M¨¦xico nos vuelve a exportar el toreo "camp"
Un subalterno hizo lo mejor, lo aut¨¦nticamente bueno de la tarde: un quite. Ortega hab¨ªa querido correr al novillo en banderillas, mas el novillo, de muchos pies y mucha casta, le corri¨® a ¨¦l. Y en la huida desordenada, el torero cay¨®. All¨¢ qued¨®, en los medios, a merced del animal, que le iba a pegar el derrote. Pero lleg¨® en aquel momento el pe¨®n Manuel Pineda, quien meti¨® el capote con gran oportunidad y alej¨® el peligro. La ovaci¨®n fue grande para este torerazo de plata, el cual tuvo que saludar montera en mano.Y aqu¨ª habr¨ªa de terminar la cr¨®nica de la novillada del domingo en Las Ventas, si no fuera porque en el ruedo bull¨® el mencionado Ortega, un mexicano revoltoso, valent¨®n, saltar¨ªn y con garra. Sencillamente, porque esa novillada apenas tuvo historia. Sencillamente porque Eladio Peralvo y Pedro Somolinos, con reses manejables, incluso de gran clase -como fue la que abri¨® plaza-, dieron pases sin cuento, todos vulgares, todos aburridos; muchos zarrapastrosos, con enganchones o p¨¦rdida de la tela. M¨¢s tosco Peralvo, con m¨¢s estilo Somolinos (por cierto, campe¨®n de las oportunidades en este coso, pues, ?hay que ver la de veces que le hemos visto ya, y visto est¨¢!), pero ambos sin transmitir nada al tendido, desangelados, sin emoci¨®n, sin una chispa de arte o de gracia. ?Qu¨¦ soser¨ªa! ?Qu¨¦ tabarra!
Plaza de Las Ventas
Cinco novillos de Filiberto S¨¢nchez de Rubiales, tres muy terciados, otros tres correctamente presentados; lustrosos y finos de cabos, astifinos; mansurrones en varas (salvo el cuarto), pero con casta y nobles para la muleta. El tercero, devuelto al corral por cojo, y se corri¨® turno. El sexto, sobrero, de El Jaral de la Mira, bien presentado, manso e ideal en los dos ¨²ltimos tercios.Eladio Peralvo: Pinchazo, estocada perdiendo la muleta y rueda de peones (Silencio). Bajonazo (Silencio). Pedro Somolinos: Pinchazo a toro arrancado, estocada atravesada y descabello (Silencio). Estocada atravesada en la que asoma medio acero por un costado, rueda de peones y estocada corta atravesada (Silencio). Jos¨¦ Luis Ortega, de M¨¦xico, debutante: Estocada desprendida y trasera, haciendo bien la suerte (Escasa petici¨®n y dos vueltas, la segunda por su cuenta). Pinchazo y buena estocada (Oreja).
Por eso cuando Jos¨¦ Luis Ortega sal¨ªa pegando carreras, faroles de rodillas, navarras de tropez¨®n, gorrineras (tambi¨¦n llamadas, sin propiedad, gaoneras), recortes de latiguillo y todo eso, fue como una brisa refrescante que nos despert¨® de la siesta. Una brisa sin aromas, por supuesto -y si acaso, con tufillo-,pero brisa al fin y al cabo, que el p¨²blico supo agradecer. Tambi¨¦n tuvo Ortega novillos buenos (que, salvo en varas, todos lo fueron). Al primero le mulete¨® encorvado -exageradamente encorvado, horrenda figura era aqu¨¦lla- y peg¨® bastantes mantazos. Al ¨²ltimo, un jaral que era el carret¨®n, pintiparado para inventar el toreo, o desgranar la muestra antol¨®gica del inventado, le dio molinetes, altos y bajos de rodillas y circulares de varias vueltasen los que se agarraba a los lomos del jaralamiguete. Viejo truco ¨¦ste -tan viejo, que con Arruza, en los a?os cuarenta, ya era viejo-, quintaesencia del toreo camp, que ni los m¨¢s frivolones aceptan.
He aqu¨ª, sin embargo, que M¨¦xico nos exporta otra vez esta resobada y caduca mercanc¨ªa, la cual se acept¨® el domingo en Las Ventas (aunque fuera a rega?adientes) porque los del ramo que compet¨ªan con el importador no supieron ofrecer nada. De todas formas, el mexicanito, que tiene tir¨®n, realiz¨® dos tercios de banderillas interesantes. Sin arte, vale, pero re¨²ne en la cara, se deja ver cuando clava los palos. Al jaral le puso tres pares -cuarteo, poder a poder, topa-carnero- de gran emoci¨®n y mucho m¨¦rito. En los tres sali¨® de la suerte con limpieza y galanura. Y, adem¨¢s, pega unas estocadas de abrigo, a volapi¨¦ neto, en las que baja la mano del enga?o y se vuelca sobre el morrillo. Lo que ya no es truco; que por algo al momento crucial de la estocada -lo m¨¢s dif¨ªcil del toreo, no se olvide- le llaman ?la hora de la verdad?.
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