La Uni¨®n de Centro, muy beneficiada por la ley Electoral
Como era previsible, el sistema electoral espa?ol para el Congreso se ha revelado como bastante desproporcional. La Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico, vencedora en votos populares, ha obtenido beneficios complementarios en la distribuci¨®n de esca?os gracias al sistema electoral, hasta el punto de que no resulta exagerado decir que su mayor¨ªa relativa en el Congreso est¨¢, en buena parte, prefabricada por la ley electoral. Al mismo tiempo puede afirmarse que los m¨¢s perjudicados por dicha ley son, por este orden, Alianza Popular y el Partido Comunista.
Dos formaciones salen beneficiadas por la, ley electoral, aunque en un grado muy diferente: la Uni¨®n del Centro Democr¨¢tico (UCD) consigue un 12,8% m¨¢s de esca?os que de votos, mientras el PSOE logra un 5,2% m¨¢s de esca?os que de votos.Alianza Popular ha sido v¨ªctima de su propia trampa. Durante la discusi¨®n de la ley de Reforma Pol¨ªtica en las Cortes -noviembre de 1976-, los entonces procuradores de dicha Alianza insistieron en la necesidad de fijar un m¨ªnimo de diputados por provincia bastante alto, e incluso estuvieron a punto de cometer un segundo error por pretender que la elecci¨®n se efectuara por sistema mayoritario. El primer error ha terminado por aplastarles en el Congreso (despu¨¦s se ver¨¢ por qu¨¦), a¨²n m¨¢s de lo que ya estaba por votos. En cuanto a los resultados del Senado, elegido por sistema mayoritario, el ¨¦xito de Alianza Popular ha resultado m¨¢s bien exiguo: dos senadores electos. Si el criterio mayoritario de Alianza Popular se hubiera mantenido en ambas C¨¢maras, esta formaci¨®n pr¨¢cticamente habr¨ªa desaparecido del mapa electoral.
Las cosas han rodado mucho mejor para la Uni¨®n del Centro, cuyo l¨ªder es el presidente del Gobierno que promulg¨® la ley electoral. Esta coalici¨®n logra una prima de esca?os que en Europa quiz¨¢ s¨®lo sea superada por la que consolid¨® la victoria de Karamanlis en las primeras elecciones celebradas en Grecia, tras la ca¨ªda de los coroneles (19% en este caso; 12,4%, en el de Su¨¢rez).
Para los dem¨¢s partidos, la suerte ha estado repartida. El PSOE tiene una prima de esca?os no despreciable (5,2), mientras la coalici¨®n PSP-FPS y el PCE consiguen menos esca?os que el porcentaje de votos logrados.
Causas de esta situaci¨®n
Las desviaciones entre votos y esca?os est¨¢n introducidas en la ley Electoral espa?ola por medio de dos mecanismos; el primero se refiere a las cifras de diputados que elige cada provincia, y el segundo consiste en la famosa f¨®rmula D'Hondt.
La ley de Reforma Pol¨ªtica fij¨® en 350 el n¨²mero m¨¢ximo de diputados del Congreso, y al mismo tiempo estableci¨® un m¨ªnimo de dos diputados por cada provincia, a los que hab¨ªa que sumar, seg¨²n las cifras de poblaci¨®n, un diputado m¨¢s por cada 140.000 habitantes. Esto ha provocado que -excepto los casos de Ceuta y Melilla- cada provincia tenga un m¨ªnimo de tres diputados, lo que limita mucho las posibilidades de distribuci¨®n de esca?os entre los distintos distritos electorales, puesto que el m¨¢ximo a distribuir es de 350 para toda Espa?a.
En virtud de tal distribuci¨®n, provincias muy poco pobladas, como Soria, se han encontrado con un diputado por cada 33.500 habitantes, mientras provincias muy pobladas, como Barcelona, tienen un diputado por cada 137.500 habitantes.
Las diferencias de representaci¨®n tienen relaci¨®n directa con un postulado de la t¨¦cnica electoral, formulado por Douglas W. Rae tras el estudio del funcionamiento de 120 elecciones en todo el mundo. Ese postulado viene a decir: a mayor n¨²mero de diputados por distrito, mayor es la proporcionalidad entre votos y esca?os; a menor n¨²mero de diputados, menor es la proporcionalidad. Esto es l¨®gico: cuantos m¨¢s esca?os puedan repartirse entre las candidaturas de los partidos, m¨¢s posibilidades hay de que el resultado en esca?os sea proporcional a los votos recibidos; cuantos menos esca?os haya que repartir, menos posibilidades existen de que se pueda premiar con esca?os a los diferentes partidos.
En general, los t¨¦cnicos distinguen tres tipos de distritos electorales: peque?os (hasta cinco diputados), medianos (hasta diez) y grandes (m¨¢s de diez). En los distritos peque?os, los resultados son poco proporcionales, y generalmente s¨®lo uno o dos partidos pueden obtener esca?os; en los medianos, los resultados pueden acercarse m¨¢s a la proporcionalidad; y en los grandes, la proporcionalidad es pr¨¢cticamente exacta.
Ejemplos por provincias
El mecanismo descrito, combinado con el hecho de que la f¨®rmula para la distribuci¨®n de esca?os es la de D'Hondt, ha funcionado adecuadamente para primar a unas fuerzas en detrimento de otras.
Tomemos algunos ejemplos. Las nueve provincias de la Meseta Norte -Le¨®n, Zaragoza, Salamanca, Palencia, Valladolid, Burgos, Soria, Segovia, Avila- son distritos electorales peque?os, poco poblados, donde predomina la agricultura y resulta escasa la poblaci¨®n industrial; en ellas, la Uni¨®n de Centro ha logrado veinticinco esca?os, ocho el Partido Socialista Obrero Espa?ol y doce Alianza Popular.
En Le¨®n (¨²nico distrito con seis diputados en esa zona), el Centro consigue cuatro esca?os con el 50% de los votos, mientras el PSOE s¨®lo logra uno con el 23% de los votos, y Alianza Popular otro con el 12 %,el segundo partido es aqu¨ª el perjudicado, en virtud de la regla D'Hondt. Si nos fijamos en Soria, tenemos un ejemplo perfecto de lo que supone el n¨²mero m¨¢ximo de tres diputados: con el 57% de los votos, la Uni¨®n del Centro se lleva los tres esca?os, y deja sin representaci¨®n a un 43 % de electores.
Todo cambia si nos fijamos en un distrito grande: en Barcelona, por ejemplo, cada fuerza pol¨ªtica ha conquistado un esca?o por cada 3% de votos, aproximadamente. La proporcionalidad, en este caso, ha resultado casi exacta: el electorado de cada formaci¨®n pol¨ªtica barcelonesa tendr¨¢ una representaci¨®n en el Congreso muy proporcionada a sus respectivas cifras de votos, y como en este caso hay un electorado numeroso en la izquierda, las candidaturas de izquierda ocupan la cabeza.
En resumen, los criterios de proporcionalidad en que dec¨ªa inspirarse el sistema electoral para el Congreso no siempre han sido respetados, y la consecuencia de ello es el beneficio para unos y el perjuicio para otros. Lo que ocurre es que los beneficiados no son sistem¨¢ticamente los conservadores, ni los perjudicados los progresistas; el sistema electoral ha hecho m¨¢s poderoso al que ya era poderoso, y m¨¢s peque?o al que ya de por s¨ª era peque?o. Est¨¦ es el juego de la ley por la que se han regido las elecciones del 15 de junio.
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