La Asociaci¨®n de San Diego rescata un colegio para el vecindario
De modo completamente gratuito, m¨¢s de un centenar de ni?os de Vallecas reciben clases de recuperaci¨®n de estudios en un antiguo colegio nacional de la calle de Jos¨¦ Serrano, 9, que permanec¨ªa abandonado y repleto de escombros desde hace siete a?os. Diariamente se incorporan al centro m¨¢s ni?os, que pasan a formar parte de la experiencia, did¨¢ctica que all¨ª se sigue de la mano de nueve j¨®venes profesores, licenciados universitarios en su mayor¨ªa, que con la ayuda de todo el vecindario rescataron para el barrio el local, ahora dependiente de la Asociaci¨®n de Vecinos de San Diego
El inmueble ocupado se encuentra en perfectas condiciones de habitabilidad, seg¨²n establece un certificado expedido por un arquitecto y visado por el Colegio madrile?o. Tras la remodelaci¨®n de su interior por parte de amplios grupos de vecinos, el edificio se ha podido reconvertir en lo que alg¨²n d¨ªa fue, un colegio, si bien sus cometidos han variado sustancialmente, y desde ¨¦l se ha emprendido una experiencia pedag¨®gica nueva. Se da con mucha frecuencia el caso de ni?os que media hora antes de comenzar las clases ya se encuentran haciendo cola en la puerta, el caso de otros, como Santiago Coronado, que madrugan m¨¢s de dos horas para no perderse las clasesEn el centro se imparten ense?anzas sobre las asignaturas que no han sido superadas por los ni?os que acuden al nuevo colegio, y las m¨¢s tratadas son Lenguaje, Matem¨¢ticas, Franc¨¦s, Ciencias Naturales y Sociales, adem¨¢s de Historia y otras. Sin embargo, tambi¨¦n se dedica gran, parte del horario -de diez a una de la tarde y de cinco a ocho- a actividades no lectivas, sino creativas, protagonizadas, adem¨¢s, por los ni?os de este centro.
Los ni?os determinaron su horario y lo mismo hacen con gran parte de las actividades que emprenden, ya que los profesores acostumbran consultarles casi todas las iniciativas que se siguen en el colegio. Acuden ni?os con edades comprendidas entre tres-cuatro a?os y quince a?os, y suele ser diaria la incorporaci¨®n espont¨¢nea de ni?os a las clases. Continuamente una veintena de ni?os presencia desde las ventanas el desarrollo de las clases y la mayor¨ªa de ellos termina por incorporarse.
?Estamos realmente sorprendidos -dice Saturnino Carrasco, licenciado en Historia, uno de los siete profesores que protagonizan el experimento-. Nunca pensar¨ªa que los ni?os disfrutaran tanto en clase, pero las colas se producen diariamente. Lo peor es que no tengarnos m¨¢s medios materiales para desarrollar nuestra tarea y, de conseguirlos, es raro que no se nos pida algo a cambio, por lo cual rechazar¨ªamos todo tipo de ayuda oficial. Con la ayuda del vecindario hemos rescatado para Vallecas un colegio que ahora, durante el verano, cumple una funci¨®n de recuperaci¨®n de estudios no aprobados por los ni?os.?
Nadie cobra una sola peseta y la ense?anza no se imparte desde perspectivas de rentabilidad econ¨®mica. Desde el pasado mes de enero se realizaron las obras de limpieza y adecuaci¨®n, si bien meses antes los directivos de la asociaci¨®n vecinal de San Diego acudieron, infructuosamente, al Gobierno Civil y al Ayuntamiento para conocer la actual situaci¨®n legal del inmueble. En un principio fue una donaci¨®n de Francisco Requena, pr¨®cer vallecano, al vecindario de San Diego, pero como colegio nacional ¨²nicamente funcion¨® unos a?os, recuerdan algunos vecinos de edad avanzada. Despu¨¦s de la guerra civil pas¨® a depender del Ayuntamiento de Madrid, aunque desde hace siete a?os su estado de abandono lo hab¨ªa convertido en un paraje infecto, repleto de ratas y escombros.
?Esperamos no encontrar problernas, por parte de las autoridades, para continuar desplegando estas actividades. El edificio tiene una biblioteca, un sal¨®n de ancianos, e intentamos convertirlo en un local plenamente vecinal, para los habitantes de este barrio y para su asociaci¨®n de vecinos.?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.