La industria del calzado, un sector en transformaci¨®n
Crisis y calzado son dos palabras que los medios de comunicaci¨®n hacen aparecer juntas. La reciente huelga de m¨¢s de 40.000 trabajadores en la provincia de Alicante y Almansa parece confirmar la accidentada vida de este sector, que en 1976 export¨® m¨¢s de 390 millones de d¨®lares y dio trabajo a unas 60.000 personas. ?C¨®mo puede estar permanentemente en crisis un sector cuyas exportaciones en pesetas se multiplicaron casi por veinte en la pasada d¨¦cada?En primer lugar, la industria del calzado ofrece un servicio m¨¢s que una mercanc¨ªa. No hay econom¨ªas crecientes de escala y la dimensi¨®n ¨®ptima es, por tanto, peque?a. Las empresas que mejor han sobrevivido al mercado en la ¨²ltima d¨¦cada tienen entre 25 y 250 empleados, y no son sino el 25% de todas las empresas, empleando el 60% del personal y produciendo el 63% de la producci¨®n del sector. Al lado de esta ?clase media? del sector operan: a), una quincena de ?grandes? empresas. empleando al 15% del personal y produciendo el 16% de la producci¨®n, y que, como demostr¨® el ejemplo de la no viabilidad de Segarra en Valld'Ux¨®, pueden tener m¨¢s inconvenientes que ventajas, y b), una nube de miles de peque?as empresas que entran y salen del mercado probando su fortuna. Estas peque?as empresas emplean el 25% del personal y producen el 21 % de la producci¨®n. Como puede verse, las diferencias de productividad, seg¨²n tama?o, no son significativas; lo que importa en este sector es la oportunidad y el ingenio. Esto ocurre en todos los pa¨ªses de la OCDE, con ligeras variaciones (Alemania y Austria tienen las mayores dimensiones relativas de planta, con una, dimensi¨®n ¨®ptima de m¨¢s de doscientos empleados por planta; Grecia tiene las menores dimensiones relativas de planta).
El trabajo de la piel
La tabla reivindicativa reproducida en el cuadro adjunto tendr¨¢ el efecto de apropiar para los trabajadores algunas de las ventajas derivadas de mayores exportaciones acaecidas gracias a la devaluaci¨®n. La mano de obra incide en un 26%, aproximada mente, en el precio final de venta, como media- del sector (ciertamente, la proporci¨®n es mayor calzado de artesan¨ªa y de goma), con un coste salarial medio de 275.500 pesetas por a?o y hombre. Los empresarios dicen que todas las reivindicaciones juntas aumentar¨ªan el coste salarial en un 246%, lo cual parece un c¨¢lculo un poco exagerado, porque pondr¨ªa la hora de trabajo en 5,5 d¨®lares, que est¨¢ por encima de los costes salariales de los pa¨ªses de la OCDE. De todas maneras, conviene hacer tres puntualizaciones para el buen gobierno de empresarios y trabajadores. La primera es que los precios del calzado han crecido en Espa?a sistem¨¢ticamente m¨¢s deprisa que el resto de los precios industriales espa?oles desde 1967 y, en particular, en los seis ¨²ltimos a?os, cuando el aumento relativo de precios sobrepas¨® el de cualquiera de los pa¨ªses de la OCDE. Eso quiere decir que los industriales zapateros m¨¢s eficientes (las tres cuartas partes, excluyendo a los m¨¢s peque?os) han absorbido m¨¢s beneficios que la media de la industria, como lo prueba el n¨²mero creciente, de empresas e inversiones por empresa que ha registrado el sector. La segunda es que los salarios del trabajo se han mantenido vinculados al n¨²mero de pares terminados; la productividad espa?ola, de casi dos pares por hora trabajada, como media, no es que sea de las m¨¢s altas del mundo, pero es aceptable porque los trabajadores -en su mayor¨ªa inmigrantes- trabajan duro. Los costes de personal tambi¨¦n han aumentado de casi cincuenta pesetas por par en 1966 a casi cien por par en 1977. Las empresas se han defendido, y los trabajadores han salido ganando, enviando trabajo a domicilio que no cotiza Seguridad Social. Los costes de trabajo a domicilio representan ahora un tercio de los costes de personal del sector; esta prop¨®rci¨®n es cerca del 40% para las empresas m¨¢s eficientes y din¨¢micas, entre veinticinco y 250 empleados. En otras palabras, las empresas est¨¢n organiz¨¢ndose una rebaja importante de los gastos dela Seguridad Social, y esto hac¨ªa feliz hasta ahora a trabajadores y empresarios. La soluci¨®n no es ahora afiliar a la Seguridad Social el trabajo a domicilio, sino pagar a cargo del Estado algunos de los gastos de la Seguridad Social. Un sector que exporta cuatrocientos millones de d¨®lares por a?o bien lo merece.
Y, tercero, ser¨ªa inconsecuente que los trabajadores quisieran ahora recuperar de golpe parte de los beneficios producidos por un mercado mundial al alza. El aumento s¨²bito de salarios y la absorci¨®n de trabajo a domicilio perjudicar¨ªa a las empresas m¨¢s peque?as y perjudicar¨ªa a las exportaciones. Ser¨ªa quiz¨¢ m¨¢s razonable una subida escalonada en tres a?os, y ligada a los costes salariales de nuestros principales competidores, Italia y Francia.
...Pero la piel da mucho trabajo
En segundo lugar, las materias primas son la partida m¨¢s importante de la estructura de costes de la producci¨®n de calzado. Hay muchos calzados, seg¨²n el destino (se?ora /caballero /ni?o, verano/invierno; medio/lujo) y seg¨²n las materias primas (cuero, textil, goma, esparto), pero una media aproximada para el sector es,que de un 45 a 65% del valor de venta son materias primas. En particular la producci¨®n de calzado de cuero: que representa m¨¢s de un 70% de los pares producidos en Espa?a, y m¨¢s del 90% del valor de la producci¨®n. depende de la importaci¨®n de pieles. Para fabricar sus zapatos de piel, Espa?a tuvo que importar en 1976 unos 125 millones de d¨®lares de cueros, pieles y curtidos desde Pakist¨¢n, Estados Unidos, Francia y Am¨¦rica Latina; los zapatos de piel fueron exportados con un valor total de, al menos, 350 millones de d¨®lares. La operaci¨®n total es una de las m¨¢s rentables para la econom¨ªa espa?ola: el d¨ªa en que cada uno de nosotros ofrezcamos al pa¨ªs un saldo exportador neto de mercanc¨ªas de unos 2.000 d¨®lares por trabajador -una vez descontados otros insumos directos e indirectos- las penurias de balanzas de pagos habr¨¢n terminado. Aun as¨ª, los empresarios se quejaban recientemente en un semanario madrile?o de las dificultades que encuentran para importar pieles para asegurarse del cobro de las exportaciones, que representan aproximadamente el 40% de la producci¨®n del sector.
En tercer lugar, la competencia extranjera se hace sentir. Espa?a, que es el tercer pa¨ªs productor de calzado en la OCDE y el sexto o s¨¦ptimo del mundo, ha podido vencer a Francia y acercarse a Italia gracias a los menores costes salariales de las ¨²ltimas d¨¦cadas. Los espectaculares aumentos de ventas y exportaciones encuentran cada vez m¨¢s barreras aduaneras en USA y pronto con la CEE; mayor tecnolog¨ªa y productividad de Italia; costes m¨¢s bajos de materias primas y mano de obra en el Tercer Mundo, en particular Brasil y Africa del Oeste. Adem¨¢s, las tres cuartas partes de nuestras exportaciones est¨¢n muy concentradas en cuatro pa¨ªses (Estados Unidos, Alemania, Francia y Gran Breta?a), cuyos consumos per capita, relativamentpgrandes (2,3 pares por habitante y a?o en Estados Unidos y Alemania; 1,5 pares en Francia y Gran Breta?a) han atra¨ªdo a otros exportadores. Las barreras a la importaci¨®n de Estados Unidos, en particular, han mermado el principal mercado, que es un tercio del decreciente mercado espa?ol. Se impone: a), la diversificaci¨®n de mercados, y b), la renovaci¨®n del utillaje de producci¨®n -en su mayor¨ªa convencional-, para seguir manteniendo la competitividad espa?ola de calidad y precios. Las inversiones que se requerir¨¢n para esa renovaci¨®n, e incluso para creaci¨®n de tecnolog¨ªa propia, son del orden de setecientos millones de pesetas anuales durante diez a?os para las 230 empresas m¨¢s rentables, am¨¦n de otros doscientos para un programa seno de investigaci¨®n aplicada. He ah¨ª un tema para el cr¨¦dito industrial y los responsables de la tecnolog¨ªa espa?ola.
Hay que financiar el futuro
En cuarto lugar, la producci¨®n del calzado es una producci¨®n c¨ªclica en el plazo medio, y la financiacion externa se ha limitado, muy timorata, al plazo corto. La mayor¨ªa de las plantas est¨¢n especializadas en un tipo de calzado que, exceptuando las zapatillas y alpargatas de todo el a?o, se vende en invierno o verano, y seg¨²n modelos que cambian con la moda. La financiaci¨®n y su devoluci¨®n, por tanto-, ?est¨¢n basadas en papel comercial y descuento financiero en el plazo corto en m¨¢s del 90% y su liquidez es frecuentemente precaria. Adem¨¢s, las empresas que ven venir a?os boyantes se meten a renovar o ampliar maquinaria, financi¨¢ndola con dinero a corto. A veces, las cosas no se dan bien en el consumo interior (como los a?os 1968-1970) o en la exportaci¨®n (como en 1973 y, en menor medida, 1975) y las empresas no pueden financiar sus planes de renovaci¨®n. Las empresas se quejan de que los bancos piden excesivas garant¨ªas hipotecarlas y personales, porque no han comprendido el negocio, pero la verdad es que las empresas deber¨ªan: a), arbitrar cuanto antes sociedades de cauci¨®n que les liberen de las garant¨ªas hipotecarias y personales, y b), financiar por m¨¦todo ?leasing? su indispensable renovaci¨®n de equipo para evitar ceder su primogenitura a cambio de un plato de lentejas, como ocurri¨® en los a?os sesenta, cuando empresas extranjeras adquirieron capital espa?ol.
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