Pol¨ªtica de precios y pol¨ªtica regional
A pesar de reconocer sus profundas limitaciones, la pol¨ªtica de precios agr¨ªcolas, es y va a seguir siendo un instrumento clave de la pol¨ªtica agraria. Son muchas las pol¨¦micas, acad¨¦micas y pol¨ªticas, y muchas las opiniones diversas de todo tipo de especialistas sobre el tema. Pero la realidad es que la pol¨ªtica de precios es uno de los elementos imprescindibles de toda pol¨ªtica agraria en el momento presente y constituye una de las alternativas m¨¢s eficaces para garantizar la libertad de los agricultores.Otro problema distinto consiste en c¨®mo debe ser esa pol¨ªtica de precios. El tema es complejo con m¨²ltiples derivaciones en otros muchos aspectos de pol¨ªtica agraria y pol¨ªtica econ¨®mica general en los cuales no vamos a profundizar aqu¨ª. Pero s¨ª ser¨ªa interesante hacer algunas consideraciones generales sobre dos aspectos de la pol¨ªtica de precios que pueden considerarse como clave en su orientaci¨®n.
En primer lugar, es preciso tener presente que la pol¨ªtica de precios no es una pol¨ªtica de renta justa; hay que ir a mecanismos fiscales correctores. En una agricultura tan diversa como la espa?ola, garantizar precios justos a la mayor¨ªa de los agricultores implica la obtenci¨®n de sustanciosos beneficios para una minor¨ªa poderosa o mejor organizada. El elevado coste que este tipo de pol¨ªticas supone al Estado hace necesario que la. pol¨ªtica fiscal complete la garant¨ªa de los precios con una imposici¨®n progresiva sobre los beneficios excesivos.
Existe un segundo aspecto de igual o mayor trascendencia y es que la enorme diversidad del campo deriva del hecho de la existencia de agriculturas completamente distintas. Este es un hecho relacionado en parte con la necesidad, reconocida cada d¨ªa por una mayor¨ªa creciente de espa?oles, de institucionalizar el hecho diferencial nacional y regional de Espa?a. Este hecho regional es un factor adicional que complica las decisiones a adoptar en materia de precios agrarios. Por un lado existe un ¨²nico mercado para el pa¨ªs en el cual la pol¨ªtica de precios introduce un importante elemento de rigidez. Supone un freno a la necesaria especializaci¨®n de cultivos, adem¨¢s de incrementar excesivamente los ben¨¦ficos en las zonas m¨¢s aptas para cada producto.
Poder central-poder regional
Todos estos factores exigen un profundo estudio a¨²n por realizar. Autonom¨ªa regional, pol¨ªtica de precios y pol¨ªtica fiscal confluyen en una misma problem¨¢tica que podemos observar desde una nueva ¨®ptica. ?Qu¨¦ aspectos de pol¨ªtica agraria deben depender de un poder regional y cu¨¢les exigen un planteamiento general a nivel del Estado?
No se pretende dar una respuesta a una pregunta tan extensa y complicada con implicaciones pol¨ªticas y econ¨®micas de evidente magnitud. Sin embargo, pueden existir algunos criterios objetivos que constituyan la base de partida para el estudio y negociaci¨®n que supone la soluci¨®n de este problema.
Las diferencias regionales en nuestro pa¨ªs exigen una intensa acci¨®n redistribuidora que compense tanto factores de tipo natural como otros de tipo econ¨®mico derivados de un mercado libre con repercusiones perturbadoras en la construcci¨®n de una sociedad m¨¢s justa y equilibrada. De esta forma parece evidente que la pol¨ªtica de cambio de estructuras en todo cuanto hace referencia a los grandes planes de transformaci¨®n de ¨¢reas deprimidas deben corresponder a la acci¨®n del Estado siempre en la m¨¢s estrecha coordinaci¨®n con los poderes regionales. De igual modo podr¨ªamos concluir que un aprovechamiento ¨®ptimo de los recursos hace conveniente que el cr¨¦dito agrario se canalice en su mayor parte por instituciones de car¨¢cter regional con el apoyo subsidiario, en los casos precisos, de ¨®rganos centralizados.
Otro aspecto de la pol¨ªtica agraria en que se presenta claramente la urgencia de poderes de decisi¨®n regional es la pol¨ªtica de conservaci¨®n del medio ambiente. La Administraci¨®n del Estado se encuentra en cualquier pa¨ªs desarrollado con evidentes dificultades para instrumentar pol¨ªticas eficaces en este campo. Las exigencias diarias a corto plazo ocultan en gran medida la gravedad del progresivo deterioro de la naturaleza, suponiendo un freno evidente a las soluciones que se arbitran, ya que ¨¦stas no pasan, en la mayor¨ªa de los casos, de ser simples declaraciones de principios o de mostrar la preocupaci¨®n por el tema. La descentralizaci¨®n de las decisiones referentes a conservaci¨®n del medio ambiente supone una aproximaci¨®n deseable hacia aquellos sectores de poblaci¨®n m¨¢s afectados directamente por la destrucci¨®n de la naturaleza que adquiere formas muy diferentes en cada caso y por ello exige soluciones propias y no generalizables. El inter¨¦s de las comunidades locales o regionales por su entorno f¨ªsico puede estimular planes concretos de acci¨®n siempre m¨¢s eficaces.
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