Hacia una pol¨ªtica urban¨ªstica integral
(Ex delegado provincial de la Vivienda)No habr¨¢ que insistir mucho para convencer que siendo el chabolismo expresi¨®n dram¨¢tica de un desajuste socioecon¨®mico habr¨¢ que atacar de ra¨ªz a las causas sociales y econ¨®micas que concurren en su originaci¨®n para que el mal desaparezca, sin que basten los paliativos ni el poner tierra por medio. Sin embargo, un seudo urbanismo de corte autoritario ha concebido operaciones de limpieza de suelo y trasvase poblacional como f¨®rmulas m¨¢gicas de erradicaci¨®n.
Un ataque frontal que abarcara el amplio espectro de causas generadoras del chabolismo requerir¨ªa, por un- lado, unas nuevas medidas en- la legislaci¨®n de la vivienda, en materia de habitabilidad, en mat eria de polic¨ªa del alojamiento clandestino, en materia de barrios, etc¨¦tera; por otro lado, nuevas norm ' as en materia de trabajo, de seg¨¢ridad y, sobre todo, de asistencia social y tambi¨¦n determinadas prescripciones en cuanto a localizaciones industriales y obligaciones empresariales de cara a proporcionar habitaci¨®n a los obreros y empleados. Pero, por encima de todo, y para afrontar el desequilibrio que caracteriza la situaci¨®n presente, habr¨¢ que echar los pilares de una pol¨ªtica de realojamiento.
Las remodelaciones, como aspiraci¨®n de urbanismo social y humano. Un grupo de familias marginadas, en busca de un medio de vida urbano, se instalan en determinado ¨¢rea suburbial y vienen tejiendo a diario durante veinte, treinta y cuarenta a?os el complicado entramado de relaciones que definen la vida en com¨²n de una aglomeraci¨®n humana que ha ido creciendo a lo largo del per¨ªodo. Por precarias que sean las condiciones de vida se habr¨¢ ido generando una plusval¨ªa urban¨ªstica de cuyo disfrute por parte de propietarios, comerciantes e industriales del entorno nadie dudar¨¢. Y un plan de ordenaci¨®n urbana, al modo tradicional, no prever¨¢ sino las correspondientes expropiaciones y . el trasvase de los chabolistas a unas nuevas viviendas, situadas a veinte o treinta kil¨®metros del lugar de actuaci¨®n.
Habr¨¢ que pensar, sin embargo, en la situaci¨®n y en los derechos de los chabolistas. El realojamiento in situ (o en las Inmediaciones) se perfilar¨¢ como un objetivo de reajuste social dentro de las directrices remodeladoras de la faz y de la convivencia urbanas. A la brusquedad de contrastes entre las zonas residenciales de lujo y los n¨²cleos de chabolas, a veces, contiguos, suceder¨¢ la armon¨ªa de un Madrid de barrios remodelados, en el que se sentir¨¢, respecto del pasado chabolista, tanto deshonor como el que pueda sentir hoy un pa¨ªs libre por su participaci¨®n, siglos atr¨¢s, en la trata de esclavos.
Las remodelaciones de barrios, apuntadas como modalidad de los planes especiales de ordenaci¨®n urbana en la vigente ley del Suelo, parecen configurarse te¨®ricamente como pieza angular de una pol¨ªtica urban¨ªstica integral (vivienda y urbanismo). Requieren, no obstante, para su viabilidad, adem¨¢s de disponibilidades de suelo y de medios econ¨®micos, de la participaci¨®n colectiva, pues se trata de un urbanismo de aliento democr¨¢tico. Esto ¨²ltimo habr¨¢ de entenderse en el doble sentido de tratarse no de de cisiones de autoridad, sino de de terminaciones adoptadas en el ejercicio de la autogesti¨®n del propio desarrollo comunitario, y en el de implicar la actuaci¨®n combina da del Estado, el Municipio y las asociaciones de vecinos, tanto en la elaboraci¨®n del plan como en el control de sus realizaciones. La conciencia de barrio, favorecida por una potenciaci¨®n de los distritos municipales, ser¨ªa el elemento inteqcional que dar¨ªa sustancia a la configuraci¨®n de un Madrid sin chabolas.
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