Los partidos afrontan la negociaci¨®n de un "compromiso hist¨®rico"
El programa econ¨®mico que el Gobierno comenzar¨¢ a negociar hoy con las fuerzas pol¨ªticas representadas en el Congreso se inicia con una fase de saneamiento en la que se incluye una asignaci¨®n de 100.000 millones de pesetas a la lucha contra el paro, congelaci¨®n salarial en torno al 22%, descuento del 50% en las cargas de la seguridad social para puestos de trabajo de nueva creaci¨®n, despido pr¨¢cticamente libre -para los contratados a partir de la promulgaci¨®n del plan- y libertad de implantaci¨®n de la banca extranjera, junto a la ya anunciada reforma fiscal. Sobre la mesa de hegociaci¨®n quedar¨¢ planteada la posibilidad de un ¨®rgano de control del programa con representaci¨®n de los partidos pol¨ªticos.La congelaci¨®n salarial prevista para el sector p¨²blico (22%) est¨¢ elegida en virtud de los c¨¢lculos gubernamentales sobre subida de precios, que llegar¨¢ aproximadamente a ese nivel. Se trata de una congelaci¨®n que el Gobierno est¨¢ dispuesto a llevar adelante con toda firmeza, tambi¨¦n en el sector privado, incluso con advertencia de retirada de toda clase de ayudas a las empresas que incumplan dicho tope. Parece que se va a tratar de arbitrar f¨®rmulas que permitan distribuir ese 22 % de forma desigual, entre los distintos niveles de renta: producir¨ªa efectos m¨¢s beneficiosos en los sectores con menor poder adquisitivo, mientras se tratar¨ªa de contener los niveles medios y de contraer los altos.
Parece fuera de duda que el programa economico gubernamental va a permitir un despido pr¨¢cticamente libre para los trabajadores contratados a partir de la entrada en vigor del mismo. Aunque no ha sido posible conocer m¨¢s detalles al respecto, se estima probable la introducci¨®n de mecanismos para dar de alta en el seguro de desempleo a los trabajadores afectados por el despido libre. Como estimulo a la contrataci¨®n de trabajadores por las empresas, se establece una disminuci¨®n del 50% de las cargas de la Seguridad Social sobre los nuevos puestos de trabajo. Sigue en la p¨¢gina 11
Cien mil millones de pesetas para paliar el paro
(Viene de la primera p¨¢gina)
El problema del control de precios no est¨¢ contemplado con excesivo detalle, en virtud de la dificultad de controlarlos con mecanismos que pretendan atacar frontalmente el problema. Por el contrario, se conf¨ªa m¨¢s bien en el juego del conjunto de los mecanismos previstos para tratar de contener moderadamente la inflaci¨®n. No obstante, existe la voluntad de ejercer un control serio sobre una selecci¨®n muy reducida de art¨ªculos.
A fin de cubrir el previsible incremento de necesidades a atender por el Seguro de Desempleo, se prev¨¦ el reforzamiento de 60.000 millones de pesetas en la asignaci¨®n prevista para el mismo. Asimismo, se destinar¨¢n 40.000 millones de pesetas a Obras P¨²blicas que puedan paliar el problema del desempleo. Tambi¨¦n se prev¨¦ una emisi¨®n de deuda de 40.000 millones de pesetas.
La contrapartida a la disciplina salarial y al despido libre parece que va a establecerse por medio de la reforma fiscal -ya ha comenzado a legislarse en este sentido-, una pol¨ªtica educativa que incluya .el compromiso de alcanzar ciertos niveles en incrementos de escolarizaci¨®n, intensificaci¨®n de la construcci¨®n de viviendas y otras cuestiones de este car¨¢cter. Se prev¨¦ igualmente una reforma del sistema financiero -cuyos detalles a¨²n no han podido ser filtrados- y una democratizaci¨®n de ciertas instituciones crediticias que, como las cajas rurales, est¨¢n muy vinculadas en la actualidad a sectores de la derecha m¨¢s comprometidos con el franquismo.
El programa gubernamental -dato significativo- incluye medidas para facilitar la libertad de implantaci¨®n de la banca extranjera en Espa?a. Hay un programa en materia de energ¨ªa y otros sobre agricultura, con una reforma prevista de la legislaci¨®n sobre arrendamientos r¨²sticos, a fin de favorecer el acceso a la propiedad de la tierra.
No parece claro, por el contrario, lo que vaya a ocurrir con la legislaci¨®n sobre acci¨®n sindical, y las fuentes consultadas apenas citan otros datos que un proyecto de regulaci¨®n de la huelga, y otro para resolver el problema del patrimonio sindical.
Control por los partidos pol¨ªticos
Todo lo que, implica este programa ser¨ªa ejecutado por el Gobierno, sin que, de momento, sean previsibles cambios sustanciales en su actual composici¨®n -y dejando a salvo la posible incorporaci¨®n de la minor¨ªa vasco-catalana-, aunque las reuniones de la Moncloa comienzan hoy, y, por tanto, ah¨ª podr¨ªan tomarse las decisiones de fondo correspondientes.
La idea que exist¨ªa horas antes de comenzar dicha reuni¨®n es que las fuerzas pol¨ªticas convocadas -que constituyen todas las que tienen representaci¨®n en el Congreso de Diputados- y su posible influencia sobre las centrales sindicales (en algunos casos), deben estar presentes, de alg¨²n modo, en el control del proceso posterior a la aprobaci¨®n o consenso t¨¢cito en torno al plan.
Para ello, algunas fuerzas pol¨ªticas -la comunista entre ellas- proyectan la creaci¨®n de un ¨®rgano de seguimiento, constituido por representaciones cualificadas de las fuerzas que presten su acuerdo al tema, con la competencia espec¨ªfica de controlar la marcha del plan. Parece darse a este organismo m¨¢s importancia que al propio control parlamentario que, sin que pueda ser abandonado en v¨ªa muerta, pasar¨ªa a adquirir un car¨¢cter de refrendo global a las decisiones t¨¦cnicas del ¨®rgano mencionado. El funcionamiento real de este sistema y sus repercusiones pr¨¢cticas constituyen una de las inc¨®gnitas del tema y quiz¨¢ la contrapartida m¨¢s importante a solicitar por varias de las fuerzas participantes en la reuni¨®n a cambio de su apoyo.
Las centrales sindicales no han prestado su consentimiento a los aspectos del plan que les han sido consultados, y no es aventurado suponer que su aprobaci¨®n y puesta en funcionamiento podr¨ªa provocar conflictos sociales de envergadura.
Sin embargo, junto a las distintas consideraciones que se hacen sobre la organizaci¨®n y fuerza de los sindicatos -para unos, la manifestaci¨®n del jueves en Madrid fue una prueba de fuerza irrefutable; para otros, las centrales carecen de cajas de resistencia suficientes para mantener conflictos generalizados muy prolongados-, prima el dato de que las centrales no cuentan con una afiliaci¨®n masiva entre la poblaci¨®n trabajadora. Despu¨¦s de las elecciones sindicales es posible que la afiliaci¨®n continuara siendo relativamente baja, aunque entonces las centrales contar¨ªan con una masa de votantes mucho m¨¢s alta que su propia afiliaci¨®n; pero -y ah¨ª est¨¢ el peligro para la clase trabajadora-. probablemente no tendr¨ªan suficiente organizaci¨®n ni recursos para defender, de modo intensivo y extensivo, las reivindicaciones de los trabajadores, reproduci¨¦ndose, en cierta manera, la situaci¨®n existente respecto a los partidos pol¨ªticos.
En cualquier caso, para el comunista Ram¨®n Tamames ?el fracaso del plan econ¨®mico significa un Gobierno autoritario. El deterioro de la situaci¨®n es enorme, y ya estamos en la fase de una suspensi¨®n de pagos -porque no otra cosa es el eufemismo de la moratoria de deudas pedida por Ensidesa, por ejemplo- incluso de las empresas p¨²blicas. En este pa¨ªs se han evadido, desde el 20 de noviembre de 1975, m¨¢s de 200.000 millones de pesetas?.
El socialista Felipe Gonz¨¢lez, m¨¢s cauto respecto al fondo y a la forma, se ha manifestado partidario de ?una negociaci¨®n de verdad sobre la problem¨¢tica econ¨®mica y pol¨ªtica del pa¨ªs y no ¨²nicamente la voluntad de crear una imagen ante el pa¨ªs. Tenemos voluntad de lograr acuerdos sustanciales, aunque sabemos que hay limites; pero lo importante, en todo caso, es sacar al pa¨ªs de la crisis. Habr¨¢ acuerdo en algunos puntos, otros se consideran insuficientes y en algunos se producir¨¢n, probablemente, posturas contradictorias?.
La actitud del PSOE va a ser clave en este asunto -un miembro de la ejecutiva de dicho partido afirmaba hace unos d¨ªas que si su partido vota contra el programa econ¨®mico, habr¨ªa crisis de Gobierno en forma segura-, y se abre de este modo una negociaci¨®n verdaderamente delicada. En el fondo de todo este asunto parece dibujarse la idea de que el pa¨ªs sea conducido, en los pr¨®ximos meses, por el sector socialdem¨®crata de la UCD -en alianza con el presidente Su¨¢rez y los sectores que le son pr¨®ximos- y con un apoyo-presi¨®n de la izquierda parlamentaria.
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