Un exponente de la la poes¨ªa femenina de Posguerra
La forma directa, elemental, la met¨¢fora de primer grado y la sensaci¨®n inmediata, no retenida en pro de un ulterior conceptismo, son, a grandes rasgos, los aspectos formal y sustancial de gran parte de nuestra poes¨ªa femenina de posguerra. Su espontaneidad elude al laber¨ªntico crucigrama de los caprichos al uso. Y no porque se lo proponga como si de un credo vitando se tratara, sino porque su expresi¨®n nunca ha sido un problema. Obedece a ley de ritmo biol¨®gico. No cuestiona. Canta, expone, dice o describe.En esa l¨ªnea se sit¨²a la obra de Acacia Uceta. Nacida en Madrid, ya de joven estampa su voz en diferentes medios literarios. Publica dos novelas y, adem¨¢s de ¨¦ste, otros tres libros de poemas: El corro de las horas (1961), Frente a un muro de cal abrasadora (1967) y Detr¨¢s de cada noche (1970. En ellos pone de relieve su decidida voluntad de salvar la vida, el flujo que sobre la tierra nos sostiene.
Acacia Uceta:
Al sur de las estrellas. El Toro de Barro. Madrid.
Al sur de las estrellas incide en ese ambiente. Es un libro, como su misma autora dice, recopilador. Incluye poemas dispersos. De ah¨ª que sus rasgos no difieran de lo ya dicho. Vegetalmente ordenado en sus partes, desde el Tronco hasta la Espina, pasando por la Flor, Fruto y Hoja, para volver a la base, a la Ra¨ªz, con los ¨²ltimos poemas, nos ofrece, en conjunto, el testimonio de un drama o lirodrama.
Acacia Uceta propende hacia el poema descriptivo, largo. Las composiciones cortas aqu¨ª incluidas, todas ellas sonetos, no resaltan tanto como las que permiten la efusi¨®n de su matriz. As¨ª ocurre en los poemas Lejana presencia, Balada del Nilo, M¨ªnimo destello y Madrid (Primavera de 1938), sobre todo en el segundo, donde la expresi¨®n realza el ardor de la materia al combinar la energ¨ªa natural con la humana. En los dem¨¢s, la concentraci¨®n de los comienzos se afloja en su andadura y la sorpresa imaginativa.
Babelia
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