La econom¨ªa al l¨ªmite de la espera
Hay un extra?o dibujo de Escher donde aparece una mano dibujando otra mano que, a su vez, dibuja la primera. Esta idea del proceso recurrente, donde los resultados finales est¨¢n comprendidos en los momentos iniciales, donde el mismo dibujo amenaza reproducirse hasta el infinito, es la explicaci¨®n de lo sucedido en la econom¨ªa espa?ola que, desde la crisis de 1974, no ha conseguido ajustarse a la nueva situaci¨®n. Para ser claros, podr¨ªa decirse que, desde entonces, no ha habido en los sucesivos Gobiernos ni el respaldo popular ni la decisi¨®n pol¨ªtica para abordar un problema cuya soluci¨®n ha ido endos¨¢ndose de unos a otros. Lo que sucede es que el efecto est¨¢ ya vencido y protestado. La situaci¨®n econ¨®mica ha alcanzado un l¨ªmite que constituye por s¨ª solo la primera tarea con la que se enfrenta no ya un Gobierno, sino el pa¨ªs entero.Hace un a?o, el aumento de los precios era del 20 %. En estos momentos est¨¢ por encima del 30 %. Estas cifras escuetas muestran de manera contundente la fuerza que ha ido tomando la inflaci¨®n y el grave riesgo de que a la vuelta? de unos meses nos encontremos inmersos en una hiperinflaci¨®n que desarticule el sistema econ¨®mico. Consecuencia en gran medida de la inflaci¨®n es el aumento del paro hasta cotas no conocidas en las ¨²ltimas d¨¦cadas y un d¨¦ficit de la balanza de pagos que, si no fuera por las operaciones de emergencia llevadas a cabo, hubiera ya acabado con nuestras reservas de divisas.
Presidente del Partido Socialdem¨®crata
D¨¦cima corrida de feria. Toros de Victorino Mart¨ªn, serios y cornalones, bien presentados. Muy flojos los dos primeros. Con mucha casta los restantes. Manso y peligroso el tercero; aceptable en varas el cuarto para acabar noble; de impresionante presencia el quinto, manso de salida, para luego crecerse al castigo y acabar noble; bravo el sexto, muy noble y alegre en todos los tercios. Ninguno se entreg¨® hasta morir.Paco Camino. Bronca monumental en los dos. El Viti. Silencio. Bronca monumental. Miguel M¨¢rquez. Aviso y pitos. Petici¨®n y vuelta al ruedo. Lleno de ?no hay billetes?. Presidi¨® con acierto el se?or Santa Olalla. Camino y El Viti fueron despedidos con lluvia de almohadillas.
Creo que el coro de doctores que rodea la cabecera del enfermo est¨¢ por una vez de acuerdo: la primera preocupaci¨®n del Gobierno que salga de las pr¨®ximas elecciones, tiene que ser la de poner remedio a la crisis econ¨®mica mediante la adopci¨®n de un programa de saneamiento que pueda ser apoyado por todos los partidos democr¨¢ticos. El no hacerlo, con la esperanza de aplazarlo una vez m¨¢s gracias a la financiaci¨®n externa, representar¨ªa unos peligros muy graves para la nueva democracia espa?ola. El caos econ¨®mico que pueden producir los desequilibrios interiores y exteriores, dar¨ªa la raz¨®n a los partidarios de las soluciones autoritarias que estos d¨ªas est¨¢n gritando ? ?fuego! ? con la esperanza de ver llegar a los bomberos.
Con esta preocupaci¨®n, el equipo de expertos del PSD en colaboraci¨®n con los economistas de los partidos que integran la UCD han preparado un programa que fue expuesto en su d¨ªa por el que firma estas l¨ªneas en el Instituto Espa?ol de Analistas de Inversiones.
Se trata de un proyecto a corto plazo, para en un per¨ªodo de dos a?os reducir las tasas de inflaci¨®n hasta niveles acordes con los pa¨ªses que integran nuestro entorno europeo, y poder sentar as¨ª las bases de una real recuperaci¨®n de la econom¨ªa espa?ola.
No es ¨¦ste el lugar de una exposici¨®n en profundidad del programa. pero s¨ª la ocasi¨®n de precisar algunos puntos fundamentales.
En primer lugar, es necesario desterrar de una vez ciertos t¨®picos. Se repite mec¨¢nicamente que el origen de nuestras dificultades est¨¢ en que vivimos por encima de nuestras posibilidades. Esto no es totalmente exacto. Actualmente tenemos parada m¨¢s del 5 % de la poblaci¨®n activa, y gran parte de nuestras f¨¢bricas est¨¢n trabajando muy por debajo de su capacidad. Suponiendo que fuera posible ma?ana el reducir la tasa de paro al nivel de hace cuatro o cinco a?os Y dedicar el aumento de la producci¨®n a la exportaci¨®n, desaparecer¨ªa el d¨¦ficit de nuestra balanza de pagos. El problema no es tanto de que vivamos m¨¢s all¨¢ de nuestros medios, sino el que los errores de la pol¨ªtica econ¨®mica han creado un desorden financiero que nos impide aprovechar plenamente nuestra capacidad de producci¨®n, al tiempo que un crecimiento desmesurado del gasto medido en pesetas crea un aumento cada vez mayor de los precios y un d¨¦ficit enorme de la balanza de pagos.
Desgraciadamente es imposible poner a pleno rendimiento nuestro aparato productivo y dar empleo a los parados mientras no acabemos con los desequilibrios financieros. El intentarlo como algunos sugieren nos llevar¨ªa a una situaci¨®n insostenible a la vuelta de pocos meses. Por mucho que pretendi¨¦ramos evitarlo con controles administrativos, la inflaci¨®n recibir¨ªa un tremendo impulso y nos encontrar¨ªamos abocados al poco tiempo, cara al exterior, a una suspensi¨®n de pagos. Otros pa¨ªses han intentado esta v¨ªa y el fracaso ha sido siempre rotundo. En realidad, para salir de la inflaci¨®n es inevitable pasar por un per¨ªodo de sanea miento financiero, a¨²n a sabiendas de que esto puede tener a corto plazo unas consecuencias poco deseables. En apoyo de esta afirmaci¨®n cabe citar no s¨®lo el ejemplo de todos los pa¨ªses occidentales que han pasado por esta situaci¨®n, sino el de las propias econom¨ªas socialistas.
En segundo lugar, es precisa una pol¨ªtica de control estricto y reordenaci¨®n del sector p¨²blico. El sector p¨²blico debe dar ejemplo en este sentido cubriendo parte de su d¨¦ficit actual con nuevos ingresos fiscales porque de esta forma ser¨¢ posible que no detraiga unos recursos que son necesarios para mantener a un nivel suficiente la financiaci¨®n del sector privado. Tambi¨¦n en este sentido conviene recordar un hecho avalado por la historia econ¨®mica: no hay posibilidad de sanear la econom¨ªa si previamente no se somete al sector p¨²blico a una disciplina muy estricta en cuanto al volumen de su d¨¦ficit. Dicho en otros t¨¦rminos, el equilibrio financiero nacional tiene que partir de un sector p¨²blico con un comportamiento no inflacionista.
Aunque esta acci¨®n se haga de forma gradual, es importante que desde el primer momento se fijen unos objetivos a corto y medio plazo y que ¨¦stos se respeten rigurosamente salvo que surjan acontecimientos exteriores imprevistos. De esta forma se har¨¢ patente la decisi¨®n del Gobierno de llevar a buen fin la operaci¨®n de saneamiento, e ir¨¢n as¨ª desapareciendo las expectativas inflacionistas, que son en ¨²ltimo t¨¦rmino las que hoy est¨¢n dando lugar a las subidas de precios, a pesar de que el gasto real est¨¢ por debajo de la capacidad de producci¨®n.
Un acuerdo temporal con los sindicatos ser¨ªa inviable si el Estado. no da muestras claras de su voluntad de repartir equitativamente la carga del ajuste financiero. Por ello, el pr¨®ximo Gobierno en su programa de saneamiento debe incluir una serie de medidas contra el fraude fiscal. En un pa¨ªs donde existe una larga tradici¨®n de incumplimiento de las normas fiscales, aqu¨¦llas pueden encontrar una cierta resistencia, encabezada por supuesto por los que m¨¢s se han beneficiado del fraude. Pero en este punto hay que ser muy claros. No se puede plantear una pol¨ªtica de responsabilidad a todos los sectores sociales, sino desde un plano de transparencia econ¨®mica y tributaria. Por ello defendemos la creaci¨®n del delito fiscal para las transgresiones importantes y la abolici¨®n de todas las limitaciones injustificadas para los servicios de investigaci¨®n financiera y fiscal.
La pol¨ªtica fiscal tiene tambi¨¦n que acudir en ayuda de las empresas cuyos m¨¢rgenes se han visto fuertemente reducidos como consecuencia del aumento de costes. Mientras la situaci¨®n de ciertos sectores siga siendo tan precaria como lo es actualmente, no cabe esperar ninguna reanimaci¨®n de sus inversiones, ni por tanto una soluci¨®n del grav¨ªsimo problema del paro. En este orden de cosas, hay que ir traspasando la carga que hoy supone la financiaci¨®n de la Seguridad Social al Presupuesto del Estado. Esto, adem¨¢s de contribuir a resolver la crisis de la inversi¨®n, atacar¨ªa la incongruencia que supone tener un sistema de cuotas de la Seguridad Social cuyos efectos econ¨®micos son los mismos que el de un impuesto sobre la n¨®mina de las empresas cuando precisamente el objetivo que deber¨ªa perseguirse es justamente el contrario, favorecer la oferta de trabajo por parte de las empresas.
La econom¨ªa espa?ola ha ido acumulando toda una serie de reglamentaciones que dif¨ªcilmente se justifican desde el punto de vista de la pol¨ªtica econ¨®mica, ya que su ¨²nica misi¨®n en la actualidad es reducir la competencia y favorecer ciertos intereses. En este caso se encuentra el sistema financiero, cuya actuaci¨®n se ve obstaculizada por una serie de controles, unos in¨²tiles y otros contraproducentes. As¨ª habr¨ªa que revisar la pol¨ªtica de los tipos de inter¨¦s en un sentido liberalizador para evitar que siga d¨¢ndose una subvenci¨®n indirecta a ciertos sectores a trav¨¦s de unos tipos muy bajos y, por otro lado, se haga recaer el coste de estas subvenciones sobre el peque?o ahorro depositado en la banca y las cajas de ahorro.
En el tema del paro, donde el desempleo joven ha aumentado como en casi todos los pa¨ªses de Occidente, no podemos seguir esperando ese relanzamiento que no est¨¢ en nuestras manos. La pol¨ªtica econ¨®mica de los dos pr¨®ximos a?os tiene que incluir un Plan Nacional de Empleo que tenga en cuenta la previsible existencia de una etapa de crecimiento lento. El pleno empleo es hoy, hasta en el Programa Com¨²n franc¨¦s, no una garant¨ªa, sino un objetivo. Pero experimentos como el proyecto de Ray Marshall, el nuevo ministro de Trabajo de Carter en USA, los ?Programas de Iniciativa Local?, en Canad¨¢, las reflexiones del reciente coloquio de la OCDE, conducen a pensar en las posibilidades de empleo sin generar importaciones, en la posibilidad de creaci¨®n de empleos que respondan a necesidades realmente autofinanciables, y a f¨®rmulas pragm¨¢ticas diferentes que permitan resolver las zonas m¨¢s agudas de desempleo. Es evidente que, como dice Stoleru, el malthusianismo no es la respuesta: no se detiene el paro deteniendo el progreso econ¨®mico y el avance tecnol¨®gico, aunque es posible dirigir el progreso t¨¦cnico hacia una pol¨ªtica creadora de empleo.
Sobre la econom¨ªa espa?ola y su futuro se ha extendido una actitud de resignaci¨®n y desesperanza. La derecha espa?ola, temerosa, tiene la tentaci¨®n de replegarse en s¨ª misma y cavar madrigueras pol¨ªticas. Pues bien, es preciso decir, sin embargo, que nuestros problemas son solubles; que ni a la sociedad espa?ola le falta voluntad de trabajo, ni a las fuerzas pol¨ªticas y sindicales sentido de la responsabilidad. Pero hay que intentar un dif¨ªcil ejercicio de colaboraci¨®n donde ya no habr¨¢ sitio para los antiguos privilegios. Hay que ofrecer una alternativa completa a la crisis econ¨®mica, y tendr¨¢ que hacerse muy pronto, despu¨¦s de las elecciones. Nos jugamos mucho en esta madrugada indecisa de nuestra democracia, cuando nadie va a restituirnos jam¨¢s las horas perdidas.
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