengan ya adquirida.
Los problemas van a ser muchos, y algunos insolubles, no obstante la capacidad improvisadora de los espa?oles. La utilizaci¨®n de las t¨¦cnicas electorales tendr¨¢ un ¨¢rea muy limitada, singularmente por el per¨ªodo de la ?fase caliente? de los veinti¨²n d¨ªas previstos. La preparaci¨®n de apoderados, interventores y representantes, as¨ª como de los propios candidatos, no va a disponer de un cierto espacio de tiempo para asumir el programa electoral, el conocimiento de la legislaci¨®n y la puesta a punto para una actuaci¨®n adecuada.
Esperemos que la capacidad improvisadora y el entusiasmo de los responsables de montaje de la campana electoral de cada partido conseguir¨¢n buenos resultados, para lograr llegar al electorado y ayudarle para conseguir que ejerza su derecho al voto con un m¨ªnimo de racionalidad.
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