Recuperaci¨®n de revistas de vanguardia en Catalu?a
Desde un primerizo libro de Guillermo D¨ªaz-Plaja, L'avantquardisme a Catalunya (1932), hasta la ponencia de Joaquim Molas sobre nuestro surrealismo publicada en Actes del tercer colloqui internacional de la llengua i literatura catalanes (Oxford, 1976), no han abundado ni las visiones de conjunto ni los an¨¢lisis rigurosos sobre la vanguardia (especialmente la literaria), denominador com¨²n que engloba a varias corrientes est¨¦ticas renovadoras e iconoclastas.La irradiaci¨®n del mundo cultural de Par¨ªs, produjo en Barcelona los primeros brotes de la vanguardia catalana: en 1915, J. M. Junoy public¨® su oda al h¨¦roe de la contienda Guynemer, composici¨®n incorporada a sus Poemes e calligrames (1920), con una carta-prefacio de Apollinaire.
A pesar de que el novecentismo estaba todav¨ªa en auge y planificaba culturalmente desde el poder de la mancomunidad catalana, el a?o 1917 se nos aparece como estelar para las revistas de vanguardia. Picabia, dada¨ªsta junto a Tzara, hab¨ªa llegado a Barcelona y edit¨®, enteramente en franc¨¦s y en cuatro n¨²meros, su publicaci¨®n 391, administrada por el c¨¦lebre marchante Dalmau y con una tirada de quinientos ejemplares. Colaboraron frecuentemente Max Jacob, Max Goth y el propio Picabia, quien continuar¨ªa la revista en Nueva York, Par¨ªs y Zurich... Simult¨¢neamente, J. Salvat-Papasseit lanzar¨ªa Un enemic del poble, con el significativo subt¨ªtulo de ?fulla de subversi¨® espiritual? (dieciocho n¨²meros hasta 1919). Salvat, poeta aut¨¦ntico, autodidacta, hijo de un fogonero naval que muri¨® abrasado en una caldera, vivi¨® a?os en un asilo y luego contrajo una tuberculosis que le marc¨® hasta su muerte, a los treinta a?os (1924). En poco tiempo, y un poco atropelladamente, se form¨® con pasi¨®n y fue evolucionando: del anarquismo al socialismo, con una importante dosis de cristianismo maragalliano y, al final, de no intervenci¨®n en pol¨ªtica. Su mito se ha reavivado en estos ¨²ltimos a?os y sus obras se agotan. En Un enemic del poble colaboraron los pintores Joaqu¨ªn Torres Garc¨ªa y Rafael Barradas, adem¨¢s de Eugenio d'Ors, J. M. de Sucre, Ram¨®n G¨®mez de la Serna, etc¨¦tera. El mismo a?o, Junoy y luego J. V. Foix relanzaron Trossos -no pas¨® de seis n¨²meros-, iniciada con un n¨²mero el a?o 1916. Aparte los textos te¨®ricos o combativos, inclu¨ªa buenas versiones de poetas franceses (de Birot a R¨¦verdy) y dibujos, entre otros, de Joan Mir¨®. Tambi¨¦n Salvat Papasseit fue el promotor del ¨²nico n¨²mero de Arc voltaic (1918), con portada de Mir¨® y el estridente subt¨ªtulo de ?Plasticidad del v¨¦rtigo. Formas en emoci¨®n y en evoluci¨®n. Vibraciones de ideas. Poemas en ondas herzianas.? Dos ef¨ªmeros n¨²meros de Proa fueron, igualmente, iniciativa de Salvat.
La irrupci¨®n del surrealismo tuvo una pronta resonancia en Catalu?a. Ya en 1925 el siempre discutido Josep Pl¨¢ dedic¨® un art¨ªculo al manifiesto de Bret¨®n, diciendo que ?se trata de un manifiesto rom¨¢ntico escrito por un hombre inteligente?. J. V. Foix, tildado de surrealista puro, se convertir¨ªa en el ecl¨¦ctico arquetipo, que conciliar¨ªa las nuevas formas de expresi¨®n literaria con la tradici¨®n cl¨¢sica. Y, curiosamente, La Revista, portavoz del novecentismo, recog¨ªa libremente los testimonios de los vanguardistas. L'Amic de les Arts, fundada en Sitges, en 1926, fue un ¨®rgano en evoluci¨®n de los nuevos movimientos. Demostr¨® su devoci¨®n por Garc¨ªa Lorca, quien colabor¨® con poemas y dibujos. Y el ¨²ltimo n¨²mero de la revista, el 31 (1929), es de clara inspiraci¨®n surrealista y termina con una entrevista con Bu?uel hecha-por Dal¨ª. Poco antes, en 1928, Sebasti¨¢ Gasch, Lluis Montanya i Salvador Dal¨ª lanzan el Manifest groc, hechizados por el maquinismo y la libertad imaginativa, y arremeten contra los cr¨ªticos, los j¨®venes sin esp¨ªritu juvenil, el Orfe¨® Catal¨¢ y citan, entre sus dioses, a Picasso, Gris, Mir¨®, Chirico, Le Corbusier, Tzara, Arag¨®n, Lorca, Strawinsky, Bret¨®n, etc¨¦tera.
En 1929 aparece en Vilafranca del Pened¨¦s la revista H¨¦lix, pilotada sobre todo por Juan Ram¨®n Masoliver, y en cuyas p¨¢ginas figurar¨¢n Carlos Claver¨ªa, D¨ªaz-Plaja, Pedro Grases (todos de una misma promoci¨®n), junto a Benjam¨ªn Jarn¨¦s, Max Aub, G¨®mez de la Serna, Foix, Gim¨¦nez Caballero, poemas de Bu?uel y reproducciones de Mir¨®, Benjam¨ªn Palencia y Barradas. Sorprende un largo art¨ªculo sobre Ulyses, de Joyce y fragmentos de la obra. Adem¨¢s de la famosa y demoledora conferencia de Dal¨ª en el Ateneo barcelon¨¦s, cima suprema y canto de cisne del surrealismo catal¨¢n.
Todo este material del mosaico vanguardista catal¨¢n se halla desde hace pocos meses (o d¨ªas) al alcance de los lectores gracias a la colecci¨®n Ready Mades, de la librer¨ªa barcelonesa Leteradura, que ha hecho las reproducciones en facs¨ªmil de todas las revistas citadas en mi art¨ªculo (de L'Amic de les Arts s¨®lo el n¨²mero 31) y que tiene en su haber otras publicaciones, como buena parte de Dau al Set, ¨®rgano del redivivo vanguardismo de la posguerra en Catalu?a, y los quince -y tan raros- n¨²meros de Els Quatre Gats (1899), una revista que, como modernista, fue la f¨®rmula de otra vanguardia y cuyas portadas son de Casas, Mir, Nonell, Gos¨¦, Riquer y a la que no fue ajeno Picasso.
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