Las alternativas para el 15 de junio
Las elecciones ya est¨¢n en marcha, con toda su virtualidad clarificadora. Por lo pronto ya han dejado en rid¨ªculo a cuantos ven¨ªan jugando con el desmadre de los 140 partidos y con las sopas de letras. Una sopa de letras que no han hecho nada por evitar, pues ni siquiera han sido capaces de mantener unido a ese Movimiento Nacional que proclamaban indestructible... El elector no va a tener que elegir entre ciento y pico de partidos: se le ofrecen unas cuantas opciones de las cuales s¨®lo ocho se presentan en m¨¢s de 25 provincias, y ni siquiera todas ellas tienen posibilidades reales de esa escala.A esa, clarificaci¨®n debemos contribuir cuantas formaciones politicas nos dirigimos a los espa?oles. Serenamente, sin agresividad pero sin medias tintas, tenemos que hacer ver a nuestros conciudadanos:
(Federaci¨®n Democracia Cristiana)
Decimosexta corrida de feria. Ocho toros de Luciano Cobaleda, d os de ellos de rejones. Todos de gran presencia. Los de lidia ordinaria, aparatosos de cabeza y astifinos- el cuarto, manso- los dem¨¢s cumplieron en varas; dif¨ªcil el primero, el resto con problemas pero manejables. Los de rejones, el primero ?legre, el segundo reserv¨®n, con trap¨ªo y cornamenta terror¨ªficos.Jos¨¦ Fuentes: Bronca en los dos. Jos¨¦ Luis Galloso: Escasa petici¨®n y vuelta. Palmas y pitos, y saludos. Gabriel Puerta, que confirm¨® la alternativa: Silencio. Vuelta al ruedo. Jos¨¦ Maldonado: Silencio. (Descabell¨® su toro Rafael Chinarro). Manuel Vidri¨¦: Oreja. Gran entrada. Presidi¨® aceptablemente el se?or Mantec¨®n
1. Que en estas elecciones no se ventila el ser o no ser de Espa?a. El ser de una naci¨®n est¨¢ por encima de estas contingencias hist¨®ricas. El 15 de junio ser¨¢, s¨ª, una fecha importante en la historia de nuestro pa¨ªs, una fecha en que la voluntad de los espa?oles va a influir sobre el rumbo de los pr¨®ximos decenios. Pero nada m¨¢s. Espa?a ni se empieza ni se .acaba el 15 de junio. Espa?a la vienen haciendo muchas generaciones y la tenemos que seguir haciendo d¨ªa a d¨ªa, elecci¨®n a elecci¨®n, en una tarea tanto m¨¢s exigente cuanto m¨¢s avencemos en la v¨ªa del esfuerzo com¨²n y plural, eficaz por no ser excluyente.
2. Tampoco nos jugarnos la unidad de la patria. No hay, ni a escala espa?ola ni a la de sus pa¨ªses y regiones, ninguna fuerza pol¨ªtica responsable que quiera destrozar esa unidad. Lo que querernos muchos es que esa unidad sea unidad de los corazones, y que para ello sea l¨ªbremente asumida por todos los pueblos que conviven en el solar hisp¨¢nico. Quienes hacen da?o a la unidad de Espa?a son los que pretenden el monopolio del patriotismo, quienes han detentado durante mucho tiempo el Poder y no lo han utilizado para fomentar la solidaridad sino para mantener viva la divisi¨®n entre vencedores y vencidos; quienes se han reservado para su reducido c¨ªrculo todar la redistribuci¨®n del Poder y mulando sobre Madrid una carga de centralismo y de recelos que a los madrile?os no hacen m¨¢s que perjudicarnos, en lugar de abordar la redistr¨ªbuci¨®n del poder y de la Administraci¨®n entre todas las regiones de Espa?a.
3. Por ¨²ltimo, hay que decir con igual claridad que aqu¨ª no est¨¢ en juego ?dar la vuelta a la tortilla?. 1936 qued¨® definitivamente atr¨¢s. Ni a estas elecciones. se presentan los espa?oles divididos en dos bandos, ni puede parcialmente preverse un triunfo de las fuerzas que en 1936 integraron el Frente Popular. Quienes gustan de preguntarnos por un ?compromiso hist¨®rico? har¨ªan bien en dejarse de hip¨®tesis descabelladas y darse cuenta de que estamos ante un supuesto mucho m¨¢s sano: un abanico de opciones plurales entre las que los espa?oles han de escoger la que m¨¢s les conviene.
?Escoger en funci¨®n de qu¨¦? Pues muy sencillo: escoger entre las diversas soluciones posibles a los problemas que tenemos planteados. Y estos problemas son, b¨¢sicamente, los siguientes:
A) La Constituci¨®n. Los ciudadanos pueden escoger entre seguir con el artilugio de las Leyes Fundamentales, m¨¢s o menos remozado (es lo que propone Alianza Popular), decidirse por una Constituci¨®n como la de los pa¨ªses de Europa occidental (tesis de dem¨®crata-cristianos y socialistas), o quedarse en el medio camino actual, redactando una mini-Constituci¨®n que deje a salvo -m¨¢s o menos modernizados- organismos como elConsejo del Reino y otros mecanismos de poder del sistema anterior (es el camino que ha seguido hasta ahora el presidente Su¨¢rez, inspirador y principal potencia de la Uni¨®n del Centro Democr¨¢tico).
B) La crisis econ¨®mica. Para resolverla, los ciudadanos han de dar su confianza: a) a los se?ores de Alianza Popular. que desde 1973 a 1976 estuvieron en el Poder y no supieron preverla ni adoptar las medidas adecuadas, b) o al presidente Su¨¢rez. que durante los diez meses que lleva en el Poder no ha sido capaz de poner en pr¨¢ctica y explicar al pa¨ªs un plan coherente, que no ha tenido el valor de exponer a sus conciudadanos la necesidad de unos sacrificios indispensables ni de adoptar medidas impopulares; que ha demorado ¨ªnexplicablemente la legalizaci¨®n de las organizaciones sindicales y empresariales, interlocutores indispensables para llevar a cabo una tarea eficaz en esta materia, y cuyo mandato se ha caracterizado por el vertiginoso aumento del coste de la vida y de la deuda exterior-, c) o a fuerzas socialistas y comunistas, cuyo acceso al Poder en posici¨®n mayoritaria -de he.cho, hoy ut¨®pico- pondr¨ªan en crisis de confianza todo el sistema econ¨®mico; d) o, en fin, a la Federaci¨®n de la Democracia Cristiana y sus compa?eros del equipo. ¨²nica ideolog¨ªa. la dem¨®crata-cristiana, capaz de restaurar una econom¨ªa sobre la base del entendim i ento y el di¨¢logo interciasista. tal y como supo hacerlo en el momento en que Europa tuvo necesidad de ello.
C) La incorporaci¨®n de Europa. Incorporaci¨®n que s¨®lo podr¨¢ hacerse con el apoyo de las grandes corrientes pol¨ªticas europeas. Ya es hora de dejar de pretender seguir siendo diferentes. En Europa hay conservadores, liberales. dem¨®crata-cristianos, socialdem¨®cratas, socialistas y comunistas, y aqu¨ª tambi¨¦n. Unas veces gobiernan en coalici¨®n, otras separados. Pero lo que no hacen es presentarse a los electores en revoltijo, mezclados en formaciones que desde ahora van diciendo que no seguir¨¢n juntos despu¨¦s de las elecciones.
En Espa?a hace falta estabilidad en el Poder. Pero la estabilidad del Poder no puede descansar en la popularidad de un hombre. Ha de asentarse sobre las preferencias de los espa?oles claramente expresadas. Sobre acuerdos de gobierno en que cada una de las partes sepa con qu¨¦ respaldo cuenta, y no sobre lealtades personales movidas por la pura rentabilidad electoral.
Por eso la Federaci¨®n de la Democracia Cristiana, que es parte del pueblo, sabe que ¨¦ste no se va a dejar manipular. Que terminar¨¢ votando a una opci¨®n independiente, dialogante, progresiva y europea: la democracia cristiana.
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