Montajes con rigor t¨¦cnico

Casi ning¨²n teatro madrile?o, como suele ser costumbre, ha respetado las fechas retenidas para sus estrenos inaugurales de la temporada. Es l¨®gico si se entiende la crispaci¨®n que precede a la apertura de los locales tras la pausa veraniega. Forma parte tambi¨¦n de la noticia el largo reojo con que las gentes de teatro han vigilado el trabajo de sus competidores. El resultado puede ser una programaci¨®n con atenci¨®n a las grandes obras a¨²n no conocidas de nuestro p¨²blico -Las manos sucias, Santa Juana de los Mataderos-, al pensamiento reflexivo y maduro de nuestro primer autor -La detonaci¨®n- a la cuota final del atrasado erotismo y a la comedia. Esta adelantada parcela habr¨¢ de ser considerada con el detenimiento que merece, pero su dibujo inicial es el siguiente:Soplo de pasi¨®n, en el Alfil. Excelente montaje de una reflexiva comedia de Peter Nichols, que la habilidad de Arteche ha incorporado a la agridulce lista de los j¨®venes comedi¨®grafos ingleses, angustiosos y comprensivos.

Una orquesta de se?oritas, en el Eslava. El melanc¨®lico estudio de Anouilh, en la insuperable versi¨®n de Los comediantes de San Telmo. Hondo trabajo, fascinante utilizaci¨®n del grotesco por los extraordinarios actores argentinos.

El estornudo, en el F¨ªgaro. Garisa, dirigido por Catena, aborda con sinceridad y gracia el bronco y divertido tema de Chesnot. Risa nada vergonzante.