Reflexiones sobre el resultado electoral
El 15 de junio han votado casi dieciocho millones de espa?oles en las elecciones al Congreso y al Senado. Las listas del Gobierno han obtenido seis millones de votos. Las listas de la Alianza Popular un mill¨®n y medio. En total, las candidaturas del Centro y de la derecha conservadora han alcanzado por consiguiente siete millones y medio de sufragios. Es decir, el 43 % de los votos emitidos.De los diez millones y medio de votos restantes -el 57 % del voto- puede decirse sin error, que al menos diez millones corresponden a partidos de signo democr¨¢tico, adversarios decididos de cualquier forma de continuidad franquista. En votos populares, el resultado ha sido pues indiscutible: cuatro millones de votos de diferencia han sacado los diversos sectores democr¨¢ticos sobre las candidaturas gubernamentales. Esta cifra se convierte en dos millones y medio si se a?aden a la Uni¨®n del Centro Democr¨¢tico, los votos del neofranquismo de la Alianza. Los datos reales de la contienda son ¨¦sos y no hay manera de alterar tal contabilidad de opiniones. Las listas del oficialismo no tienen mayor¨ªa num¨¦rica en la opini¨®n p¨²blica. Y la diferencia no es de unos pocos votos sino de varios millones. Despu¨¦s de cuarenta a?os de impuesta unanimidad franquista, el pueblo espa?ol se ha manifestado a trav¨¦s de la primera rendija de libertad democr¨¢tica que se le ha otorgado, con raqu¨ªticos espacios televisivos, y frente a una tremenda inercia ventajosa del Poder y del aparato oficial. Quien no sea capaz de mirar de cara estos resultados y medite su significado, comete un grave error pol¨ªtico Cuatro millones de votos son muchos votos para que a estas alturas se trate de escamotear tan rotunda derrota.
Las manipulaciones de estos resultados por los medios de comunicaci¨®n del Gobierno han sido verdaderamente pintorescos y lamentables. Pertenecen a los mejores tiempos del franquismo informativo. El deliberado retraso en los escrutinios globales; la ocultaci¨®n de los resultados de Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla y Bilbao durante tantas horas; la utilizaci¨®n de los porcentajes de esca?os como si fueran porcentajes de voto; la atribuci¨®n prematura de los puestos de Congreso y Senado para empezar la campa?a de las ?victorias aplastantes?, ?triunfos arrolladores?, ?barridos electorales?, y dem¨¢s locuciones habituales de estos ¨²ltimos cuarenta a?os como si de ?referendums? org¨¢nicos se tratara, han esmaltado la etapa del suspense del escrutinio.
Este barullo informativo destinado a adormecer en ciertas capitales conflictivas las cifras impresionantes de la victoria democr¨¢tica sobre el oficialismo: (Barcelona 82 % contra 18 % del voto popular; Bilbao 75 % contra 25 %) ha tenido adem¨¢s la ventaja de enga?ar a los corresponsales extranjeros en su mayor¨ªa, haci¨¦ndoles transmitir jubilosos mensajes de ?grandiosos ¨¦xitos? no se sabe bien de qu¨¦, y escribir incluso que ?¨¦ste era el sue?o dorado del presidente Giscard?, quien por lo visto no se conformar¨ªa con lo que tiene en casa y tratar¨ªa de extender sus deseos on¨ªricos por encima de los Pirineos como su antepasado Luis XIV. Entre tanta perla period¨ªstica apresurada, en esta etapa del cuentagotas, noticioso he le¨ªdo un titular que merece el premio: ?Triunfo de la moderaci¨®n? refiri¨¦ndose al resultado de Vizcaya y Guip¨²zcoa con la victoria del PSOE y del PNV. ?Pero no escrib¨ªa ese mismo peri¨®dico hace pocos d¨ªas que esas dos siglas representaban el ?separatismo? y el ?marxismo??
M¨¢s volvamos a las cifras. Las normas electorales vigentes -regla de Hondt y el mismo n¨²mero de senadores para cada provincia han jugado en favor de las candidaturas de la UCD, aumentando sus esca?os en fuerte proporci¨®n sobre los votos populares. En el Congreso, sin embargo, no ha llegado a conseguir mayor¨ªa el Gobierno. En el Senado, tampoco, aunque la filiaci¨®n predominante de los senadores designados por la Corona en una lista que refleja la inercia del sistema, pueda inclinar la indecisa balanza. La gran sorpresa ha sido la aparici¨®n de casi un centenar de senadores elegidos que representan frente a los 104 del Gobierno, una corriente democr¨¢tica antifranquista de signo inequ¨ªvoco. La fuerza de esa opini¨®n se ha hecho m¨¢s visible en Madrid donde no s¨®lo triunfan los tres ?Senadores para la democracia? (con m¨¢s de un mill¨®n de votos Joaqu¨ªn. Satr¨²stegui y Mariano Aguilar) sino que el cuarto puesto tambi¨¦n lo alcanza otro candidato democr¨¢tico, d¨¢ndose as¨ª el resultado espectacular que el Gobierno no ha logrado sacar ni un solo representante en el Senado, en la capital del Reino.
El PSOE con sus cinco millones de votos, se ha convertido de la noche a la ma?ana, en el primer partido pol¨ªtico del pa¨ªs. La UCD que le ha sacado una ventaja de un mill¨®n de votos, no es un partido, sino una coalici¨®n electoral de siete u ocho partidos dirigida por el presidente del Gobierno. Tambi¨¦n la AP es una coalici¨®n de varias agrupaciones pol¨ªticas. Que la una y la otra puedan convertirse en una sola coalici¨®n parlamentaria parece m¨¢s que probable, con lo que el Gobierno lograr¨ªa una justa mayoria.
En el voto socialista habr¨¢ sin duda la voluntad de muchos electores que sin ser socialistas han dado el sufragio a una opci¨®n democr¨¢tica y defensora de las libertades que consideraban no manipulada desde el Poder. O en otras palabras, que en alguna, forma el centro sociol¨®gico del pa¨ªs estaba ah¨ª: en la neta recusaci¨®n de todo intento de continuar el franquismo en sus ¨²ltimas formas larvadas y olig¨¢rquicas: la del establishment econ¨®mico; y la de las resistencias a lograr el constitucionalismo democr¨¢tico plenario para la Monarqu¨ªa.
Hay que a?adir algunos datos m¨¢s: dos millones y medio de votos potenciales no han tomado parte en estos comicios. Son los de los espa?oles de m¨¢s de dieciocho a?os y menos de veintiuno. Y tambi¨¦n el voto de los trabajadores en el extranjero, especialmente el de los residentes en Europa. No es demasiado aventurado extrapolar sus tendencias predominantes que han sido, quiz¨¢ el motivo de su exclusi¨®n. Tambi¨¦n es interesante comprobar hasta qu¨¦ punto las elecciones municipales, si bien no convocadas todav¨ªa, han tenido ya un escrutinio visible previo en los resultados obtenidos que obligar¨¢n a modificar temporalmente la constituci¨®n actual de gran n¨²mero de ayuntamientos incapaces de resistir la presi¨®n sicol¨®gica de las estad¨ªsticas de voto que les son mayoritaria mente desfavorables, lo mismo que las diputaciones provinciales. La radiograf¨ªa electoral obtenida ser¨¢ en muchos casos, irresistible.
La presencia de esos diez millones de votos populares de centro y de izquierda, en favor de la democracia plenaria, sin adjetivos, pesar¨¢ desde hoy en adelante como un factor decisivo en la evoluci¨®n de la transici¨®n, acelerando la puesta en marcha del proceso constituyente; encarando en f¨®rmulas urgentes y al mismo tiempo, responsables, la situaci¨®n pol¨ªtica de Catalu?a y del Pa¨ªs Vasco, y obligando a examinar en profundidad los problemas econ¨®micos y sociales y las necesarias eliminaciones que su soluci¨®n requiere.
Pienso que como factor prioritario que condiciona todos los dem¨¢s, aparece la urgente nacionalizaci¨®n de la Televisi¨®n y de la Radio. Quiero decir, el convertir a RTVE, en un instrumento que, pagado como est¨¢ por los contribuyentes, sirva de modo imparcial a la informaci¨®n objetiva y no partidista; se convierta en foro permanente de debates nacionales sobre los temas de inter¨¦s general; abra sus pantallas a todas las opiniones y trate de convertirse en un gran medio de difusi¨®n cultural y educativo en un clima de libertad intelectual. Sin televisi¨®n abierta no puede funcionar un sistema democr¨¢tico.
Tales son las reflexiones que me inspira el resultado num¨¦rico de la consulta electoral. Hay un pueblo que se llama Espa?a, que ha despertado r¨¢pidamente de su letargo impuesto durante tantos a?os. Y lo ha hecho con madurez y serenidad, responsablemente, sin violencia alguna, como corresponde a una sociedad moderna, de pa¨ªs preponderantemente industrial, de alto nivel de vida, juvenil, urbano, renovador, laico, que se enfrenta con esperanza y con realismo a los problemas que le plantea su propio dinamismo. Que cada sector de opini¨®n, de los varios en que se divide la comunidad espa?ola, acepte ahora su responsabilidad, sin destape ni disfraz para los tiempos que vienen. La vida democr¨¢tica requiere, ante todo, autenticidad. Quien represente a la derecha, a la burgues¨ªa y a la clase empresarial que lo diga sin miedo, ni rebozo. El temor ha terminado para todos desde que la izquierda puede llamarse otra vez as¨ª, p¨²blica y legalmente. Solamente en la sinceridad deben legitimarse los intereses de las diversas clases y grupos sociales para que al final sea Espa?a la que quede mejor servida.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.