La econom¨ªa brit¨¢nica o como salir de la crisis
AUN CUANDO el Fondo Monetario Internacional acaba de calificar la situaci¨®n econ¨®mica mundial como de discretamente optimista, lo cierto es que con las importantes excepciones de Estados Unidos, Alemania Occidental y Jap¨®n, la gran mayor¨ªa de los pa¨ªses desarrollados siguen enfrent¨¢ndose con los graves problemas del par¨®, la inflaci¨®n y el d¨¦ficit exterior. Ahora bien, dentro de ese grupo de econom¨ªas con dificultades existen naciones que gracias a factores diversos -disponer de recursos naturales, contar con una cierta coherencia social o haber aplicado a tiempo la pol¨ªtica adecuada- se encuentran a punto de superar la crisis. Gran Breta?a es uno de ellos y su caso resulta de especial inter¨¦s para nosotros por cuanto, en gran, parte, sus condiciones de partida al estallar la crisis del petr¨®leo eran tan dif¨ªciles como las nuestras.El primer aspecto destacable es la recuperaci¨®n en el tipo de cambio de la libra esterlina. Las razones de este progreso son fundamentalmente dos: la favorable evoluci¨®n del saldo de la balanza por cuenta corriente -propiciada por el impacto de la producci¨®n de petr¨®leo de los yacimientos del Mar del Norte, ya que este a?o Gran Breta?a ser¨¢ capaz de cubrir aproximadamente la mitad de su consumo con crudos nacionales- y el afianzamiento de las buenas perspectivas que rodean la balanza de capitales.
De todas formas, los propios expertos brit¨¢nicos indican que el aumento de sus exportaciones est¨¢ siendo muy moderado, lo cual se debe a una escasa competitividad de los productos ingleses en los mercados internacionales. Su temor m¨¢s inmediato es que en 1978 la industria de las Islas no consiga incrementos en la productividad suficientes ni se logre moderar las alzas salariales en la medida precisa para devolver a las empresas inglesas los m¨¢rgenes que les permitan enfrentarse a la competencia de otras naciones con precios m¨¢s favorables -Alemania y Jap¨®n fundamentalmente-. El caso es que en 1976 la retribuci¨®n por hora trabajada en la industria brit¨¢nica creci¨® un 12% y en el per¨ªodo abril-junio estaba alrededor del 5% la tasa anual. Los precios, por su parte, siguen bajando en los ¨²ltimos meses, si bien es cierto que a un ritmo moderado. En todo caso los progresos han sido espectaculares: en 1975 la tasa de inflaci¨®n inglesa era del 26%, mientras hoy se sit¨²a en torno al 15%.
El aspecto m¨¢s obscuro de este panorama de la econom¨ªa brit¨¢nica reside en el estancamiento de la producci¨®n y en el aumento del paro. En 1977 no se puede esperar, dicen los economistas brit¨¢nicos, un crecimiento del PNB superior al 1 %, lo cual explica fundamentalmente que el paro siga manteni¨¦ndose en porcentajes importantes de la poblaci¨®n activa; 5,6% en junio frente a 5,4% a finales de 1976.
A pesar de ello la situaci¨®n de la econom¨ªa brit¨¢nica es favorable, sobre todo si en 1978 prosigue la t¨®nica de moderaci¨®n salarial y reducci¨®n de la tasa de inflaci¨®n. En todo caso, las cifras actuales constituyen un punto de partida infinitamente mejor que el que caracteriza nuestra actual coyuntura econ¨®mica.
No puede negarse que los ingleses cuentan con una baza important¨ªsima de la que nosotros carecemos: los yacimientos petrol¨ªferos del Mar del Norte -?qu¨¦ ha sucedido con las esperanzadoras prospecciones iniciadas hace un par de a?os en el Cant¨¢brico y en el Mediterr¨¢neo, y sobre las que no existe informaci¨®n alguna. Pero otros factores explican tambi¨¦n la diferente situaci¨®n en que hoy en d¨ªa se hallan las dos econom¨ªas. La ra¨ªz, de esas diferencias reside en que el pueblo brit¨¢nico ha aceptado, no siempre de buena gana, el reajuste que las nuevas condiciones econ¨®micas le impusieron a partir de 1973. Los sindicatos han convencido a su militancia de que el estancamiento y la inflaci¨®n van unidos y que aceptar moderaciones en las alzas salariales no es un a pol¨ªtica reaccionaria que favorece s¨®lo al gran capital; el Gobierno socia lista, por su parte, ha conseguido, con una ingeniosa mezcla de acuerdos de moderaci¨®n salarial voluntaria, beneficios fiscales y pol¨ªtica monetaria restrictiva, reconducir la situaci¨®n. Los crecimientos de salarios y precios se sit¨²an as¨ª a niveles que empiezan a ser compatibles con una mayor estabilidad de costes y una aceptable competitividad de los productos ingleses en los mercados internacionales, propiciada por otro lado por la decisi¨®n de dejar depreciarse la esterlina.
Hoy en d¨ªa, la situaci¨®n econ¨®mica de Gran Breta?a, sin estar completamente despejada, ofrece un panorama abierto y constituye un ejemplo que los espa?oles deber¨ªamos meditar: a saber, c¨®mo un pueblo socialmente l¨²cido y pol¨ªticamente bien dirigido puede superar una grav¨ªisima crisis econ¨®mica, sin el abuso del Poder ni la demagogia de la oposici¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.