Francia: los partidos de la mayor¨ªa, en busca de una tregua
Mientras en el campo de la oposici¨®n contin¨²a desarroll¨¢ndose la guerra de nervios, en la mayor¨ªa gubernamental. Chirac declar¨® la paz. Las cosas no son tan simples, pero los partidos de la derecha que gobierna, a medida que van aproxim¨¢ndose las elecciones legislativas ?hist¨®ricas?, intentan ofrecer una imagen m¨¢s serena ante la opini¨®n. El presidente de los gaullistas, Jacques Chirac, anteayer, propuso una reuni¨®n en la cumbre de los partidos de la mayor¨ªa. Ayer, todo indicaba que ser¨ªa aceptada y que se celebrar¨ªa el pr¨®ximo 10 de julio.
El hecho constituir¨¢ un acontecimiento. Desde el ¨²ltimo 25 de agosto de 1976, fecha de la dimisi¨®n espectacular del se?or Chirac como primer ministro, las querellas entre las dos fracciones de la mayor¨ªa (chiraquistas y giscardistas) han venido ofreciendo a los franceses un espect¨¢culo de ?divisiones e intrigas s¨®rdidas? que culmin¨®, en marzo ¨²ltimo, con la derrota estruendosa en las elecciones municipales.La ?guerra? entre el se?or Chirac, apoyado por su partido gaullista, RPR (Uni¨®n por la Rep¨²blica), y el presidente, Valery Giscard d'Estaing, empez¨® a causa del an¨¢lisis distinto que hicieron los dos hombres sobre la estrategia m¨¢s oportuna para vencer a la izquierda en las pr¨®ximas legislativas. El presidente de la Rep¨²blica contin¨²a acariciando su ?sue?o?: desgajar a los socialistas del ?programa com¨²n?, antes o despu¨¦s de las elecciones. El alcalde de Par¨ªs entiende que semejante ?quimera? es propia de un ?pol¨ªtico de sal¨®n?. En su opini¨®n, de no haber adelantado las legislativas, como ¨¦l deseaba el a?o pasado, una de dos: o gana la mayor¨ªa o, en caso contrario, todo ser¨¢ l¨ªcito para forzar el fracaso de la gesti¨®n de la izquierda.
Estas dos teor¨ªas opon¨ªan al antiguo primer ministro y al presidente, y siguen enfrent¨¢ndolos ?a muerte?.Y tampoco los unir¨¢ el resultado de las legislativas, fuere cual fuere. Detr¨¢s de las divergencias para elaborar la estrategia que garantice el ¨¦xito de la mayor¨ªa en las elecciones, laten dos concepciones diferentes de la Francia de ma?ana: el presidente, apoyado por el gran capital como ning¨²n jefe de Estado franc¨¦s lo estuvo nunca desde que termin¨® la ¨²ltima guerra mundial, desear¨ªa instaurar en Francia una socialdemocracia similar a la que funciona en el norte de Europa. El se?or Chirac, representante del capital medio y de la ?Francia profunda?, anticomunista visceral, popularista moderno, juega a todo o nada, sin concesiones al colectivismo, que, en su opini¨®n, encarnan tanto los socialistas como los comunistas.
Para realizar estas dos concepciones diferentes de la derecha, no hay m¨¢s que un puesto demando: la presidencia de la Rep¨²blica. De aqu¨ª que las divergencias profundas del presidente y del l¨ªder de los gaullistas, ni terminar¨¢n con la reuni¨®n del pr¨®ximo d¨ªa 10 ni con las legislativas. Si la mayor¨ªa perdiese estas elecciones decisivas, el se?or Chirac esperar¨ªa el fracaso de la izquierda para proponerse como el nuevo hombre ?providencial?.
Si la v¨ªctima fuese la oposici¨®n, en marzo del 78, el se?or Chirac ya est¨¢ operando de manera que, llegado ese momento, ¨¦l sea considerado como el verdadero art¨ªfice de la victoria. Entonces, si su estrategia se cumpliera, todas las cartas estar¨ªan en sus manos para asaltar el palacio del El¨ªseo en 1981.
Bajo esta perspectiva analizan los observadores esta nueva fase de ?entendimiento? de la mayor¨ªa gubernamental. Durante estos ¨²ltimos tiempos se ha estado perfilando un frente contra Chirac, apoyado en los, tres partidos ?giscardianos?: el centrista del se?or Lecanuet; el radical del se?or Servan Selireiber y el Partido Republicano (antiguos ?republicanos independientes ?) que dirige el se?or Soisson.
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