El endeudamiento exterior
Asi como una empresa individual utiliza habitualmente un cierto volumen de recursos ajenos, en un pa¨ªs todav¨ªa no plenamente desarrollado como es Espa?a resulta aconsejable el contraer una importante deuda exterior. Tanto en el caso de la empresa individual como en el de un pa¨ªs, la financiaci¨®n externa complementa el ahorro interior, es m¨¢s, los cr¨¦ditos que desde fuera se conceden tienen sus ventajas frente al Financiamiento que la naci¨®n recibe en forma de inversiones directas. Una de esas ventajas acaso la m¨¢xima reside en que debidamente administrada, la deuda externa no tiene por qu¨¦ devolverse nunca. basta con que sepa rotarse.Hasta finales de 1973 la deuda exterior espa?ola era muy peque?a. Estimaciones relativamente fiables la cifran en unos 3.500 millones de d¨®lares. Desde entonces se ha triplicado, m¨¢s o menos, y ello a pesar de que en estos tres a?os largos nuestras reservas de divisas han descendido en unos 2.200 millones de d¨®lares. Empeoramiento tan vertiginoso se comprende m¨¢s f¨¢cilmente al recordar que en ese per¨ªodo los d¨¦ficits por cuenta corriente en que este pa¨ªs ha incurrido suman la escalofr¨ªante cifra de 11.200 millones de d¨®lares en n¨²meros redondos.
Este somero repaso a las cifras explica la inevitable escalada del endeudamiento exterior, pero no las condiciones en que se ha fraguado.
Es claro, en primer lugar, que el pa¨ªs se est¨¢ endeudando no para poner en orden la econom¨ªa despu¨¦s de la sacudida que supuso el alza del petr¨®leo y para financiar un incremento de la inversi¨®n, sino que se est¨¢ recurriendo de forma creciente a la deuda exterior para seguir consumiendo, ya sea en t¨¦rminos privados o en t¨¦rminos p¨²blicos, por encima de lo que el crecimiento econ¨®mico permite. Se ha dicho m¨¢s de una vez que despu¨¦s de la subida del precio de los crudos este endeudamiento era inevitable, pero lo que sucede es que esto est¨¢ siendo as¨ª en medida excesiva y durante demasiado tiempo. En otras palabras, el endeudamiento con el exterior se est¨¢ transformando en la ef¨ªmera y peligrosa alternativa a una pol¨ªtica econ¨®mica realista y alejada de pretensiones electorales. Es muy cierto que dicha deuda todav¨ªa no haya superado ?ratios? que el mercado internacional suele encontrar razonables, pero Espa?a se acerca vertiginosamente al punto en el cual el volumen absoluto de la deuda plantea problemas graves de ?rotaci¨®n?. En las actuales circunstancias hay que recibir cr¨¦ditos brutos muy elevados solamente para mantener un endeudamiento neto constante.
Pero, en segundo lugar, la impresi¨®n que se saca de toda esa sinfon¨ªa de noticias y comentarios anunciando un d¨ªa s¨ª y otro tambi¨¦n la concesi¨®n de un Pr¨¦stamo exterior a una empresa, organismo oficial o al propio Estado espa?ol, es que ese endeudamiento se est¨¢ haciendo sin el menor orden ni concierto. Dejando a un lado el pat¨¦tico espect¨¢culo de nuestro ministro de Hacienda firmando un nuevo convenio de cr¨¦dito y autofelicit¨¢ndose como si ello constituyera un sonado triunfo de la pol¨ªtica exterior del R¨¦gimen, sucede que casi nadie, y desde luego no la opini¨®n p¨²blica, sabe con precisi¨®n lo que Espa?a debe ni cu¨¢ndo tiene que pagarlo. Siendo esto as¨ª, y es de temer que as¨ª suceda, existe base fundada para sospechar que no se ha hecho un an¨¢lisis serio de ciertos aspectos cr¨ªticos tales como calendario de vencimientos, per¨ªodos medios de maduraci¨®n, tipos de inter¨¦s medios e incrementales; por no mencionar temas m¨¢s profundos, como la relaci¨®n entre los costes del endeudamiento con los beneficios (directos e indirectos) que de ¨¦l puede obtener la econom¨ªa espa?ola. Mientras un ministro anuncia triunfalmente que el pa¨ªs goza de la confianza universal y que se est¨¢n recibiendo algunos de los infinitos cr¨¦ditos que ¨¢rabes, japoneses, alemanes, americanos, suizos, y qui¨¦n sabe si, quiz¨¢, lapones, pugnan por concedernos, otros ministros del mismo Gabinete anuncian, con no menor satisfacci¨®n, que Espa?a est¨¢ otorgando a su vez cr¨¦ditos a cualquiera que tenga la bondad de ped¨ªrnoslos, ya sean estos pa¨ªses corruptos, endeudados o declaradamente insolventes.
No hay que desesperar. En un endeudamiento exterior inteligente y bien utilizado reside una de las pocas oportunidades serias que hoy en d¨ªa se ofrecen a la econom¨ªa espa?ola. El actual Gobierno, y sus antecesores, la est¨¢n estropeando con su falta de responsabilidad y competencia; queda confiar en que el saldo de las elecciones sea en este terreno, como en todos, mejor que el actual.
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