?Qu¨¦ hacemos con Madrid? / 2
Se insiste en que para una labor de salvamento del Madrid monumental basta con clasificar unos cuantos edificios singulares y que, con tal de que ¨¦stos queden, todo lo dem¨¢s es indiferente. Nadie, a la altura de los tiempos que vivimos puede sostener esta tesis, ya que un edificio, y cuanto m¨¢s excelente con m¨¢s motivo, exige un entorno que le sea propio, y la m¨¢s ligera ofensa le perjudica como a una mujer hermosa los afeites y postizos. Dicen que marcar grandes zonas es lo f¨¢cil, como si esto se hubiera hecho as¨ª por ahorrarse trabajo o por incapacidad o desconocimiento del problema monumental de Madrid o de cualquier ciudad. Esto no es lo f¨¢cil, ni por f¨¢cil se ha adoptado; esto es lo ¨²nico que puede hacerse si de verdad queremos salvar Madrid como un todo significativo y no como un extra?o museo de edificios singulares perdidos en un ambiente contradictorio, cuando no hostil.Pero en la ruidosa pol¨¦mica que se ha producido en torno a este tema se han vertido muchas inexactitudes. En primer lugar, se dice que la Direcci¨®n del Patrimonio controlar¨¢ 1.076 hect¨¢reas de un t¨¦rmino municipal de 60.709 hect¨¢reas. Vamos a puntualizar. Seg¨²n el plan incoado tenemos que distinguir las siguientes zonas: primero, la zona del casco viejo, llamada hist¨®rico-art¨ªstica, que mide 556,16 hect¨¢reas, la zona det Viso, 128 hect¨¢reas: la zona de cementerios, 43,5 hect¨¢reas, y la zona de Respeto, 429,5 hect¨¢reas.
Senador de Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico por Toledo
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Analicemos estas zonas dejando para el final la del casco viejo, que es la m¨¢s l¨¢iportante. La del Viso pretende proteger una zona residencial que honra a Madrid por su altonivel arquitect¨®nico dentro del racionalismo y por ser en atenci¨®n a su escasa densidad, arbolado y espacios verdes, un ejemplo d'igno de conservaci¨®n en cuanto a tipolog¨ªa urbana. Adem¨¢s, buena parte de esta delimitaci¨®n la ocupa el ¨¢rea de los Nuevos Ministerios, que, veros¨ªmilmente, no se va a alterar.
La zona de los cementerios, que comprende los de San Isidro, San Justo y Santa Mar¨ªa, es obvio ha de mantenerse por s¨ª misma, y adem¨¢s supone por su arbolado un aliciente paisaj ¨ªstico de primer orden. No existen m¨¢s problemas.
La zona de Respeto comprende partes sutanciales del barrio de Salamanca, de la Castellana, de .los barrios de Chamber¨ª y Arg¨¹elles, y alcanza al Campo del Mor,o y jard¨ªn rZservado de la Casa de Campo. Debe puntualizarse que en esta zona el control es mucho menos estricto que en la hist¨®rico-art¨ªstica. Se tratar¨ªa s¨®lo de evitar graves desafuerosen la futura construcci¨®n, bien por excesos de volumen, bien por estridencias de forma o color, pero nada m¨¢s.
Veamos ahora lo que pasa con *la zona h ist¨®rico- art¨ªstica: en primer lugar, como hemos dicho, esta zona mide 556,16 hect¨¢reas, pero si descontamos el parque del Retiro y el Bot¨¢nico, que son intocables, la superficie real baja a 426 hect¨¢reas, lo que representa el 0,7 % de la superficie total del t¨¦rmino municipal. En suma, el verdadero y estricto control del Estado a trav¨¦s del Patrimon lo Art¨ªstico se ejerce sobre una superficie ¨ªnfima en relaci¨®n con la totalidad del t¨¦rmino municipal y se ejerce donde, por existir un organismo urbano fuertemente consolidado, toda reforma estructural ser¨ªa desaconsejable y de dudoso beneficio para la colectividad. La actuaci¨®n que preconiza el plan estatal no hubiera sido necesario Imponerla al municipio, por cuanto que ¨¦l mismo, hace much¨ªsimos a?os, la deb¨ªa haber establecido. Sin embargo, la experiencia ha sido muy otra y hemos podido comprobar amargamente ' en esto todas las personas responsables se muestran conformes- que en los ¨²ltimos a?os el deterioro del legado ur-' ban¨ªstico y arquitect¨®nico madrile?o ha experimentado una alarmante aceleraci¨®n. Era, por tanto, necesario poner fin a este estado de cosas, que privaba al pa¨ªs de unos bienes culturales ¨ªndiscutibles sin provecho real para la colectividad.
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