La Universidad no agoniza
En la p¨¢gina dieciocho del n¨²mero del d¨ªa 21 del mes actual del peri¨®dico que usted dirige se public¨® con el t¨ªtulo ?La agon¨ªa de la Universidad? un art¨ªculo acerca de la Universidad, en general, y de la Complutense, en particular, sobre cuyo contenido no podemos permanecer en silencio para que no se tome ¨¦ste por insensibilidad, ni mucho menos por asentimiento. No pretendemos con estas l¨ªneas rebatir lo que por su mismo tono insultante se rebate solo, sino poner en conocimiento de sus lectores algunos antecedentes que les ayuden a explicarse el origen de tan inadmisible alegato.El art¨ªculo mencionado no prueba ninguna de sus graves aseveraciones porque la mayor parte de ellas son inciertas: no es cierto que en el ¨²ltimo bienio apenas ninguna facultad haya cumplido sus programas docentes. Tampoco lo es el enfrentamiento de discentes con docentes, de estos con los decanos y rectores, y de todos, frente al Ministerio. Es incierto tambi¨¦n que el proceso de contrataci¨®n de profesores no numerarios el curso pasado no haya funcionado, ni que los profesores no numerarios tengan a su cargo (salvo en alguna facultad) la mayor parte de las ense?anzas.
Por el contrario, son muchos los problemas de la Universidad que no han sido ni siquiera nombrados en el art¨ªculo mencionado. El autor se refiere siempre a datos llamativos que se prestan a una f¨¢cil demagogia y que son m¨¢s que causa, consecuencia de la crisis de nuestra Universidad.
Lo que nos asombra es que quien lo escribe deb¨ªa conocer ¨¦sta, porque pertenece al equipo directivo de la misma como director de un colegio mayor en el que ejerce la autoridad delegada del rector y tiene sueldo y residencia gratuita; por esa condici¨®n tiene acceso inmediato al primer ¨®rgano personal de decisi¨®n dentro de la Universidad Complutense y, como los dem¨¢s directores, est¨¢ representado en la junta de gobierno, ¨®rgano superior de decisi¨®n colegiada de la Universidad. Por otra parte, ha sido profesor no numerario de la facultad de Ciencias Pol¨ªticas y Sociolog¨ªa durante quince a?os (en los que no ha llegado a doctorarse) hasta que, en octubre de 1976 no se renov¨® su contrato, de acuerdo con la comisi¨®n de contrataci¨®n de la misma.
Cabe preguntarse entonces, ?c¨®mo es posible que el autor no se sienta responsable, en alguna medida, de esa ?agon¨ªa? de ?su? Universidad?, ?con qu¨¦ fuerza moral se atreve a sacar a la luz tan grave c¨²mulo de supuestas lacras?, sin haberlas denunciado antes a quien debiera y pudiera, ?qu¨¦ ha hecho ¨¦l para evitarlas?, ?c¨®mo podr¨ªamos evitarlas los dem¨¢s?, ?cree el autor que esa denuncia, de tono casi panfletario, arreglar¨ªa alguno de los males que ¨¦l cree ver y que sin m¨¢s se atreve a denunciar, sin pararse a meditar soluci¨®n alguna?
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