Ha muerto el escultor Naum Gabo
?No. Yo soy de los viejos, de los tiempos de Mondrian, Malevich, Tatlin, Kandinsky, Pevsner...?, sol¨ªa decir Gabo a los j¨®venes vanguardistas que a¨²n quer¨ªan alistarlo en algunas de sus neoaventuras o hacerle presidir alguno de sus manifiestos. ?Tiempos aqu¨¦llos del constructivismo del De Stijl, del Bauhaus.... y viejos aquellos como el reci¨¦n fallecido Gabo, cuya indagaci¨®n te¨®rica y acci¨®n emp¨ªrica tanto han influido en la moderna concepci¨®n del espacio, en la emulaci¨®n (vulgar remedo a veces) de sucesivas corrientes y tendencias y en la integraci¨®n de las artes en torno a una renacida acepci¨®n del hecho arquitect¨®nico en su m¨¢s amplio alcance!.Fraternal e inseparablemente unido al de Pevsner, el nombre de Gabo (tomando del apellido materno para evitar confusi¨®n, parecido f¨ªsico incluido, con el de su hermano) encarn¨® en su tiempo, y lo seguir¨¢ encamando en el ejemplo de futuras generaciones, uno de los intentos m¨¢s clarividentes de salvar la pr¨¢ctica espec¨ªfica del arte, sin que el sentido de la revoluci¨®n se vea menoscabado en cualquiera de sus exigencias y proclamas. A¨²n siendo magistral la ense?anza de su obra escult¨®rica, se me ocurre m¨¢s de significar, por v¨ªa de homenaje p¨®stumo, su actitud te¨®rico-human¨ªstica en los dif¨ªciles tiempos que siguieron al triunfo de la revoluci¨®n del 17 y se vieron definitivamente truncados con la muerte de Lenin y el ocaso de la gesti¨®n liberal de Lunacharsky.
Dos frentes
Junto a la grave crisis econ¨®mica que Rusia comenz¨® a atravesar por los a?os veinte, no tard¨® en aflorar el conflicto entre las puras actitudes art¨ªsticas y las concretas necesidades en el campo social. El grupo de los vanguardistas sovi¨¦ticos qued¨® escindido en dos frentes que, desde sus antag¨®nicas propuestas, recaban , para s¨ª el t¨ªtulo, las consecuencias y los designios de la revoluci¨®n. De una parte el polifac¨¦tico Tatlin, secundado por la unanimidad de su taller, negaba todo valor a cualquier manifestaci¨®n art¨ªstica que no influyera en la vida y en la sociedad de una manera pr¨¢ctica e inmediata. De otro lado, no faltaban quienes, sin dejar de preocuparse por las nuevas formas sociales, reivindicaban un arte revolucionario en cuanto que independiente y liberador.Y fue Gabo, codo a codo con su hermano Antonio Pevsner, el ac¨¦rrimo defensor de esta segunda actitud o toma de posici¨®n, que, apenas inciada la d¨¦cada de los 20, hab¨ªa de suponerle un largo exilio s¨®lo interrumpido por su muerte. El t¨¦rmino constructivismo, acu?ado con anterioridad y definidor, por antonomasia, de la vanguardia rusa, iba a ser, desde entonces, objeto de confusi¨®n y de disputa por parte de unas y otras militancias, hasta la publicaci¨®n del Manfiesto realista (el ¨²ltimo gran acontecimiento art¨ªstico en suelo eslavo), firmado al alim¨®n por Pevsner y Gabo, para definitivo esclarecimiento del tan controvertido problema.
?Mi arte -escrib¨ªa Gabo, en la lejana perspectiva de 1952- es generalmente reconocido como el arte del constructivismo. Este mismo t¨¦rmino fue usado tambi¨¦n por un grupo de artistas de la d¨¦cada de 1920, que quer¨ªa liquidar el arte. Negaban todo valor a .la pintura, a la escultura, y, en suma, a todo arte por el que el artista quisiera transmitir ideas y emociones. Ped¨ªan al artista ( ... ) que se sirviera de su talento para hacer construcciones materiales ( ... ). Ayud¨¢ndose de la filosof¨ªa materialista y de la pol¨ªtica marxista, no ve¨ªan en el arte m¨¢s que una ocupaci¨®n de placer, continuada por una sociedad capitalista y decadente, de ninguna utilidad, e incluso perniciosa, para la sociedad comunista. ?
Tal es la soluci¨®n del problema, de pu?o y letra del propio Gabo, uno de los m¨¢s genuinos fundadores, te¨®ricos y art¨ªfices del construct¨ªvismo. Sin entrar ni salir en su posible y explicable parcialidad, me limito a transcribirla literalmente, acentuando, eso s¨ª, que hab¨ªa de ser por esta banda por donde el arte de ?uestro tiempo descubrir¨ªa su m¨¢s esclarecido horizonte, o al menos, y en contra de las previsiones de Tatlin, una de las dimensiones m¨¢s henchidas de continuidad y eficacia.
El arte como conocimiento
Para Gabo, el arte es, fundamentalmente, una forma de conocimiento basada en la adquisici¨®n de una habilidad con que construir y reconformar este grandioso fuego de artificio, hecho de im¨¢genes, que representa y es el universo, nuestro universo. Lo que el artista descubre con sus conocimientos no es nada que est¨¦ fuera de ¨¦l y del hombre en general, una forma m¨¢s elevada de la realidad, constante y absoluta, que est¨¢ ah¨ª, a la espera de ser descubierta y comunicada. El artista, descubri¨¦ndola la hace. ?No hemos descubierto -escribe textualmente Gabo- la electricidad, los rayos X, el ¨¢tomo y otros mil fen¨®menos; los hemos hecho.?Ha muerto, en fin, el ¨²ltimo gran exponente de la primera y m¨¢s fecunda vanguardia europea y uno de los m¨¢s decididos impulsores de aquella manifestaci¨®n protot¨ªpica, entre mil, de nuestro tiempo: la abstracci¨®n. Por evitar el paneg¨ªrico ocasional y dejar insinuada alguna doctrina, he preferido circunscribir su semblanza al aspecto te¨®rico, en vez de enumerar la cuant¨ªa y calidad de su obra, una obra que acert¨® a incorporar la renovada concepci¨®n del volumen (el espacio vac¨ªo) y la indiscriminada multitud de los nuevos materiales (vidrio, metal, hilo de acero, pl¨¢stico, celuloide ... ). Maestro y previsor, por no decir inventor, de toda una ¨¦poca, sol¨ªa declinar, con afable iron¨ªa, cualquier propuesta de homenaje por parte de los j¨®venes: ?No. Yo soy de los viejos.?
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