Unas quince mil personas, en el recital conjunto de Paco de Luc¨ªa y Santana
La actuaci¨®n de Carlos Santana y de Paco de Luc¨ªa, en Barcelona, el pasado viernes, fue un suceso de los que hacen ¨¦poca. Ya una hora antes del concierto, la plaza de toros de la Arenas se encontraba abarrotada de un p¨²blico heterog¨¦neo, que abarcaba desde madres de familia hasta los elementos m¨¢s conspicuos de la progres¨ªa catalana. Entre 10.000 y 15.000 personas se apretaban en el recinto sin violencias, sin tensiones, integr¨¢ndose muy receptivamente en el inmenso montaje t¨¦cnico que aquello supon¨ªa.
Y fue Paco el que apareci¨® en primer lugar. Acompa?ado por su hermano Ram¨®n y otra guitarra m¨¢s, Paco, lejos de hacer concesiones f¨¢ciles, realiz¨® una m¨²sica que volaba por encima de la audiencia, una m¨²sica embrujada y autoritaria que hac¨ªa contener el aliento hasta que el guitarrista decid¨ªa liberarnos a todos del hechiz¨® por unos instantes. La m¨²sica de Paco de Luc¨ªa surg¨ªa clara y obvia, hablaba con las cuerdas de su guitarra recorriendo un amplio espectro de sentimientos, recorriendo la vida. Si Paco de Luc¨ªa fue recibido por miles de luces, la progresi¨®n de su recital iba apag¨¢ndolas y encendiendo aplausos y palmas, que nada ten¨ªan que ver con las ovaciones mim¨¦ticas, y acr¨ªticas de los adora-¨ªdolos. Fue la suya una actuaci¨®n genial, que lleg¨® a todos, que encandil¨®, dejando en el aire la inc¨®gnita, de c¨®mo podr¨ªa Santana superar a este monstruo.Durante el descanso, amenizado por una musiquilla an¨®nima y ramplona, todo el tinglado t¨¦cnico de Santana, se puso en marcha como un reloj. Bill Graham, manager del grupo y hombre legendario en la reciente historia de la m¨²sica americana, coordinaba el trabajo milim¨¦trico de los t¨¦cnicos, en sonido, en luces, de los encargados de los instrumentos, de los vigilantes de escenario (que desalojaron expeditivamente a un espont¨¢neo que subi¨® a saludar) e incluso de los fot¨®grafos exclusivos que acompa?an la gira de Santana. Cuando se hubo situado el encargado de mover los amplificadores de Carlos, para que ¨¦ste pudiera acoplar m¨¢s c¨®modamente la guitarra (base fundamental de su sonido), se apagaron las luces y comenz¨® la fiesta.
Carlos Santana no defraud¨® a un p¨²blico que iba en busca de marcha, y que la encontr¨®. Temas de todos o casi todos sus LPs, desfilaron en r¨¢pida sucesi¨®n. Desde Baila mi hermana hasta Black Magic Woman, pasando por Europa, Evil Ways y Mira c¨®mo v¨¢, una catarata de salsa invadi¨® el recinto. El p¨²blico, o al menos sus elementos m¨¢s fogosos, ten¨ªa ganas de juerga, de participaci¨®n y aunque la percusi¨®n no sonara como otras veces, el ritmo f¨¢cil y pegadizo M grupo, le facilit¨® ambas. Sin duda, el elemento m¨¢s destacable fue el teclado Tom Coster, que realiz¨® un s¨®lo de ¨®rgano vertiginoso y lleno de sentido.
Carlos Santana, por su parte volvi¨® a demostrar que su fuerte no reside en la t¨¦cnica, sino en la sensibilidad. Enfundado en un terno blanco-traje de novia, hac¨ªa gemir a su guitarra un momento para despu¨¦s explicar suavemente una melod¨ªa que ejecutada por cualquier otro resultar¨ªa cursi y empalagosa. Carlos, imbuido de las ense?anzas de su guru trata, seg¨²n declar¨® en la rueda de prensa, de hacer feliz a los que le escuchan. Y, posiblemente, lo consiga. El montaje que le rodea, consustancial a una gran estrella de la m¨²sica, s¨®lo reduce en escasa medida su espontaneidad visceral, presente en Barcelona cuando mostr¨® bien a las claras, su desorientaci¨®n ante un p¨²blico que saltaba, que daba palmas y que obviamente no estaba all¨ª, como quien va al cine.
Pero todav¨ªa quedaba el n¨²mero fuerte de la noche, la anunciada sesi¨®n de Santana y Paco de Luc¨ªa. Desgraciadamente fue muy breve. Empezaron con un tema de Santana que ¨¦ste grab¨® con su entonces compa?ero de guru Mahavishnu John McLaughlin. Aqu¨¦l ya le superaba en lo que a t¨¦cnica se refiere, pero es que Paco de Luc¨ªa lo hizo tambi¨¦n en cuanto a sentimiento. Pocas veces he escuchado algo tan impresionante. Un Santana acomplejado, sin saber muy bien c¨®mo se hab¨ªa metido en aquel fregado, un percusionista que anduvo perdido desde el comienzo hasta el fin, una superioridad aplastante por parte de Paco y de su hermano, que dejaban tocar al bueno de Santana, m¨¢s que nada, porque era la figura. A continuaci¨®n, entonaron un tema de Paco, que habr¨¢ de incluirse en ese nuevo LP que, tal vez, cuente con la colaboraci¨®n del m¨ªstico chicano. Y digo tal vez, porque en, este tema pudimos ver c¨®mo Santana ocupaba a cada instante y cada vez m¨¢s plaza de espectador hasta que decidi¨® cortar por lo sano, la demostraci¨®n de Paco, presentando, de manera algo abrupta, a su banda y saliendo del escenario en actitud de franca huida.
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