De la intransigencia al pragmatismo
El actual equipo dirigente de Israel es considerado en el exterior como m¨¢s duro que el equipo laborista que le precedi¨® hasta el pasado mayo. El hecho de que su primer ministro, Menajem Beguin, militara en el Hirgun, guerrilla jud¨ªa contra la dominaci¨®n inglesa, responsable del atentado al hotel Rey David, de Jerusal¨¦n, que cost¨® la vida a docenas de personas, sirvi¨® para apoyar la impresi¨®n.Ahora, cuando se recuerda aquel dram¨¢tico suceso a las autoridades israel¨ªes, la explicaci¨®n invariable es que en el Rey David se alojaba el comando brit¨¢nico y que el propio Beguin avis¨® a los ingleses con suficiente antelaci¨®n de que iba a volar el edificio.
Beguin, pese a su pasado extremista, que en principio preocup¨® seriamente a las canciller¨ªas, consigui¨® en pocas semanas cambiar aquella imagen, bien ayudado por su asesor Shmuel Katz. Ha viajado a Washington y Bucarest y pr¨®ximamente lo har¨¢ a Londres para explicar sus puntos de vista sobre el futuro de Israel. Incluso se rumoreaba la semana pasada en Jerusal¨¦n que podr¨ªa comparecer dentro de unos d¨ªas en la Asamblea General de las Naciones Unidas al frente de la delegaci¨®n de su pa¨ªs.
H¨¢bil pol¨ªtico, ha conseguido reagrupar en torno a la coalici¨®n gubernamental una mayor¨ªa parlamentaria escasa -63 de 120 esca?os-, que, por el momento, le permite gobernar sin dificultades. ?No ha perdido todav¨ªa ninguna votaci¨®n -me dec¨ªa Natanlel Lorch, secretario general de la Kn¨¦sset- y no creo que su mayor¨ªa corra peligro por ahora, aunque algunos temas, como la instalaci¨®n de asentamientos o el proselitismo religioso, que ¨¦l se comprometi¨® a recortar seg¨²n criterios m¨¢s estrictos, pudieran dar origen a fuertes debates parlamentarios.?
Para sus aliados, la coalici¨®n conseguida por Beguin gobernar¨ªa varias legislaturas. y hasta los laboristas reconocen que, al menos en los pr¨®ximos cuatro a?os, continuar¨¢ en el poder.
La pol¨ªtica de asentamientos
Los hombres de Beguin constituyen un equipo heterog¨¦neo dentro de un espacio centro-derecha extrema derecha, desde los tecn¨®cratas del Partido Liberal hasta los religiosos de Mafdal. Los extremismos se acent¨²an desde el punto de vista religioso, pues el primer ministro ha recabado para s¨ª el apoyo de los estamentos m¨¢s reaccionarios.
Las divergencias del equipo desaparecen casi por completo a la hora de considerar la devoluci¨®n de los territorios conquistados. Exceptuando a los miembros del Partido Liberal y a Moshe Dayan, el ministro de Asuntos Exteriores tr¨¢nsfuga del laborismo, los miembros de la coalici¨®n gubernamental sostienen que Judea y Samaria son parte de Israel.
A tenor de esta mentalidad puede considerarse a los gobernantes de Jerusal¨¦n como ?halcones?, seg¨²n la estereotipada divisi¨®n que se reserva para los intransigentes. No obstante, conviene recordar que no suele haber ?palomas? en un pa¨ªs que vive en permanente estado de guerra. Han tenido gran repercusi¨®n internacional, por ejemplo, los asentamientos que en los tres ¨²ltimos meses orden¨® instalar Beguin en los territorios detentados -?administrados?, como se dice eufem¨ªsticamente en Israel-, pero su n¨²mero no ha llegado a la veintena, y, de hecho, los n¨²cleos poblacionales levantados en dichos territorios a partir de 1967 son m¨¢s de setenta.
Un obst¨¢culo: OLP
S¨®lo en la meseta de Gol¨¢n los gobiernos laboristas anteriores a Beguin realizaron veintis¨¦is asentamientos. La mayor parte de ellos, en un principio, son puestos de avanzada paramilitares a cargo de los N¨¢jal, o pioneros juveniles, pero despu¨¦s se instalan familias de colonos que comienzan a cultivar la tierra con el evidente prop¨®sito de quedarse en ella. Es el mismo proceso que siguieron los kibutzim desde los primeros tiempos de la inmigraci¨®n: la pol¨ªtica de los hechos consumados.
La situaci¨®n no est¨¢ para intransigencias y as¨ª lo parecen haber comprendido Washington y Mosc¨². Desde Jerusal¨¦n, la nueva actitud de sus tradicionales aliados ha causado sorpresa y decepci¨®n. El presidente Carter quiere sentar en la mesa de negociaciones a todos los implicados en el conflicto, incluida la Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina (OLP), oficialmente considerada por Israel como ?banda asesina y genocida?.
Ante las presiones de Washington, se impone el pragmatismo. ?Carter -me dec¨ªa un diplom¨¢tico de Jerusal¨¦n- quiere apuntarse el tanto de la pacificaci¨®n de Oriente Medio, y nosotros estamos dispuestos a ayudarle siempre que la soluci¨®n que se busque no perjudique nuestro inter¨¦s supremo: la supervivencia de Israel dentro de unas fronteras seguras.?
Es ambiguo el concepto de ?fronteras seguras?, pero sobre ¨¦l se puede negociar. M¨¢s dif¨ªcil ser¨¢ conseguir que se sienten en una misma mesa representantes de Israel y de la OLP. Este mismo mes la Kn¨¦sset aprobaba una moci¨®n, precisamente presentada por un partido de la oposici¨®n -el Movimiento Democr¨¢tico para el Cambio-, en el sentido de no admitir el di¨¢logo de Israel con la organizaci¨®n palestina.
Pese a todo, Jerusal¨¦n quiere negociar una paz durable con sus vecinos. A este deseo responde, sin duda, una campa?a organizada en Jordania por un abogado palestino llamado Shiuki, que niega a la organizaci¨®n de Yasser Arafat la representatividad de su pueblo. Es m¨¢s que probable que Israel no sea ajena a esta campa?a. Tuve ocasi¨®n de ver un programa de televisi¨®n en Tel Aviv, en el que se entrevistaba a un antiguo ministro de Hussein que sosten¨ªa id¨¦nticas tesis. Tanto a Jerusal¨¦n como a Amm¨¢n les interesa hacer desaparecer de la escena a un inc¨®modo interlocutor, o, por mejor decir, a un interlocutor imposible.
Negociar cuanto antes
Por encima de promesas electorales o de sue?os irrealizables, las autoridades israel¨ªes tienen un concepto claro de la situaci¨®n en la zona y, de su previsible evoluci¨®n: Israel debe negociar la paz cuanto antes, sin dar tiempo a fortalecer a sus enemigos. ?Por desgracia -me dec¨ªa un oficial del ej¨¦rcito-, hasta ahora hemos ganado la guerra, pero no hemos podido negociar la paz. ?
?Tanto a nosotros como a los ¨¢rabes -me se?al¨® un alto funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores- nos interesa llegar a una paz duradera. Nuestras respectivas sociedades exigen que los miles de millones que invertimos en el esfuerzo de la guerra sean destinados en proyectos de promoci¨®n y desarrollo que aumenten su bienestar.?
La sociedad israel¨ª, por otra parte, no puede asimilar los aproximadamente 1.100.000 ¨¢rabes que permanecen en los territorios ocupados. En el mejor de los casos podr¨ªa darse una coexistencia pac¨ªfica, nunca una integraci¨®n. Y, a la vuelta de los a?os, en virtud de la diferencia en los ¨ªndices demogr¨¢ficos, Israel tendr¨ªa una poblaci¨®n jud¨ªa minoritaria, posibilidad que nadie puede tomar en consideraci¨®n.
Moshe Dayan mantuvo desde la guerra de 1967, desde su puesto de ministro de Defensa con los laboristas, una pol¨ªtica de ?fronteras abiertas?, merced a la cual pod¨ªan abandonar los territorios todos los ¨¢rabes que lo deseasen. Eran enemigos, potenciales o reales, que se quitaban de encima.
El plan Dayan
Esta misma semana Dayan, ahora ministro de Asuntos Exteriores, va a presentar en las Naciones Unidas un plan de pacificaci¨®n basado en una llamada ?soluci¨®n funcional?, que b¨¢sicamente afecta a la controvertida zona de Judea y Samaria, la antigua Cisjordania. Algunas de sus l¨ªneas generales ya se han dejado filtrar, y la mencionada ?soluci¨®n? implica una especie de condominio jordano-israel¨ª, en el que T¨¢zhel quedar¨ªa fuertemente asentado en el ¨¢rea para defender las fronteras y los poblados de colonos israel¨ªes, mientras que la administraci¨®n local quedar¨ªa en manos de las autoridades de Amm¨¢n.
?Los ¨¢rabes han rechazado un proyecto de partici¨®n del territorio, que nosotros seguimos siempre dispuestos a considerar -me dijo Moshe Alon, subsecretario adjunto del Ministerio de Asuntos Exteriores-, pero, de persistir en su actitud, consideramos esta ¨²ltima oferta como un punto de partida v¨¢lido para negociar.?
El plan Dayan incluir¨ªa tambi¨¦n retrocesiones en la meseta del Gol¨¢n y en el Sina¨ª y Gaza y otras ofertas paralelas de cooperaci¨®n econ¨®mica, educacional, sanitaria y t¨¦cnica que beneficiaran a la poblaci¨®n local.
?Todos podemos salir beneficiados con nuestra propuesta -agreg¨® el vicesecretario-, y se acabar¨ªa de una vez con el tema de los refugiados, que ha pasado de ser un doloroso problema para convertirse en un mito: nosotros hemos asimilado a los nuestros y los pa¨ªses ¨¢rabes ricos pueden hacer lo propio con los suyos, como ya est¨¢n haciendo algunos. Ahora, aqu¨ª, en Israel, o en Kuwait o Arabia Saudita, los refugiados de anta?o est¨¢n viviendo mejor y con mayores expectativas que nunca.?
?El mantener la ficci¨®n de la OLP -termin¨® dici¨¦ndome el se?or Alon- tiene como objetivo buscar una cohesi¨®n entre los ¨¢rabes en contra de Israel. No es positivo ni para ellos ni para nosotros.?
Dayan tiene fama de hombre flexible y buen negociador, y con ¨¦l viaja quiz¨¢ la ¨²ltima esperanza que tiene Israel de negociar una paz. Si el h¨¦roe de la guerra de los Seis D¨ªas fracasa, la paz tendr¨ªa que ser impuesta. Es decir, probablemente habr¨ªa m¨¢s guerra.
Pr¨®ximo cap¨ªtulo:
La lejana Sefarad
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