Los gitanos espa?oles, ante una sociedad democr¨¢tica
La situaci¨®n de los 300.000 gitanos que residen en Espa?a, sus reivindicaciones b¨¢sicas y alternativas para su desarrollo son expuestas en el presente informe elaborado por la Asociaci¨®n de Desarrollo Gitano durante su ¨²ltima reuni¨®n a nivel nacional celebrada en Valladolid. Este documento, que expone la marginaci¨®n de la poblaci¨®n gitana y la necesidad de una respuesta comprometida por Parte del Estado y la sociedad, ha sido enviado a varios ministros gubernamentales y partidos pol¨ªticos.
La nueva situaci¨®n pol¨ªtica del pa¨ªs, en la que se pretende la sustituci¨®n del anterior r¨¦gimen por otro de car¨¢cter democr¨¢tico, en el que sean reconocidos todos los derechos y responsabilidades de cada ciudadano espa?ol, afecta al pueblo gitano, sobre todo cuando durante siglos ha visto persistentemente negados sus derechos y responsabilidades a construir una sociedad com¨²n.En efecto, desde 1949, m¨¢s de un centenar de leyes pragm¨¢ticas y decretos espec¨ªficamente discriminatorios para el gitano han sido dictadas por las autoridades de nuestro Estado. La fecha de la ¨²ltima, 1942, nos indica que no estamos hablando de un pasado ya olvidado, sino de un presente que a¨²n contin¨²a. Pero m¨¢s oprimentes a¨²n que esas leyes persecutorias han sido la constante sospecha, previa a cualquier fundamento objetivo, las medidas de recelosa vigilancia, las imposiciones arbitrarias y las detenciones ejercidas por los organismos sociales de orden, sin posibilidad de defensa por parte del gitano perjudicado.
Esta actitud de los ¨®rganos de orden no ha sido m¨¢s que la manifestaci¨®n, a nivel administrativo, de la postura de la sociedad, que frente al gitano ha ejercido siempre el rechazo continuo, tanto en la escuela como en el trabajo o en la convivencia vecinal, dejando al gitano como ¨²nico papel el de divertir a la alta burgues¨ªa en su vida nocturna, olvidando que paulatinamente, y con grandes dificultades, los gitanos estamos asumiendo las tareas propias de la clase obrera, y sin considerar en absoluto otros trabajos que los gitanos realizamos y que, sin duda, suponen un bien social que alguien tendr¨ªa que realizar.
De este modo se ha llegado a la actual situaci¨®n, en que de los 300.000 gitanos que residimos en Espa?a, el 75% vivimos en barracas, el 84% carecemos de trabajo fijo, el 73% de los mayores de catorce a?os somos analfabetos totales, y los ¨ªndices de envejecimiento y raquitismo infantil son, respectivamente, tres y media, y cinco veces mayor que en el resto de la poblaci¨®n. Esta situaci¨®n es la consecuencia de la m¨¢s cruel y persistente marginaci¨®n que existe en Espa?a, y mientras se mantenga impedir¨¢ la sincera realizaci¨®n de una sociedad pretendidamente democr¨¢tica..
Es cierto que la poblaci¨®n gitana, bajo este rechazo y persecuci¨®n, cinco veces secular, se ha encerrado en s¨ª misma, intentando el camino imposible de una existencia paralela y rehusiva de todo contacto, que ir remisiblemente la ha ido encerrando en su situaci¨®n actual de miseria y desvalimiento. Pero hoy, y ya desde hace algunos a?os, bien aisladamente o en uni¨®n a la clase obrera, con la que en m¨²ltiples ocasiones presenta problemas y aspiraciones similares. el gitano viene reclamando responsabilidades y derechos en una sociedad com¨²n, en la que no tenga que avergonzarse de su condici¨®n de gitano, a la que no quiere, ni debe, ni nadie tiene el derecho de exigirle renunciar.
Frente a este problema de marginaci¨®n ¨¦tnica, que quebranta todos los derechos humanos, el silencio que han guardado las entidades pol¨ªticas participantes en las elecciones generales del 15 de junio y que van a responsabilizarse del nuevo r¨¦gimen democr¨¢tico, ha sido absoluto. A lo m¨¢s que se ha llegado es a la equiparaci¨®n del gitano con otros tipos de marginaci¨®n tan cualitativamente dispares como los subnormales.
Una respuesta comprometida
Por todo ello, las entidades y personas implicadas en el desarrollo de la poblaci¨®n gitana piden al nuevo Gobierno constituido una respuesta comprometida a un problema que, salvo con medidas coercitivas, nadie, hasta el momento, ha querido plantear.Esta respuesta, en un contexto democr¨¢tico, tendr¨¢ que partir:
1. Del reconocimiento del hecho diferencial gitano, no como un sector del subproletariado, sino como una cultura, con valores y normas sociales propias, capaz de una convivencia responsable con el resto de la sociedad. Por tanto, pedimos la inclusi¨®n en la Constituci¨®n del Estado espa?ol de la reglamentaci¨®n precisa que lo defina como antidiscriminatorio de las minor¨ªas ¨¦tnicas, estableci¨¦ndose en el C¨®digo Penal. las penalizaciones precisas que garanticen,su cumplimiento.
2. Del reconocimiento consiguiente de esta sociedad como una pluralidad cultural que, por tanto, exige normas, ¨®rganos y presupuestos que protejan a las culturas minoritarias frente a las imposiciones unificadoras que no vengan impuestas por el bien com¨²n, haciendo posible, asimismo, la derogaci¨®n de todas aquellas leyes que, directa o indirectamente, atentan contra las poblaciones marginales; en concreto, la ley de Peligrosidad Social.
3. Del reconocimiento de la actual situaci¨®n de subdesarrollo y, a veces miseria a la que medio millar de a?os de marginaci¨®n han conducido al pueblo gitano. Por lo que, en consecuencia, pedimos una campa?a nacional de desarrollo social, a corto y largo plazo, en el plano de la instrucci¨®n, de la vivienda, de la formaci¨®n profesional, etc¨¦tera, con los estudios, centros y personal que sean necesarios, en la l¨ªnea de las observaciones que se hallan en las alternativas que en el informe adjunto presentamos, y de las que resumimos sus aspectos fundamentales.
- En la planificaci¨®n, ejecuci¨®n y control del programa nacional de desarrollo gitano debe participar la poblaci¨®n, bien directamente o a trav¨¦s de las instituciones implicadas actualmente en su desarrollo.
- En el plano del alojamiento, condicionante de primer orden en el proceso de incorporaci¨®n social, es necesario tener en cuenta las aspiraciones de la poblaci¨®n, sin que haya ninguna distinci¨®n en el planteamiento de soluciones al realojamiento del resto de la poblaci¨®n que vive en similares condiciones de vivienda. No deben hacerse nuevos ghettos gitanos en las barriadas nuevas. Cuando a petici¨®n de los gitanos sea imprescindible crear un barrio especial deber¨¢ programarse con car¨¢cter provisional y llevar incluidos aquellos servicios que favorezcan el desarrollo de la poblaci¨®n y por lo tanto su preparaci¨®n para incorporarse a viviendas normales.
En el plano educativo no deben programarse de partida servicios especiales para gitanos, sino facilitar su acceso a los existentes, poniendo los medios que faciliten su incorporaci¨®n en los mismos. En este sentido:
La poblaci¨®n gitana precisa que en los barrios en los que reside se monten guarder¨ªas infantiles donde asistan los ni?os gitanos junto con los ni?os no gitanos, donde los educadores conozcan y respeten las caracter¨ªsticas de la cultura gitana.
La poblaci¨®n infantil gitana en edad escolar debe incorporarse a los servicios escolares que existen en los barrios, participando en la marcha de los, mismos como un vecino m¨¢s. Deben programarse aquellas actividades que favorezcan esta incorporaci¨®n, as¨ª como poner remedio transitoriamente al serio problema de inadaptaci¨®n mediante clases especiales de recuperaci¨®n. Como en el caso anterior, los maestros de escuelas con poblaci¨®n gitana deben conocer y prestar atenci¨®n a las caracter¨ªsticas culturales de estos ni?os.
Se debe prestar especial atenci¨®n a la alfabetizaci¨®n de la poblaci¨®n gitana superior a los 14 a?os, con el objetivo de su incorporaci¨®n en el sistema educativo normal o bien su encaje en cursos de formaci¨®n profesional, que sin que tengan un car¨¢cter especial, deben permitir el acceso a partir de los 14 a?os y tener en consideraci¨®n las especiales caracter¨ªsticas de subdesarrollo de los gitanos.
- En el plano de la participaci¨®n social, el nivel de subdesarrollo de la poblaci¨®n gitana precisa de un trabajo social programado, que tenga por objetivo la intenci¨®n de incorporar a los gitanos en las acciones que se emprendan, estimulando a la poblaci¨®n para que sean ellos mismos quienes emprendan las actuaciones que les pongan en situaci¨®n del cambio global preciso, partiendo de su realidad actual.
Son los gitanos quienes deben realizar su propio programa de desarrollo, formulando sus propias necesidades y opciones. La cooperaci¨®n de los trabajadores sociales, de los grupos de barrio, de las instituciones, consiste en despertar una conciencia de la realidad de la situaci¨®n, forzar la inercia paralizante provocada por a?os de marginaci¨®n y despertar la confianza en la realizaci¨®n del propio cambio.
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