La polic¨ªa s¨®lo tuvo conocimiento del suceso tres horas despu¨¦s de producirse
El financiero bilba¨ªno Javier de Ybarra y Berg¨¦ fue secuestrado entre las 8,30 y las nueve de la ma?ana de ayer, en su domicilio de Neguri-Guecho (Vizcaya), por un comando, al parecer, perteneciente a la organizaci¨®n ETA. Las versiones recogidas entre los familiares y fuentes cercanas a la polic¨ªa ofrecen a¨²n muchos interrogantes, por lo que no puede concretarse, por el momento, un relato completo.
Seg¨²n estos testimonios, hacia las ocho y media de la ma?ana de ayer, dos j¨®venes vestidos con bata blanca tocaron al timbre del chal¨¦ -situado en la avenida de los Chopos, n¨²mero 4- propiedad de Javier de Ybarra. Les abrir¨ªa la puerta Mar¨ªa Luisa Arteche, la cocinera. Los dos desconocidos -encapuchados- preguntaron por el se?or De Ybarra, al tiempo que mostrando una pistola y un fusil ametrallador se introdujeron en la casa.Otros tres j¨®venes armados, de los que uno era mujer, tambi¨¦n con la cara cubierta, entraron en el sal¨®n cuando los dos primeros buscaban a Javier de Ibarra, que en aquel momento se encontraba en el. ba?o. Tras apuntarle con fusiles ametralladores le pidieron que no se preocupara y les acompa?ara. Habitaci¨®n por habitaci¨®n recorrieron los secuestradores despertando a los hijos de don Javier -cuatro: Borja, Enrique, Ana Mar¨ªa y Cosme-, operaci¨®n en la que, al parecer, fueron ayudados por el resto del comando. Borja -uno de los hijos del se?or De Ybarra- refiere as¨ª su experiencia:
?Estaba en la cama, dormido. Un individuo encapuchado, con aberturas en los ojos y en la boca, me dijo que me levantara. Al incorporarme me rog¨® no hiciera ning¨²n movimiento ni tuviera miedo, pues nada me iba a pasar. En seguida, entr¨® otro desconocido en la habitaci¨®n con mi padre, que estaba muy sereno, seren¨ªsimo. Eso nos tranquiliz¨® mucho. En un amplio dormitorio nos reunieron a los hermanos, a la cocinera y al mec¨¢nico. Nos ataron a las camas con esposas (una marca francesa). A las mujeres las maniataron con cuerdas recubiertas con guat¨¦, para que no se les produjeran rozaduras. Su comportamiento fue extremadamente correcto y sin asomos de violencia. Hablaban castellano fundamentalmente, aunque utilizaron en alg¨²n momento t¨¦rminos en euskera.?
Una persona cercana a la familia de Javier de Ibarra refiri¨® a unos periodistas que los secuestradores acompa?aron de nuevo a don Javier hasta el ba?o, con el fin de que terminara de arreglarse. Luego, el se?or De Ybarra se visti¨® con un traje normal, sin corbata, completando su atuendo con abrigo y sombrero. Antes de salir de casa pidi¨® a los secuestradores le permitieran llevar con ¨¦l una biblia y un libro sobre el Pa¨ªs Vasco, que hab¨ªa estado leyendo en los ¨²ltimos d¨ªas.
Mientras estos hechos se desarrollaban, el ch¨®fer del secuestrado lleg¨® a la casa, siendo tambi¨¦n sorprendido y maniatado. Antes de marcharse, los secuestradores -que se llevaron dos fotos del se?or De Ybarra, en compa?¨ªa de Franco y el rey Juan Carlos, respectivamente-, le hicieron una foto al secuestrado en compa?¨ªa de su familia. Rogaron a la familia no avisaran a la polic¨ªa ni intentaran nada antes de las doce del mediod¨ªa. Los dos desconocidos que vest¨ªan bata blanca se llevaron al se?or De Ybarra a bordo de un coche 1430 furgoneta, color blanco -que pod¨ªa simular una ambulancia-. Se desconoce si en el veh¨ªculo esperaba un tercer hombre. Los tres restantes componentes del comando se quedaron en la casa hasta casi las diez de la ma?ana y se desconocen los datos sobre su posterior fuga, aunque se piensa en medios policiales que pudieran haber huido en un segundo coche, conducido probablemente por un s¨¦ptimo individuo.
Aviso a la polic¨ªa
Hasta las doce del mediod¨ªa no ser¨ªa avisada la polic¨ªa. La hija del secuestrado logr¨® desasirse de sus ligaduras a esa hora, telefoneando a continuaci¨®n al 091 de Guecho, que acudi¨® inmediatamente al lugar del secuestro. Los inspectores de polic¨ªa procedieron Inmediata mente a liberar de sus esposas a los hijos del secuestrado, operaci¨®n para la que utilizaron sierras mec¨¢nicas. Enrique, uno de ellos, llevar¨ªa a¨²n prendida la esposa -a modo de pulsera- hasta las tres de la tarde.
Pr¨¢cticarnente a la misma hora se instalar¨ªa un riguroso ?cerco" de varios kil¨®metros a la redonda en torno a la casa. Varias docenas de polic¨ªas con transmisores de radio iniciaban tambi¨¦n una serie de pesquisas en los alrededores del chal¨¦ del secuestrado. A las dos de la tarde llegaba a la casa, a bordo de un coche particular, el jefe superior de Polic¨ªa de Bilbao. En ese momento se iniciaban las labores de identificaci¨®n de los presuntos secuestradores. A tal efecto fueron mostrados a los familiares al menos siete ¨¢lbumes de fotos. ?Desde luego -nos declaraba uno de los responsables de las investigaciones policiales-, la acci¨®n nos ha sorprendido. Esper¨¢bamos actuaciones de tipo armado como las de San Sebasti¨¢n y Pamplona, pero no un secuestro. No entendemos a¨²n c¨®mo no le han secuestrado en la puerta de su casa. Han entrado hasta dentro de la misma, y con todo aplomo y sangr¨ªa fr¨ªa se le han llevado sin infundir ninguna sospecha. Lo ten¨ªan bien preparado. Para cuando se nos ha avisado -aproximadamente a las doce del mediod¨ªa- era ya muy tarde para intentar una acci¨®n r¨¢pida.?
A las tres de la tarde segu¨ªan llegando al domicilio del se?or De Ybarra familiares del secuestrado que se hab¨ªan enterado por radio e incluso por televisi¨®n de la noticia. A esa misma hora, Juan Antonio Ybarra, hijo mayor, declaraba a nuestro peri¨®dico su intenci¨®n de no hacer declaraciones para no interferir en la labor policial. ?Esperamos -dijo- que comprend¨¢is el momento. Cuando sepamos algo m¨¢s lo contaremos. ?
Id¨¦ntico mutismo guardar¨ªa Enrique de Ybarra, quien record¨® que su padre ?era un cero a la izquierda en pol¨ªtica y muy amante de lo vasco. No comprendemos -se?al¨®- el porqu¨¦ de este secuestro. Estamos a¨²n sorprendidos y aturdidos?.
A primeras horas de la tarde, mientras la afluencia a la casa aumentaba -solamente los familiares ten¨ªan acceso a la misma- se intensificaban los registros en las zonas pr¨®ximas a la casa y en las cercanas localidades de Algorta y Sopelana, en donde la polic¨ªa sospecha pudiera haber alg¨²n piso franco de la organizaci¨®n ETA a quien se achaca ya el secuestro.
Se tiene la impresi¨®n de que los componentes del comando pudieran formar parte de la rama pol¨ªtico-militar de ETA-V Asamblea y estar dirigidos por Apala. Los dos individuos que sacaron de la casa a Javier de Ybarra, seg¨²n los testigos, pod¨ªan haber huido con el secuestrado hacia las nueve de la ma?ana. Se desconoce la direcci¨®n que habr¨ªan tomado, pero se descarta la carretera de Algorta a Bilbao por el interior -se conoce como la Avanzada- por estar cortada por las inundaciones provocadas en toda la provincia por las tormentas de agua ca¨ªdas en los ¨²ltimos d¨ªas. Se piensa que el coche de los secuestradores podr¨ªa haber tomado la direcci¨®n de Bilbao por la carretera de la r¨ªa del Nervi¨®n -en la que a esa hora se produc¨ªan enormes atascos-, o la direcci¨®n de Algorta, Sopelana o Plencia por la carretera de la costa.
A las siete de la tarde se nos informaba en el domicilio del se?or De Ybarra -en donde se llevaba a cabo una reuni¨®n familiar- que no se hab¨ªan producido noticias en torno al paradero del industrial y financiero bilba¨ªno.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.