Novilleros espa?oles, en contra de la competencia de los suramericanos
Estos ¨²ltimos domingos, novilleros recorr¨ªan los aleda?os de la plaza de Las Ventas y entregaban al p¨²blico que acud¨ªa al coso, a presenciar la corrida, octavillas en las que denunciaban el presunto intrusismo de los novilleros suramericanos. El texto de las mismas es el siguiente:?Compa?eros, aficionados: Nosotros los novilleros espa?oles no podemos consentir el abuso colonialista de los novilleros suramericanos. Ellos vienen a nuestro pa¨ªs ofreciendo d¨®lares por adelantado, para torear donde quieren, cuando quieren y las corridas que ellos quieren. Esta riqueza nos elimina de los carteles a los que verdaderamente queremos ser profesionales del toreo. Nuestro sindicato propone que en Espa?a toreen ¨²nicamente los espa?oles. La fiesta es nacional y las oportunidades deben ser para los que pasamos calamidades en este pa¨ªs. Sugerimos al p¨²blico y a la afici¨®n en general, nos apoyen en esta reivindicaci¨®n leg¨ªtima, ya que ¨²nicamente as¨ª, nosotros los que empezamos, tendremos oportunidades para abrirnos camino.? Firma, el Sindicato Democr¨¢tico Taurino.
Quiz¨¢ sea demasiado pedir que se excluyan de los carteles, en Espa?a, a ?OS toreros extranjeros, suramericanos o de otros continentes. La Fiesta naci¨® en Espa?a, efectivamente, pero supondr¨ªa mucha cortedad convertirla en coto cerrado. Si los suramericanos valen, toreen los suramericanos. Un franc¨¦s-survietr¨ªamita hizo el toreo en Las Ventas, y se le abrieron las puertas, sin necesidad de que exhibiera el pasaporte. Y a¨²n m¨¢s: si hay extranjeros con m¨¢s calidades art¨ªsticas que ciertos espa?oles, toreen esos extranjeros, aunque no lo hagan estos espa?oles. El caso de Joao Moura, que por portugu¨¦s ha de limitar sus actuaciones -Ya que no contrata si no hay contrato, en la misma corrida, para un rejoneador espa?ol- es una arbitrariedad que da?a no s¨®lo a Moura, sino al espect¨¢culo tambi¨¦n.
Otra cuesti¨®n es las condiciones en las que se establecen en Espa?a los novilleros suramericanos. Se?ala la octavilla: traen d¨®lares. ?Y qu¨¦? ?Para qu¨¦? Nos hace pensar que esos d¨®lar es les sirven para pagar a empresarios, por torear. Y aqu¨ª est¨¢ la ra¨ªz del problema. La lucha no ha de ser contra los novilleros suramericanos, sino contra los empresarios que no pagan lo estipulado, que incluso cobran a un torero por incluirle en un cartel.
Lucha contra ese prototipo de medio hombre de negocios taurinos, medio delincuente, que hace deshonor a los empresarios verdaderos; o lucha contra las situaciones de monopolio, con todas las secuelas que de ellas se derivan, deben ser objetivos de los novilleros, si quieren disponer de verdaderas oportunidades.
Las reivindicaciones de los toreros tienen sentido si parten de una base de profesionalidad aut¨¦ntica, que s¨®lo se demuestra ante el toro. Ya es sabido que no todos los que tienen un camet son profesionales en su exacto significado. Y es a ?stos a quienes beneficia la eliminaci¨®n de competencias por el expeditivo sistema del veto, pues en el ruedo no resistir¨ªan una mediana confrontaci¨®n.
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