La huelga del calzado
Cuando escribo estas l¨ªneas, el sector industrial m¨¢s importante de nuestra provincia, el calzado, se encuentra en huelga total. El conflicto est¨¢ costando muchos millones a la ya d¨¦bil econom¨ªa provincial y est¨¢ creando -y crear¨¢- no pocos y graves problemas a los trabajadores. Lo que ¨¦stos puedan llegar- a conseguir de ese ?super-convenio?, presentado por los responsables del Movimiento Asambleario, hoy, est¨¢ por ver.Para tomar una determinaci¨®n -la huelga- que considero extrema, tanto por lo costosa como por las secuelas que suelen quedar en las relaciones empresario -trabajador, pienso que se deben estudiar previamente muchos puntos, con objeto de obtener la m¨¢xima efectividad con el menor costo posible, y no se puede obrar, tan ligeramente, pomo lo demuestra el proceso que han seguido los dirigentes del movimiento en cuesti¨®n, embarcando a los trabajadores en una nave que comenz¨® haciendo aguas y que -ojal¨¢ me equivoque- puede acabar naufragando.
A mi modesto entender, pienso que las asambleas se deben realizar en las f¨¢bricas y no en, un campo de f¨²tbol con sus puertas abiertas, donde asisten un incontrolable n¨²mero de pers onas de distintos sectores que, por simple curiosidad o por su circunstancia de parados -situaci¨®n en la que se encuentran muchos- no tienen otra cosa mejor que hacer, influyendo, tanto en la imagen del conflicto de cara a la opini¨®n p¨²blica como en algo tan importante como lo es la toma de decisiones. Aun en el caso de que se realizaran dando entrada exclusivamente a trabajadores del calza do, nos encontrar¨ªamos con que, adem¨¢s de los trabajadores en activo, estar¨ªan los parados. Es obvio que a la hora de tomar decisiones comprometidas los segundos poco tienen que arriesgar, mientras que los primeros ponen en juego su puesto de trabajo, sobre todo frente al empresario que est¨¢ esperan do una oportunidad para echar el cierre.
Por otra parte, el sistema que en las votaciones viene practicando el Movimiento Asambleario, incluso en los centros de trabajo, es el de brazo alzado, f¨¢cilmente coaccionable, en lugar de utlizar el voto libre y secreto, de donde nace la pureza de una votaci¨®n aut¨¦nticamente democr¨¢tica.
Estoy convencido de que lo que dirigen este movimiento saben muy bien lo que es una aut¨¦nticademocracia y, consecuentemente, la forma con que ten¨ªan que haber actuado. El no hacerlo as¨ª me obliga a pensar que est¨¢ manipulando a la clase trabajadora, practicando un juego peligroso, en el que podr¨ªan salir perjudicados los de siempre, los trabajadores.
El momento escogido para provocar esta huelga, en que las empresas del calzado est¨¢n trabajando a medio gas, entre una temporaday otra, y no a pleno rendimiento cuando una huelga habr¨ªa sido mucho m ¨¢s efectiva al haber forzado a los empresarios a tomar una decisi¨®n con rapidez, cediendo en mayor parte a las pretensiones de los trabajadores. De otro lado, estamos ante unas pr¨®ximas elecciones sindicales y otras, no lejanas,municipales, y aqu¨ª s¨ª es donde vemos los, posibles beneficios que de este conflicto, si saliese bien -que, ojal¨¢ por los trabajores- podr¨ªan obtener los dirigentes del movimiento que, en este caso, me parecen marionetas, cuyos resortes son manejados por determinado partido pol¨ªtico, que en m¨¢s de una ocasi¨®n, durante todo este proceso, se ha dejado ver entre bastidores.
Lanzar la gente a la calle y formar piquetes trae las consecuencias que todos sabemos: heridos, si no muertos. Y no me vale que ahora vengan las denuncias sobre la actuaci¨®n de las fuerzas del orden p¨²blico, puesto que, como cuerpo represivo, sobradamente es conocida su forma de proceder.
Me parece una irresponsabilidad haber llegado a esto, posiblemente por no seguir una via aut¨¦nticamente democr¨¢tica, respetando a las minor¨ªas e independiente de los intereses de cualquier partido.
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