La moda oto?o / invierno
Contaba yo aqu¨ª no hace mucho que don Luis Prados de la Plaza, pasado de bando en la guerra mun¨ªcipal, cronista de la cosa y hoy director del Centro Cultural de la Villa de Madrid (Plaza del Descubrimiento) hab¨ªa rechazado una obra de Lauro Olmo como poco apta para dicho Centro, dando toda clase de explicaciones a los actores de Comisiones Obreras que fueron a verle. Y ahora me pregunto: ?es m¨¢s apto para ese Centro Cultural un pase de modelos el oto?o/Invierno con invitaci¨®n exclusiva a damas clientes con facturas de ropa superiores a las doscientas y pico mil p¨²as?Porque eso es lo que se ha celebrado la otra tarde en el b¨²nker de los chorritos, bajo el queso imperial en porciones de la grandiosa plaza y espantosa f¨¢brica, que dir¨ªa un cl¨¢sico. Estamos en lo que los cronistas mondaines llamamos la rentr¨¦e, porque para ser cronista mundano basta con hablar un poco de franc¨¦s y encontrar absolutamente maravillosas a todas las marquesas, como maravillosas estaban -marquesas o no, que dir¨ªa Juan Ram¨®n-, las que asistieron a la Fiesta de la moda en los bajos del imperio, que era como un pase de modelos en la bodega de la Santa Mar¨ªa.
Estamos, s¨ª, en plena euforia del trapo y todas las casas pasan sus colecciones de pieles, de joyas, de telas, y hay en la hora dudosa, como la llama mi querido vallisoletano Martin Abril, un traj¨ªn de sedas y moar¨¦s malva, cadmio y fucsia, un fragor de suntuosidades sobre ?los delgados cuerpos p¨¢lidos? de las modelos. (Pepe Hierro, que en lugar de perder el tiempo en saraos textiles se lo pasa cultivando el tomate en su parcela, fue quien escribi¨® ?los delgados cuerpos p¨¢lidos?). El caso es que dicen que la cosa econ¨®mica anda mal, pero al guien guarda la pasta en la media de lam¨¦ de oro de la abuela para que la industria se pare y el obrero coma democracia, ya que ha vota do democracia, y esa pasta que no hay para poner en marcha las m¨¢quinas, sale al atardecer con el reclamo de las supremas elegancias de la moda espa?ola, que por cierto es buena est¨¦ticamente, pero discriminatoria y clasista de suyo.
Claro que no era esa hoy nuestra guerra, sino la m¨¢s modesta de la utilizaci¨®n del Centro Cultural Villa de Madrid para fines suntuarios y saraos del trapo. El se?or Prados de la Plaza hace bien en negarle su Centro a Lauro Olmo, que al fin y al cabo es rojo, como todos sabemos, y viene del barrio de Pozas (desaparecido) y del barrio de los Angeles, oliendo a suburbio y pechuga de sardina. El se?or Prados de la Plaza hace bien, asimismo, cediendo su Centro, su b¨²nker cultural, su cosa, a las grandes firmas que han internacionalizado la moda y el buen gusto de Espa?a en el mundo. Hay como una vaga iron¨ªa cruel, perfumada de dior¨ªssimo, en todo esto, pero a m¨ª me va el dior¨ªssimo, te lo prometo.
No se crean ustedes lo de la crisis econ¨®mica. Se lo dec¨ªa yo un d¨ªa a Baltasar Porcel en una entrevista que me hizo:
-Mira Baltasar, el problema econ¨®mico es siempre un problema ficticio. Consiste en que alguien no quiere dar pasta a alguien. Es un problema provocado.
Porque la econom¨ªa y la industria pueden ser problema en un pa¨ªs subdesarrollado, donde no hay tecnoestructura, pero Espa?a es la d¨¦cima o und¨¦cima potencia industrial del mundo, seg¨²n las estad¨ªsticas triunfales y las computadoras franquistas, aqu¨ª tenemos tecnoestructura e infraestructura, y basta con engrasar de pesetas la m¨¢quina para que la m¨¢quina funcione. En Holanda he comprobado, una vez m¨¢s. la cruda realidad de que un flor¨ªn vale 35 p¨²as, o sea que la peseta es una braga, pero el traj¨ªn de estos atardeceres madrile?os de octubre en pos de las ropas chapadas es s¨ªntoma de que hay pasta agazapada. La alta costura, que estuvo en crisis hace a?os, reflorece ahora, cuando dicen que no queda un duro. Hay pasta para lo que hay pasta. Y el fastuoso b¨²nker acu¨¢tico-imperial de Col¨®n se llen¨® la otra tarde de altas damas, calandrias. Lauro Olmo, como un Manrique de su¨¦ter, se pregunta en el caf¨¦ Lyon: ??Aquellas ropas chapadas, qu¨¦ se hicieron?? Prados de la Plaza te lo dir¨¢, Lauro.
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