"Toda una vida"
Cuando la industria del show-business invent¨® el revival del camp como nueva etiqueta de ¨¦xito para todos los p¨²blicos, all¨¢ por el final de los a?os sesenta, Antonio Mach¨ªn resucit¨® de las catacumbas y entr¨® en contacto con un nuevo p¨²blico. Cuando Carlos Santana y sus muchachos protagonizaban la ¨²ltima ola del rock italiano para el consumo de las voraces multinacionales del disco, Antonio Mach¨ªn, a punto de cumplir los setenta a?os, reaparec¨ªa en plena gloria, y con acompa?amiento de orquesta tropical reverdec¨ªa ¨¦xitos como B¨¦same mucho, Dos gardenias o la arquet¨ªpica Angelitos negros.
Hijo de emigrante gallego y cubana, alba?il de profesi¨®n en su juventud, Antonio Mach¨ªn sigui¨® su carrera hacia el ¨¦xito partiendo de una historia irremediablemente t¨®pica que incluy¨® sus primeros pasos como vocalista en el Casino de La Habana, ante la selecta clientela de yanquis en vacaciones, enamorados de las sensaciones fuertes, juego, alcohol y un ritmo caliente para las largas noches del tr¨®pico. El encanto ex¨®tico cultivado por el mundo del espect¨¢culo anglosaj¨®n iba a comercializar, una vez m¨¢s, un folklore y una imagen de rentabilidad segura y Antonio Mach¨ªn iba a entrar con sus maracas y sus mangas de volantes en el dorado mundo del cabaret y las variet¨¦s.
Sus primeros ¨¦xitos, El manisero y el Lamento africano, de Lecuoria, comienzan a delimitar una l¨ªnea a la que permanecer¨¢ fiel el resto de sus d¨ªas. El son, la guaracha y el bolero son sus cartas de presentaci¨®n en Nueva York y m¨¢s tarde en Londres y Par¨ªs, donde forma parte como vocalista de diferentes orquestas y en varios espect¨¢culos de revista en los que no puede faltar el correspondiente toque de color. ?
Tras unos a?os no demasiado boyantes, por e exceso de competencia, en Par¨ªs, Antonio Mach¨ªn se decide a probar suerte en un pa¨ªs a¨²n sin estrenar, aislado tras una guerra civil.
Mach¨ªn desprecia un importante contrato para la India, y en 1939 se presenta en Barcelona con un ¨¢lbum de recortes bajo el brazo. Convertido en imprescindible nota ex¨®tica de espect¨¢culos como Ebano y Marfil, o Melod¨ªas de Color, Mach¨ªn recorre de punta a punta la geograf¨ªa espa?ola actuando con compa?¨ªas folkl¨®ricas y alternando sus presentaciones en cabarets y salas de fiestas. En los a?os de triunfo de la aut¨¢rquica canci¨®n espa?ola por antonomasia, cuando los primeros crooners espa?oles pugnan por internacionalizar su estilo para seguir la huella de Bing Crosby, Antonio Mach¨ªn posee c a un estilo inimitable y se ha convertido en el coronista sentimental de una ¨¦poca.
Las maracas y los tambores se han sumergido n un ba?o rosado de violines lacrim¨®genos, el estilo de Mach¨ªn se ha suavizado para entrar en la semipenumbra de los cabarets, sus canciones invitan al melodrama, las l¨¢grimas fluyen con facilidad en estos a?os de posguerra en los que a va prevalecer el bolero dulz¨®n que guarda de sus or¨ªgenes la ingenuidad indescriptiblemente cursi de sus textos y el balanceo suavemente sincopado de su ritmo primigenio. Mach¨ªn no oIvida, seg¨²n la t¨®nica del momento, dedicar sus canciones a toda la familia, y al lado de sus canciones de amor surgen temas de Navidad, su Madrecita y, sobre todo, sus Angelitos Negros.
Mach¨ªn lo abarca todo, temas propicios para el baile apasionado y canciones familiares que facilitar¨¢n en las ondas de la radio en los momentos propicios a trav¨¦s de los programas de discos dedicados.
En los a?os sesenta la estrella de Mach¨ªn comienza a declinar, los caminos de la m¨²sica ligera marchan por otros derroteros, pero Mach¨ªn sigue haciendo sus galas por todo el pa¨ªs rememorando sus viejos ¨¦xitos y creando nuevas canciones que no abandonan un ¨¢pice su l¨ªnea tradicional. En la superexplotada cantera de la canci¨®n amorosa, Mach¨ªn se diferencia de la t¨®nica al uso en su insistencia en seguir narrando historias metodram¨¢ticas cuando el melodrama, tan querido por la canci¨®n espa?ola, ha perdido su carta de naturaleza en un pop comercial plagado de banalidades. Mach¨ªn sigue aportando su trascendencia de serial radiof¨®nico, sus conflictos de pasiones, sus historias reales como la vida misma. Feo, ex¨®tico y sentimental, su p¨²blico de siempre no le olvida y cuando llegan los ecos de la moda del camp su cotizaci¨®n en el mundo del espect¨¢culo sube y su confrontaci¨®n con un p¨²blico nuevo, con un p¨²blico que s¨®lo tiene de ¨¦l la referencia familiar de sus viejos ¨¦xitos, funciona.
Al margen de la realidad cotidiana, al margen de la pol¨ªtica y de las nuevas modas y estilos, Antonio Mach¨ªn permaneci¨® hasta sus ¨²ltimos momen tos en ese limbo profesional de artista consagrado que verti¨® sus m¨¢s fuerte! alegatos de protesta defendiendo el para¨ªso de los angeles negros o plante¨¢ndose tremendos problemas de moral conyugal o amorosa. Su m¨²sica, pese a los imperantes del mercado, siempre guard¨® su fondo ver¨ªdico de sabor tropical, de salsa. En los ¨²ltimos a?os, con su quejosa voz de siempre, todav¨ªa desempolvaba sus maracas y sus volantes para volver a los or¨ªgenes de su ritmo con la misma fuerza de anta?o.
Babelia
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