El candidato que nunca existi¨®
Gregorio L¨®pez Bravo, agazapado en el tercer puesto de la candidatura de Alianza Popular al Congreso por Madrid, ha resultado ser el caso m¨¢s espectacular de la campa?a que ayer termin¨®, casi reducido a la nada electoral, jugando al anticandidato, Y ello pese a que s¨®lo un cataclismo, muy superior al descalabro que por ahora pronostican los sondeos, para su coalici¨®n podr¨ªa privarle de un esca?o.Apost¨® a ganador, casi sin riesgos. El primer puesto de la candi datura lo ocupa Manuel Fraga, ?el l¨ªder?, y ha cedido el segundo a Mart¨ªnez Emperador, un pol¨ªtico que debe conocerse al dedillo el entresijo pol¨ªtico franquista de la provincia.
Ese su tercer lugar parec¨ªa pedir a gritos la presencia activa de don Gregorio, pero, cuando la campa?a se ha consumido, el resumen de sus apariciones arroja esta sorprendente parvedad: un acto, casi ¨ªntimo, en la presentaci¨®n de la candidatura, con sus compa?eros; una tertulia electoral en el diario ABC y cinco intervenciones que no pueden ser entendidas exactamente como m¨ªtines, de ¨¢mbito reducido, en estas localidades: Pozuelo de Alarc¨®n (16.000 habitantes), Villaconejos (2.800), Rascafr¨ªa (2.000), Guadarrama (4.000) y Valdilecha (1.400). No ha habido m¨¢s. Ni menos. Esto puede pasar a los manuales de marketing pol¨ªtico. La campa?a electoral ha sido para todos la gran epifan¨ªa, pero el se?or L¨®pez Bravo parece haber optado por el sepulcro, en espera, sin duda, de la resurrecci¨®n por el voto.
Frente al mitin de los dem¨¢s, su silencio;, ante la comparecencia general, su ausencia; contra las declarac¨ªones o las entrevistas, su ocultamiento. Ha pasado por la campa?a tan de puntillas que apenas el nombre escrito en las papeletas har¨¢ fehaciente su presencia. Dicen que es el hombre de Su¨¢rez en Alianza Popular, y casi todos han dado en suponerle puente, enlace entre dos orillas que acabar¨¢n por acercarse para evitar desbordamientos. Si su papel de engranaje fuese cierto, nadie podr¨¢ atribuirle ni un chirrido. Moralmente quedar¨¢ comprometido con Alianza Popular, pero ser¨¢ dif¨ªcil adjudicarle una palabra que pueda traicionarle en el futuro. El personaje de Moli¨¦re empeque?ece ante este monumento de avaricia por la discreci¨®n y el silencio.
Puede haber sido tambi¨¦n el arma.oculta de Alianza Popular: el candidato mudo que se ofrece a la exquisita minor¨ªa silenciosa. Nada puede afirmarse definitivamente, pero algo ha pasado. A lo largo de estas tres semanas, mientras ?los siete magn¨ªficos? de Alianza han pateado el pa¨ªs uno ha esperado que, en cualquier momento, Gregorio L¨®pez Bravo hubiera abandonado su Yuste electoral y con aires de cuando viajero infatigable, de los Asuntos Exteriores, hubiera subido a un avi¨®n y se hubiese dejado caer en paraca¨ªdas, como hombre-anuncio de Alianza Popular, en plena Castellana. Sobre los tejados de Banesto, por ejemplo.
Algo ha pasado, o algo puede pasar, para que lo m¨¢s notorio de este lince haya sido su ausencia y su mutismo.
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