Los interrogantes de Toledano
Aunque tarde, Francisco Toledano asom¨® al panorama de nuestra poes¨ªa con voz madura y expectante. A los 42 a?os de edad publicaba su primer libro: Tren Talgo Madrid-Mediod¨ªa (1974). En lo sucesivo, fueron apareciendo Embriaguez sin d¨ªa, Espiral de un reloj detenido y ahora esta Trilog¨ªa Interrogante, Premio Leopoldo Panero 1975. ?Su confirmaci¨®n?Salud¨¦ en los dos primeros libros la ordenada estructura perif¨¦rica y su ¨ªntimo tono cordial. Le bastaban dos tiempos verbales, el indefinido y el imperfecto, para encadenar la duraci¨®n con im¨¢genes y met¨¢foras acumuladas. Un tiempo externo que hab¨ªa robado, nos dec¨ªa, el suyo propio. Era el reloj civil, el mismo timbre, me parece, que vibra en parte de la poes¨ªa que, por infancia y edad le corresponde, aunque el bronce es de temple diverso. Fecha de publicaci¨®n aparte, habr¨¢ que incluirlo entre los poetas de los a?os sesenta.
Francisco Toledano:
Trilog¨ªa interrogante.Ediciones Cultura Hisp¨¢nica. Madrid, 1977.
Trilog¨ªa interrogante remueve el mismo ambiente en otra fase creativa. Se hermana con aquella pregunta temporal, un cerca-lejos de la sensaci¨®n retenida en el recuerdo. El formante significativo tiende al recitado, busca la redondez en su aproximaci¨®n al alejandrino, en la pausada andadura de sus hemistiquios y en la recurrencia ret¨®rica de sintagmas en paradigma. Peto el tic-tac adelgaza su timbre y confiesa la muerte del amor en triple ruptura cordial: mujer, madre, Dios.
La memoria de la madre fallecida -Desnuda de pulseras- incrementa los contados efluvios de este libro. El hecho vital posibilita el segundo desgarro y establece una, distancia sicol¨®gica necesaria para reconsiderar el valor de la vida y la transformaci¨®n de la materia. En estos poemas asoma un lejano eco familiar al modo de Luis Rosales en La casa encendida.
La muerte de Dios -Palabra colectiva- se reduce al abandono de una tradici¨®n. No hay aqu¨ª duda sangrante, impotencia intelectiva, sino, simplemente, cambio afectivo. Del no-Dios-madre el poeta infiere, en tropo acrob¨¢tico, la nada. Es el derrumbe del tercer ideal.
En conjunto, este libro no ahonda la mec¨¢nica operativa de los anteriores. El signo est¨¢ en funci¨®n del decir y no del hacer diciendo. Por otra parte, su sustancia nos recuerda las tres corrupciones de una narraci¨®n inicial de Jes¨²s Torbado.
Babelia
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