El papel de la izquierda
Liga Comunista Revolucionaria
Sobre pretencioso, ser¨ªa adem¨¢s in¨²til dar consejos al PSOE acerca de su propia pol¨ªtica. Pero quienes ni pertenecemos a ¨¦l ni hemos votado por ¨¦l, aunque nos identifiquemos con una opci¨®n socialista, debemos aclarar cu¨¢les van a ser nuestras exigencias ante una victoria electoral que saludamos. Pues, desde ahora mismo, vamos a reclamar al PSOE -y al PCE- que hagan honor a los compromisos contra¨ªdos durante la campa?a electoral y que,junto con su historia, les han valido gran cantidad de votos en las ¨²ltimas elecciones del 15 de junio.
Todo ello porque la situaci¨®n pol¨ªtica actual no deja de ser sorprendente. Parece como si la interpretaci¨®n de los resultados electorales, tan lentamente obtenidos, tan trabaj¨®samente arrancados, tan parcialmente conocidos tuviese necesariamente que coincidir con la imagen dada por los medios de comunicaci¨®n, RTVE a la cabeza; imagen que, si es una de las lecturas posibles, no es la m¨¢s probable. Seg¨²n ella, las elecciones han demostrado que la sociedad espa?ola est¨¢ en condiciones de modernizar su aparato pol¨ªtico, en un clima de moderaci¨®n, para ponerlo a tono con las exigencias de una sociedad industrial avanzada. Es decir, en otro c¨®digo, que las elecciones han consagrado la estabilizaci¨®n de la dominaci¨®n de la burgues¨ªa en el marco de un sistema parlamentario con fuertes peculiaridades. Hasta ha habido quien ha hecho del nuestro un sasterna n¨®rdico...
Hay que introducir en esa imagen elementos que no esL¨¢n presentes y que la falsean. Las elecciones han mostrado, deformadamente, algo que ya sab¨ªamos: que desde los a?os sesenta hay una creciente polarizaci¨®n entre las grandes clases de la sociedad espa?ola. Desde el hundimiento delos partidos-puente como la FDC hasta -salvadas todas las distancias- la semejanza del mapa electoral con el de 1936, todos los signos apuntan a esa polarizaci¨®n creciente. Lo que permite interpretar de otra forma las elecciones.
Sin temor puede decirse que, en ese proceso, las elecciones han mejorado la situaci¨®n de la clase obrera y los trabajadores. En primer lugar, porque el triunfo de la burgues¨ªa, especialmente el de UCD, ha sido una victoria p¨ªrrica. Tan s¨®lo un nuevo padrinazgo, ahora el del sesudo se?or D'Hondt, ha permitido a Su¨¢rez hacerse con una voluminosa minor¨ªa en las Cortes. Su escaso 4 % de votos en relaci¨®n con el PSOE le ha dado casi un 30 % m¨¢s de diputados en el Congreso. Ven tajas de una ley Electoral llamada a prefabricar el triunfo electoral de la derecha.
Pero esta consolidaci¨®n parlamentaria se apoya en un gelatinoso magma social y en un proyecto de partido suarista, unido tan s¨®lo por el miedo y los intereses, un verdadero sindicato del poder. Un sindicato recorrido por una amplia suma de contra dicciones internas. Lo que se matiza a¨²n m¨¢s si se considera que parte de los votos de UCD salen de una campana en la que se ha prometido -otra cosa ser¨¢ la realidad- construir una verdadera democracia. Todo ello, junto con los problemas que se van a derivar de las soluciones a la cuesti¨®n nacional y del pretendido plan de estabilizaci¨®n, apunta en el sentido de que UCD est¨¢ llamada a conocer, y pronto, serias crisis internas. Se hace dif¨ªcil creer que nuestro flamante Gobierno vaya a durar los cuatro a?os que le permitir¨ªa, en principio, su victoria en esca?os.
Por el contrario, el verdadero triunfo espectacular en estas elecciones ha sido para el con junto de las fuerzas obreras, con el PSOE destacad¨ªsimo y en cabeza. A falta de datos exactos -lo que ha suministrado la Junta Electorales cualquier cosa menos eso-, en esta definitiva provisio nalidad en que estamos al respecto, puede decirse que el conjunto de las candidaturas obreras, desde Unidad Socialista hasta los grupos de extrema izquierda, obtuvieron el 45% de los votos emitidos. Una victoria sin paliativos que hace unos meses nadie se hubiera atrevido a pronosticar.
Por otra parte, esa fr¨ªa estad¨ªstica global oculta un triunfo completo en las zonas m¨¢s densamente pobladas, m¨¢s urbanizadas, m¨¢s industriales; en ese 45% est¨¢ la mayor¨ªa activa de la sociedad espa?ola. Si hubiesen votado los j¨®venes desde los dieciseis anos y los emigrantes hubiesen tenido las mismas facilidades que en el pasado refer¨¦ndum, ese porcentaje ser¨ªa hoy superior al 50 %.El Gobierno Su¨¢rez lo sab¨ªa bien y por eso les impidi¨® hacerlo. En realidad, los partidos obreros cuentan hoy con la mayor¨ªa electoral y pol¨ªtica del Estado espa?ol.
Sin embargo, la iniciativa pol¨ªtica sigue en manos de Su¨¢rez, m¨¢s por resultados de la pasividad de los grandes partidos obreros que por su propia fuerza. La verdadera fortaleza de Supersu¨¢rez se va a poner de manifiesto con motivo de las primeras acometidas de crisis. En cualquier caso, es imposible que pueda continuar sin la aquiescencia de los partidos mayoritarios. Esa es hoy la prueba para el PSOE, el gran responsable ante la clase obrera,por su victoria electoral. La oposici¨®n constructiva de la que ha hablado Felipe Gonz¨¢lez tiene que empezar por ser oposici¨®n. Y no puede decirse que, por ahora, lo sea demasiado. Las reticencias del secretario general ante la reforma administrativa sustra¨ªda a las Cortes se disiparon con el humo del cigarrillo que encendi¨® al presidente del Gobierno. La amnist¨ªa total, la legalizaci¨®n de todos los partidos obreros, la consagraci¨®n de las libertades plenas en la futura Constituci¨®n han de plantearse a¨²n muy a fondo -y no solamente en el Parlamento.
Porque eso es lo que se ha votado. El PSOE es perfectamente consciente de que muchos de sus votos los ha arrancado a la extrema izquierda y al PCE. En el primer caso, por el reflejo del voto ¨²til. En el segundo, ante el giro incr¨ªble e innecesariamente moderado que ha seguido a su legalizaci¨®n. Frente a ello, en su campa?a, el PSOE ha seguido representando la tradici¨®n republicana, el tederalismo y las autonom¨ªas, las libertades democr¨¢ticas sin recortes, la negativa al pacto social. Y todo eso es lo que se ha votado. Son votos de calidad y s¨®lo quien confunda a ¨¦sta con el sufragio de los profesores. puede sostener lo contrario.
Todo ello es imposible si contin¨²a inc¨®lume el aparato de Estado franquista. Las elecciones municipales son urgentes precisamente porque van a abrir en ¨¦l una amplia brecha. Pero esas elecciones no pueden celebrarse sin una nueva ley Electoral. En segur¨ªdo lugar, la dictadura nos ha legado una omnipresente corrupci¨®n, un ¨ªntimo compadreo entre las m¨¢s delictivas actividades capitalistas e importantes sectores de la Administraci¨®n. Muchos casos de corrupci¨®n conocidos -Matesa, Reace, Sofico, Lockheed, BoeIng- est¨¢n a¨²n por investigar y otros muchos por sacar a la luz p¨²blica. Hay aqu¨ª una exigencia. popular de que se llegue hasta el fondo. En tercer lugar, las FOP siguen actuando con los mismos medios y la misma mentalidad de la etapa anterior. Es l¨®gico, pues nadie puede pensar que las elecciones las hayan cambiado a ellas, ni a otras muchas instituciones, de naturaleza. Lo que aumenta todav¨ªa m¨¢s el clamor en torno a su inmediata depuraci¨®n y eventual disoluci¨®n. Estas y otras muchas cuestiones que ir¨¢n cobrando actualidad en su momento -especialmente lo referente a la Constituci¨®n y la cuesti¨®n republicana- son temas en los que vamos a exigir una clara definici¨®n de los partidos obreros mayoritarios.
M¨¢s a¨²n. Algunos pensamos que los partidos obreros mayoritarios deben actuar de acuerdo con la realidad, es decir, con el hecho de que representan a la mayor¨ªa de la sociedad espa?ola, disponi¨¦ndose desde ahora mismo a asumir sus responsabilidades gubernamentales. Los pr¨®ximos meses van a demostrar que la burgues¨ªa carece de remedios para la crisis en que est¨¢ sumida; que s¨®lo un Gobierno de socialistas y comunistas puede derribar hasta el fin los restos de la dictadura, defender las libertades democr¨¢ticas y evitar que los trabajadores paguen los vidrios rotos por la crisis econ¨®mica capitalista. Esta es una responsabilidad que los grandes partidos obreros han de asumir, sin ceder a presiones ni bravatas sobre la un;dad de todas las fuerzas sociales ante la crisis o sobre la salvaci¨®n nacional.
Todo ello, finalmente, exige la m¨¢xima unidad entre todas las -fuerzas obreras y populares. Ser¨ªa un error creer que los datos electorales son fiel reflejo de la capae pol¨ªtica de las organizaciones y pensar que el PSOE puede actuar en solitario. Para materializar sus promesas electorales ha de contar con todos. Y lo decisivo hoy es que empiecen a materializarse. Si no, todos habremos de lamentarlo. Y, sobre todo, el propio PSOE quien, menos que nadie, puede olvidar que la participaci¨®n en un Gobierno burgu¨¦s y el silencio c¨®mplice ante la represi¨®n de Casas Viejas fueron los responsables de la desmoralizaci¨®n de la clase obrera que abri¨® las puertas al triunfo de las derechas en 1933.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.