Sobre el ment¨ªs del PSUC
EL COMUNICADO hecho p¨²blico por la oficina de prensa del PSUC (v¨¦ase p¨¢gina 13) desmiente la informaci¨®n publicada en EL PAIS el pasado d¨ªa 27 sobre los eventuales desacuerdos entre un sector de la Asamblea de Parlamentarios, por un lado, y el se?or Tarradellas y los diputados y senadores que le apoyan, por otro. Tanto el tono inusitadamente duro empleado por la nota como las consecuencias negativas para el proceso auton¨®mico catal¨¢n que aquella atribuye a la citada informaci¨®n, nos hace abandonar nuestro habitual criterio de no entablar pol¨¦micas a prop¨®sito de rectificaciones y aportar algunas precisiones sobre el origen de la noticia, la necesaria distinci¨®n entre el papel de la prensa y la funci¨®n de los partidos, y la opini¨®n mantenida por este peri¨®dico a prop¨®sito de la cuesti¨®n catalana.Por lo pronto, aunque deploremos la virulencia de sus palabras, nos parece l¨®gico que el PSUC se haya decidido a desmentir una informaci¨®n que considera falsa -aunque ser¨ªa m¨¢s razonable que la considerara, en todo caso, err¨®nea- y, al tiempo, perjudicial para los intereses de Catalu?a y los suyos propios.
Hay que decir adem¨¢s que una delegaci¨®n de la Asamblea de Parlamentarios de Catalu?a, con mandato de la UCD, el Pacte Democratic, los socialistas de Catalu?a, el PSUC y los senadores de la Entessa dels Catalans, acudieron a EL PAIS en la tarde del mi¨¦rcoles para expresar solidariamente, y a t¨ªtulo amistoso, su preocupaci¨®n, por la l¨ªnea informativa de nuestro peri¨®dico respecto al tema catal¨¢n.
Cuando les ofrecimos las p¨¢ginas d¨¦ EL PAIS para que desmintieran la noticia en cuesti¨®n, nuestros visitantes rechazaron, tanto en nombre de la Asamblea como de los partidos m¨¢s directamente lesionados por la noticia, esa posibilidad, con el argumento de que era mejor no caer en pol¨¦micas y no remover la basura.
La informaci¨®n publicada en EL PAIS, en el caso de ser incierta, no ser¨ªa una noticia inventada por un periodista, sino la consecuencia de un falso testimonio. Razones obvias nos impiden hacer p¨²blico el nombre del informante, pero esa persona existe, tiene nombre y apellidos, y desempe?a funciones de responsabilidad en el Partido Socialista de Catalu?a, que forma parte con la Federaci¨®n Catalana del PSOE de la coalici¨®n electoral, y el grupo parlamentario de los socialistas de Catalu?a. Seg¨²n nuestras noticias, el interesado ha comunicado al secretariado general de su partido su identidad como fuente de la informaci¨®n.
Pero no parece tan importante saber qui¨¦n est¨¢ en el origen de la cr¨®nica de EL PAIS como quien es el responsable de que se haya ?filtrado? un documento de tanta envergadura como el proyecto de decreto-ley preparado por la Asamblea de Parlamentarios catalanes para el restablecimiento de la Generalidad, suceso que ha dado p¨¢bulo a la pol¨¦mica. El documento era conocido solamente por un reducido n¨²mero de personas y sin embargo, fue transmitido a la agencia de prensa del Gobierno, al parecer, antes de que fuera completamimte aprobado por los propios parlamentarios. Y es verdaderamente lamentable que el airado ment¨ªs del PSUC, en contra de la acusaci¨®n contra ¨¦l lanzada de estar en el origen de la ?filtraci¨®n?, se limite a negarlo sin interrogarse sobre qui¨¦n lo ha ?filtrado?, en realidad. El PSUC y los parlamentarios catalanes en su conjunto, directamente afectados por este problema, son los ¨²nicos que pueden arrojar luz en este ?Watergate? catal¨¢n, seg¨²n expresi¨®n de la propia prensa de Barcelona.
Por lo dem¨¢s, nos parece oportuno hacer algunas reflexiones sobre el mutismo que en la actualidad adoptan como criterio de comportamiento los partidos y agrupaciones democr¨¢ticas; y no s¨®lo en Catalu?a, por supuesto, sino tambi¨¦n en el resto de Espa?a. En el caso espec¨ªfico de la pol¨ªtica catalana, no tenemos sino recordar la empecinada obstinaci¨®n de sectores de la opini¨®n democr¨¢tica en negar los contactos entre el se?or Tarradellas y el Gobierno de Madrid; o, m¨¢s recientemente, ciertos ataques de la prensa catalana contra este peri¨®dico, que en una nota editorial hab¨ªa denunciado la insuficiencia de la Mancomunidad como f¨®rmula de tr¨¢nsito hacia las instituciones de autogobiemo y el olvido de la Asamblea de Parlamentarios como ¨®rgano en el que se encarnaba la soberan¨ªa del pueblo catal¨¢n. All¨ª donde los centros de decisi¨®n simulan unanimidades inexistentes, ocultan disensiones y opacan la informaci¨®n, se abre una amplia brecha que aleja a los simples ciudadanos hasta el fondo del paisaje y les puede llegar a hacer creer que la clase pol¨ªtica de la democracia es al final tan elitista y herm¨¦tica como la de la dictadura.
Digamos, para terminar, que la rotundidad del desmentido del PSUC y la solidaridad mostr ada, por l¨¢ delegaci¨®n de parlamentarios que visit¨® este peri¨®dico puede crear una presunci¨®n a favor de que el informante del corresponsal de EL PAIS en Barcelona desfigur¨® una noticia que en su origen deb¨ªa ser distinta. A este respecto, EL PAIS y su direcci¨®n se responsabilizan de la honestidad y capacidad profesional de quien recogi¨® la noticia, nuestro corresponsal en Barcelona, Alfons Quint¨¢, tan violentamente atacado en la nota oficial del PSUC. No negamos la posibilidad de error de los periodistas. Rechazamos en cambio tajantemente las rid¨ªculas afirmaciones de que EL PAIS pretende entorpecer el proceso auton¨®mico catal¨¢n.
Ahora bien, creemos que es un deber de la Asamblea de Catalu?a y de todos los que participan en estos momentos en la elaboraci¨®n de la pol¨ªtica catalana, suministrar una mayor y m¨¢s clara informaci¨®n, no s¨®lo sobre sus proyectos, sino tambi¨¦n sobre los obst¨¢culos, fricciones y roces que impiden o dificultan su realizaci¨®n. Y por nuestra parte no tenemos m¨¢s que ratificar la posici¨®n mantenida desde las p¨¢ginas editoriales de este peri¨®dico a prop¨®sito de la cuesti¨®n catalana: s¨®lo la negociaci¨®n en las Cortes del Estatuto de Autonom¨ªa podr¨¢ situar a las instituciones catalanas de autogobiemo sobre las s¨®lidas bases que les permitan resistir cualquier presi¨®n antidemocr¨¢tica o centralista; y hasta que las Cortes aprueben ese Estatuto, la Asamblea de Parlamentarios es el ¨®rgano indicado para negociar el r¨¦gimen provisional que, en ning¨²n caso, puede ser la plasmaci¨®n concreta de una mera f¨®rmula de descentralizaci¨®n administrativa.
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