La autopista "de la Paz", autopista "de la muerte"
Acostumbrados estamos los que vivimos en Madrid a que cada vez que se cambia o "reordena" un cruce o confluencia de calles, el t¨¦cnico municipal de turno nos haga un alarde urban¨ªstico, de cuya falta de l¨®gica el resultado final es que los automovilistas hemos de aprend¨¦rnoslos todos de memoria para poder circular. Aprendizaje que, invariablemente, se produce la primera vez que por el nuevo cruce circulamos, con el consiguiente trastorno para nosotros que, generalmente, vamos a parar a donde no queremos o para los dem¨¢s, con el atasco que nuestra ?torpeza? provoca.Pero he aqu¨ª que la famosa autopista de la Paz representa un ?invento? de los t¨¦cnicos, en este caso de Obras P¨²blicas. ?Invento? que lo ¨²nico positivo podr¨¢ ser halagar su vanidad, pero cuyos resultados no pueden ser m¨¢s nefastos. Todo el que haya circulado por autopistas, sobre todo en el extranjero, habr¨¢ podido observar que se ci?en a unas normas generales que, f¨¢cilmente, se adivinan a poco observador que uno sea. Ejemplo: no hay sem¨¢foros, no hay salidas ni entradas por el carril de la izquierda, hay unas se?alizaciones grandes y muy anticipadas, etc¨¦tera... Pero la autopista de la Paz, no. Para eso est¨¢ el t¨¦cnico ministerial que sabe m¨¢s que nadie: sem¨¢foros, salidas y entradas por la izquierda para cambiar simplementede v¨ªa, en muchos casos de forma obligatoria, estrecheces repentinas, mala se?alizaci¨®n, etc¨¦tera. Todo mezclado en muy pocos kil¨®metros.
Todo el que circula por esta autopista sabe desde el primer d¨ªa lo peligrosa que es, las trampas mortales de que la han sembrado. Tanto es as¨ª, que mucha gente la llama la autopista de la muerte.
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