La pol¨¦mica sobre eurocomunismo: polvora en salvas
Grupo AFEHe seguido con un gran inter¨¦s inicial los art¨ªculos sobre eurocomunismo publicados en este diario. pero he de confesar que poco a poco ha ido domin¨¢ndome una gran desilusi¨®n. Salvo contadas excepciones, las opiniones expresadas casi nada ten¨ªan que ver con los problemas b¨¢sicos, te¨®ricos y pr¨¢cticos, que, en mi opini¨®n, subyacen a esa pol¨¦mica.Las excepciones a que me refer¨ªa son fundamentalmente tres. La primera la sintetiza la frase con que inicia su art¨ªculo Mandel: ?El eurocomunismo representa una nueva etapa en el proceso de socialdemocratizaci¨®n de los partidos comunistas de Europa occidental ... ? Sin poder precisar como hace el ilustre te¨®rico del marxismo, la fecha en que se inicia ese proceso, estoy de acuerdo con ¨¦l en que el eurocomunismo es, esencialmente, eso: socialdemocracia. Y esa creencia se reafirma al observar que un miembro destacado del Partido Comunista italiano, Pajetta, se siente obligado a salir al paso de la acusaci¨®n afirmando que ?el eurocomunismo tiene como postulado... un esfuerzo que debe llevar no... a una sociaIdemocratizaci¨®n de los comunistas?. Es curioso que en Italia la hegemon¨ªa del PCE y la p¨¦rdida de importancia del PSI hayan coincidido con la progresiva adopci¨®n por el primero de tesis y actitudes socialdem¨®cratas.
En tercer lugar, el atractivo que el movimiento eurocomunista presenta para un observador externo debe confrontarse con las duras realidades internas a que alude un militante, como Vilar, cuando habla de que ?ni siquiera a estas alturas de la difusi¨®n del "eurocomunismo" se impulsa decididamente la plena democratizaci¨®n de la Militancia en los PC?. Por lo que se advierte, a los partidos eurocomunistas les falta camino por andar para introducir a nivel interno los principios que dicen profesar de puertas para fuera. No deja de ser ir¨®nico el recordar que en 1964 y 1965 el PCE expuls¨® a quienes fueron eurocomunistas ?avant la page?. Ello tiene mucho que ver con el hecho de que el sistema de pensamiento comunista, como todo sistema no cient¨ªfico, no acepta jam¨¢s los hechos que contradicen o modifican sus postulados y, adem¨¢s, quien los esgrime se ve envuelto en el embarazoso rid¨ªculo que conlleva siempre la acusaci¨®n de que sus observaciones son meras racionalizaciones de un subconsciente deformado y burgu¨¦s.
Fragilidad del eurocomunismo
Pero analizada a un nivel m¨¢s profundo, la verdadera fragilidad del eurocomunismo deriva del desvanecimiento que en las ¨²ltimas d¨¦cadas han sufrido ciertos conceptos claves del pensamiento socialista -ya se alimente ¨¦ste de los escritos de Marx y sus disc¨ªpulos directos, ya provenga de los anta?o desde?osamente denominados ?revisionistas?, Kautsky, Berstein, B?hm-Baweck, por citar s¨®lo tres- La marcha de /a historia desde finales del siglo pasado hasta nuestros d¨ªas no ha seguido, ni remotamente, las premisas, supuestamente inconmov¨ªbles, sentadas por el marxismo ortodoxo respecto al Significado de conceptos tales como ? planificaci¨®n ?. ?revoluci¨®n?, ?nacionalismo?. ?propiedad?. ?cambio tecnoI¨®gico?. etc¨¦tera.
La urgencia de adaptar esos conceptos claves al mundo de hoy hace todav¨ªa m¨¢s sospechoso el olvido en que los comunistas dejan esta tarea. Acaso ello pueda explicarse porque el PCE se halla muy ocupado en asegurar el ¨¦xito de su operaci¨®n ?glamour democr¨¢tico?, pero es menos explicable en el caso del PSOE, que podr¨ªa vanagloriarse de su ?pedigr¨¦e democr¨¢tico?. La raz¨®n debe estar en la obsesi¨®n de los socialistas espa?oles de demostrar que desde hace un siglo son unos izquierdistas tremendos.
Pero lo quieran o no ambos partidos. es necesario ir m¨¢s all¨¢ de las meras consignas propagand¨ªsticas y encarar el an¨¢lisis en profundidad de esos temas b¨¢sicos del socialismo actual. Veamos unos ejemplos.
El PSOE se ha declarado ac¨¦rrimo partidario de la autogesti¨®n; pero, que yo sepa, no ha hecho ning¨²n esfuerzo serio de reflexi¨®n sobre c¨®mo conciliar la existencia de un nivel tecnol¨®gico avanzado que requiere unos grados de especializaci¨®n muy altos en los planos de organizaci¨®n y ejecuci¨®n econ¨®mica y t¨¦cnica de la empresa, y la exigencia de conseguir una verdadera democracia directa en la empresa.
Igualmente, los comunistas, que tan favorables se muestran en la Espa?a de hoy respecto a las nacionalidades y autonom¨ªas, tendr¨ªan que explicar c¨®mo se justifica este cambio respecto a las primitivas formulaciones marxistas, en las que el concepto de naci¨®n era un mero reflejo de la situaci¨®n. de las sociedades capitalistas de entonces y quedar¨ªa superado en el proceso de resoluci¨®n de la lucha de clases. No ha sido as¨ª, y el esp¨ªritu nacional est¨¢ hoy m¨¢s vivo que nunca, tanto en Europa occidental como en la oriental.
De cara a futuras confrontaciones electorales, socialistas y comunistas har¨ªan bien en recapacitar sobre los conceptos de ?socializaci¨®n? y ? planificaci¨®n ?. La evoluci¨®n de las sociedades llamadas ?capitalistas? y ?socialistas? desde la terminaci¨®n de la segunda guerra mundial, no parece haber sido favorable a las econom¨ªas que se han basado en la planificaci¨®n a ultranza. A¨²n atemperado por m¨²ltiples intervencionismos -que justifican la denominaci¨®n de ?econom¨ªa social de mercado?- el mercado parece seguir siendo un mecanismo de asignaci¨®n de re cursos m¨¢s eficiente que las alternativas propuestas hasta ahora por nuestros dos grandes partidos de izquierda.
Del estalinismo a la socialdemocracia
?Qu¨¦ decir, para terminar, de los an¨¢lisis comunistas sobre la polarizaci¨®n de las sociedades occidentales capitalistas en clases irreconciliables y antag¨®nicas! Cierto que el PCE ha arrinconado definitivamente la teor¨ªa de que la lucha entre burgues¨ªa y proletariado ese motor de la historia -a¨²n cuando, curiosamente, el PSOE parece dispuesto a resucitarla-, pero no ha encontrado toda v¨ªa explicaci¨®n aliernativa seria. En esto, hay que reconocerlo, sus camaradas italianos y franceses tampoco brillan a gran altura.
En definitiva, lo publicado en EL PAIS a prop¨®sito de eurocomunismo me ha parecido poco interesante a, nivel te¨®rico y vergonzosamente poco sincero en el plano de la exposici¨®n de las razones estrat¨¦gicas que han llevado a unos hombres a pasar del dogma estalinista a la filosof¨ªa socialdem¨®crata, sin explicar la constelaci¨®n de fuerzas e intereses que est¨¢n a la base de ese cambio y justifican la necesidad de revisar y adaptar los conceptos claves del socialismo a la sociedad del siglo XXI, que ya ha empezado a perfilarse.
El eurocomunismo es piedra de esc¨¢ndalo o reflexi¨®n para numerosos intelectuales y pol¨ªticos. La pol¨¦mica que sobre el temafue abierta por EL PA IS ha dado pie a numerosas comunicaciones, en uno u otro sentido, que este peri¨®dico publicar¨¢ en adelante con un criterio selectivo para evitar tesis repetitivas.
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